Día 155: X-Men: The Hidden Years #19. Junio de 2001
Seguimos con X-Men The Hidden Years #19, por John Byrne y Tom Palmer. Parece mentira pero poco a poco estamos ya agotando esta serie.
Banda sonora. Escapar de La Promesa parece difícil. Es como que un camello pase por el ojo de una aguja. ¿O era al revés? ¿O cómo? Dejemos que Queens of The Stone Age canten "Needles in the Camel's Eyes", versión de Brian Eno originaria de 1973.
https://www.youtube.com/watch?v=RAU7ay0D7Ws
Créditos: John Byrne (guion, dibujo, rotulación); Tom Palmer (tinta); Gregory Wright (color).
Portada de John Byrne.
Al final del capítulo anterior, se preguntaba Lorna qué habría sido de Jean, Scott, Bobby y Hank. Pues el tebeo nos responde rápido, ya que empieza con los héroes enfrentándose a bichos gigantes. Pero ¿Qué ha hecho con ellos La Promesa? ¿Dónde están?¿Acaso han empequeñecido?
Pues no. Hank y Scott llegan a la deducción de que es el entorno el que está grande. Nada de hacer de El Hombre Hormiga o la Avispa hoy. La telepatía de Jean no funciona, pero al menos los hombres-X saben dos cosas sospechosas:
1) las hojas superiores de los árboles forman una cúpula, por lo que parece lógico asumir que están en una especie de prisión formada por un hábitat de vegetación y fauna gigante y 2) un rayo óptico de Cíclope, que lanza para combatir a los bicharracos que les atacan, y que impacta contra el suelo, revela una plancha de metal bajo la tierra, de un material que no está hecho por humanos, aparentemente, según Hank. Qué raro esto ¿no?
Se supone que el plan de Messenger era enviar a la Patrulla a un lugar donde no pudieran interponerse en su camino. O al menos algo así le dijo a Lorna en el capítulo anterior. Pero ahora vemos al Hombre Topo, nada menos, observando a nuestros protagonistas desde unos monitores.
El villano parece estar sorprendido de hallar a los mutantes, aunque otra interpretación posible es que Messenger los haya dejado a sus "cuidados". No sé qué concluir, pero, de cualquier modo, el viejo Harvey recuerda que ya se encontraron antes. Ocurrió en The X-Men #34, un capítulo bastante infame en realidad, de Arnold Drake, donde la patrulla-X bajaba a las entrañas de la Tierra a recuperar al Hoombre de Cobalto ¿quién se acuerda?
Aunque hay que añadir que incluso antes, en el famoso Anual de los 4F dedicado a la boda de Sue y Reed, ya habían tenido su primer encuentro. En los dos había salido mal parado, así que ahora parece querer desquitarse. Mientras Harvey se prepara, Cíclope explora el extraño metal que tiene delante, y comprueba que sus rayos no pueden arañarlo siquiera.
En esas están, más o menos, cuando se les aparece una proyección mental de Messenger. Ahora sabemos por qué Jean sentía esa extraña estática en su telepatía. Era cosa del otro telépata, que prácticamente grita mentalmente en las cabezas de los protas su historia de obligado relato. Ya sabemos que a los villanos -o semivillanos- les gusta irse de la lengua contando sus cosas, así que Meseenger no iba a ser menos, y empieza su narración: una vez, cuando él era joven y sus poderes despertaron, se dedicó a viajar por el mundo, reclutando un pequeño grupo de mutantes. Byrne hace decir a Messenger que sus poderes, y los de sus discípulos, eran reducidos todavía, porque aún no había empezado la Era Atómica, lo que parece buscar de propósito ahondar en la explicación habitual de los 60 de que las mutaciones eran cosa de la energía atómica, o que al menos lo eran en su mayor parte.
Pero Messenger sí tuvo, aun con esa desventaja, el suficiente poder para, combinándolo con el de sus seguidores, influir en el desenlace de la Primera Guerra Mundial, evitando mayor sufrimiento del necesario a mutante y humanos, acortando el conflicto. Sin embargo, al final volvió a quedarse solo, ya que sus seguidores morían o languidecían, e ideó el plan de hibernar, despertar cada diez años y reclutar a sus mutantes.
Lo cierto es que, llegados a este punto, me pregunto qué sentido tiene que Messenger le cuente todo esto a los héroes. Supongo que será ego villanesco, porque, de cara al desarrollo de la trama, no resulta ni siquiera conveniente para Messenger. Simplemente añade que, en su prisión con forma de hábitat gigante, podrán sobrevivir, pero no escapar. Y así se va como "vino".
A falta de algo mejor que hacer después de las anécdotas del abuelo Tobías, la Patrulla se vuelve para la extraña plancha de metal bajo la tierra que reveló el rayo de Cíclope. Parece irrompible pero, una vez que Bobby congela las junturas de la estructura de metal, esta logra ensancharse, creando una dilatación. Como podéis ver, esa dilatación es suficiente como para que Cíclope abra un buen boquete con sus rayos ópticos. ¡Trabajo en equipo! Tras introducirse por la abertura, descubren un túnel inmenso que se extiende kilómetros y kilómetros en ambas direcciones.
Hank ya tiene claro que se encuentran bajo tierra, lo que incluye no solo el túnel, sino también, en su opinión, la superficie de arriba. Explorando el gran pasadizo, la Patrulla llega a una inmensa pasarela que parece desembocar en una estructura cilíndrica.
Los Hombres X piensan, bastante razonablemente, que, en el lugar donde el desfiladero de metal se toca con la estructura del enorme cilindro habrá una puerta, pero, contra todo pronóstico, no es así, Además, para su desgracia, son aspirados hacia las aspas del sistema de ventilación gigante del lugar. Cíclope impacta en el colosal ventilador con sus rayos, pero no impide que sean atraídos hacia lo que parece una muerte segura por descuartizamiento. Por suerte, aterrizan sobre la rejilla metálica y no son destrozados por las aspas.
Sin embargo, el ataque de Cíclope ha hecho que el mastodóntico sistema de evacuación de aire deje de funcionar. La Patrulla pasa, por tanto, de estar atrapada como moscas contra la rejilla del sistema de ventilación, sin poder moverse, a caer al vacío, más y más abajo. Y así siguen, en modo Alicia en el País de las Maravillas por la madriguera del conejo, hasta que llegan a una cueva muy profunda. Menos mal que estaban protegidos en su caída por la telequinesis de Jean, siempre siguiendo fielmente las instrucciones de Cíclope, que ella no sabe manejar sus propios poderes
Pese a todo, la fuerza del choque por el aterrizaje deja inconsciente a Jean y a Bobby, pero no a Bestia y a Cíclope. Aunque mira por dónde, aparece el Hombre Topo y deja frito a Hank, a traición, con su bastón de energía.
Mientras los viajes de la Patrulla por el inframundo quedan en suspense, tenemos que saltar a la otra parte de la trama, que sigue a Messenger y a Lorna, ya metida a la fuerza en la cámara de hibernación, junto a Ángel y a Kaos. Sin embargo, Messenger no contaba con Lucy -recordemos, aquella mami miembro de La Promesa que se había encaprichado con Warren-. Después de salir de su propia cámara de hibernación, abre la de Warren y le propone que escapen juntos, para recuperar la vida que La Promesa le robó.
La verdad es que, viendo los métodos forzosos de reclutamiento de Messenger, que además parecen incluir cierto reacondicionamiento mental durante la hibernación -o esto al menos le dice el anciano a Lorna-, no me extraña que Lucy quiera salirse del camino marcado. Pero el Ángel no piensa largarse sin Kaos y Lorna.
No sé cómo acabará este arco, porque el episodio termina aquí. Es posible que los buenos cuenten en breve con la ayuda de Xavier, pues, en otras viñetas sueltas de él junto a Teri -la mami de Ash, la otra mutante que dominaba materia inerte- vemos cómo pierde la conexión con sus pupilos, como si no estuvieran en la Tierra.
Y hasta aquí una nueva entrega más. Mañana, para variar, empezaremos a alternar la traca final de Los Años Perdidos con algunos números de Los 4F. No os los perdáis