Día 236: The X-Men vol. 1 #108. Diciembre de 1977
Debut de John Byrne, dando comienzo a una etapa histórica y brillante de la Patrulla-X, acompañado, como no, por Chris Claremont.
Banda sonora: ¿es el fin del Universo? ¿Es realmente el Armagedón? De eso nada. O al menos no todavía. En 1977 tenemos a Meat Loaf cantándonos eso de que "Heaven Can Wait".
https://www.youtube.com/watch?v=C-SllzH8D4ACréditos: Chris Claremont (guion); John Byrne (dibujo); Terry Austin (tinta); Orz Wohl (rotulación); Andy Yanchus (color).
Portada de Dave Cockrum y Annette Kawecki.
Nos despedimos en mitad de un trepidante arco con Dave Cockrum y nos despertamos con su desenlace bajo las lápices de John Byrne. Por eso, es un detalle bonito que el cómic acabe dedicado "con respeto y admiración", a Dave Cockrum, quien "ayudó a convertir el sueño en realidad"
.
Pero reubiquémonos en esta gloriosa gesta. Una vez derrotados los sh'iar, Cíclope va poniendo al día a todo el respetable de lo que significa la apertura del cristal M'kraan. No en vano, ese poder se llama "el fin de todo lo que existe". Y en este número descubriremos por qué.
La desesperación por el fin inexorable del Universo, -tal y como lo conocemos, hay que añadir- se palpa en la Tierra. Los mismos Vengadores se muestran impotentes. Prácticamente lo único que pueden hacer es consolarse. En la Casa Blanca tiran por la estrategia de la negación.
Estos detalles de universo compartido, con la Bestia ya plenamente incorporada a las filas vengadoras, me parecen todo un acierto. Hace que la amenaza sea casi palpable para el lector. Ahora, todo el destino del universo está en manos de la Patrulla-X y los Saqueadores Estelares. ¿Cómo "cerrar" el portal abierto por el cristal? Mientras los mutantes se lo piensan, aparece una nueva complicación. El cristal tiene guardianes. Una vez abierto, nadie puede entrar en el para detener la destrucción. Lobezno lo intenta y Jahf, el guardián, lo pone en órbita.
Qué gracia me ha hecho este conjunto de viñetacas
. Lobezno será recogido por Waldo, a bordo de la Saqueadora Estelar cual pelota de béisbol. Jahf es pequeñito y matón. Los poderes de la Patrulla no valen de nada. Ni siquiera cuando Fénix le lanza un meteorito encima.
Cuando el polvo se asienta, Jahf emerge, impertérrito, de la cósmica pedrada del Fénix. Si esto no lo derrota... nada podrá hacerlo. Bueno, si: el grito sónico de Banshee, mira, lo que menos esperarías. El irlandés cree que Jahf es un robot y su poder puede destruir sus circuitos.
No se lo piensa y se lo juega todo a una carta: concentrando al máximo su poder en un grito dirigido, logra acabar con Jahf. Pero atención, porque el sobreesfuerzo ha dejado a Sean tocadísimo de la garganta. Y esto será algo que tendrá consecuencias... y hasta aquí quiero leer.
Sin embargo, el esfuerzo del buen Sean parece haber sido en vano, pues un nuevo y, aparentemente, más poderoso guardián, toma el relevo de Jahf. Se trata de un gigantesco robot llamado Modt. Y Modt les advierte que, incluso si le derrotan, otro más fuerte tomará su lugar.
Los aliados no tienen ya respuesta a esta nueva amenaza. Con ánimo más vengativo que otra cosa, Raza agarra a D'ken y, lleno de ira, lo lanza contra el cristal D'Ken esperando matarle. Sin embargo, en su lugar, el Emperador no muere y el tiempo se detiene por un momento.
De repente, los Saqueadores, la Patrulla y el mismo D'ken se ven dentro de una extraña ciudad desolada. ¿Cómo han llegado aquí? Jean se lo explica a Scott: están dentro del cristal M'Kraan. Los guardianes tenían la función de evitar que nadie entrase: pero D'ken lo hizo.
Así que los guardianes no les seguirán, una vez dentro. En el entro de la ciudad late una esfera de energía: Jean se acerca a ella y siente belleza, pero también vida, y también dolor. Al tocar la esfera, Jean se vuelve intangible y se liberan unos rayos contra los personajes.
El poder del ataque resulta ser psíquico: cada uno de los héroes queda atrapado en sus propias pesadillas, en sus temores más profundos. Excepto en el caso de Jean: porque su principal trauma está relacionada con la muerte, pero ella ya lo vivió. Ya murió... y renació.
Una vez comprueba que puede liberarse del ataque del cristal, nuestra majestuosa pelirroja corre a atender a Cíclope: sus temores, sean los que sean estos, están provocando que Scott libere sus rayos a plena potencia. Jean necesita dejarlo KO de una descarga psíquica.
Pero es demasiado tarde: los rayos de Scott han golpeado la esfera y, con ello, agrietado el corazón del M'Kraan. Lo que quiera que haya dentro no tardará en liberarse. Usando el poder del Fénix, nuestra protagonista se introduce dentro de la esfera dorada.
Lo que halla dentro es inquietante: en el corazón del cristal se esconde una galaxia de neutrones, nada menos. Está rodeado por una celosía de antimateria, que se encarga de contener el poder destructor de la Galaxia N. Pero la celosía está dañada. En cuanto la Galaxia prisionera atraviese la fracturada red, atraerá con su masa a planetas, sistemas enteros, provocando una destrucción total. El mundo renacería luego, sí, pero sería uno completamente distinto. Como un nuevo big bang.
Mientras Claremont nos cuenta estos interesantes fenómenos cósmicos, no podemos dejar de insistir en el hecho de que no cualquier persona puede sintonizar con energías tan brutales. Solo Fénix puede hacerlo. En las viñetas de este tebeo, tenemos sobradas oportunidades para verlo. Y es notorio el que Fénix sienta belleza en tanta destrucción. Esto quiere anticipar sin duda que el poder del Fénix, más allá de ser casi inconmensurable, es destructor y oscuro. Y a Jean, como sabemos, acabará por afectarle. Ya estamos en la Saga de Fénix Oscura, en realidad.
Sin embargo, es curioso que sea la parte humana de Jean la que marque la diferencia. Cuando ella comprueba que la Galaxia N está absorbiendo su energía vital, se aferrará a sus amigos para, usando una mezcla de drenaje de energía vital y amor por ellos, coser la celosía.
Cuando Jean reclama la ayuda de Corsario, le llama "Comandante Summers". Este, atónito, asiste a una impactante revelación: él es el padre de Scott Summers, alias Cíclope. Y nosotros nos quedaríamos igual de sacudidos por la noticia de no ser porque ya hemos leído esto antes.
Fénix vuelve a introducirse en el corazón del cristal, dejando que toda la fuerza Fénix tome el control, aunque anclada a la humanidad de Jean. En su mente se forma una imagen de un árbol de la vida, en el que cada amigo tiene un lugar. El Fénix toma el corazón del árbol.
Y así vuelve a tejer la celosía, vuelve a encerrar la Galaxia N en el interior del cristal M'Kraan, evitando un apocalipsis que ya era inminente. El poder liberado por el Fénix desafía ciertamente la imaginación, pero no vendrá sin consecuencias.
Los X-Men vuelven a la tierra por el mismo portal que abrió Shakari. Pero no lo harán solos. Lilandra emerge del portal poco después de que lo hagan los mutantes, destruyéndose este tras atravesarlo la princesa. Al otro lado del portal espera el Señor del Fuego, a quien habíamos dejado allí, en los tejados del Greenwich Village, atacando a Xavier y Misty. Sin embargo, ahora es ya aliado, al haber sabido del engaño en que le enredó Eric el Rojo. Menos mal.
Lilandra explica que D'ken se ha vuelto loco, tras entrar en contacto con el cristal. Ella es ahora la heredera del Imperio Sh'iar. Pero también una rebelde traidora. Con el tiempo, sabe que será llamada al trono. pero mientras tanto, solo quiere estar con su amado, Xavier.
Y es de este modo, como finaliza una de las historias más alucinantes de la historia de los mutantes. Lejos de asistir a una batalla de puñetazos y patadas, se resuelve la trama como corresponde: con elementos cósmicos que escapan, en buena medida, a nuestra comprensión. Hay mucho que contar de todo esto, pero esa es la grandeza de esta etapa: estamos prácticamente al principio de una extensa trama con múltiples ramificaciones que se irán desenvolviendo poco a poco, hasta confluir en el épico final de la Saga de Fénix Oscura.
El camino de Jean Grey resulta particularmente interesante. Empezó comom miembro de pleno derecho de la Patrulla-X, para acabar siendo una secundaria recurrente en los 60 y 70, marchándose de la Escuela para buscarse la vida como una mujer "normal". Cuando Chris Claremont toma el testigo, ni siquiera la integra en las filas del equipo. Pero, desde un inicial segundo plano, irá acaparando cada vez más y más viñetas, hasta, de repente, convertirse en la miembro más poderosa y con mayor protagonismo de la Patrulla-X.
Quedaos conmigo, porque esto solo va a ir a mejor. Ya os lo digo. ¡Feliz Sábado! Que renazcáis bien de vuestras cenizas.