Día 154: X-Men: The Hidden Years #18. Mayo de 2001
Banda sonora: de todas las posibles versiones personales que hay por ahí, tal vez la interpretación fúnebre de los Rolling Stones en "Brown Sugar", hecha por Ryan Adams y Beth Orton en 2001 merezca estar en el top10
https://www.youtube.com/watch?v=QLXZUtmrGJk
Créditos: John Byrne (guion, dibujo, rotulación); Tom Palmer (tinta); Gregory Wright (color).
Portada de John Byrne.
Bueno, pues aquí estamos de nuevo ¿Por dónde íbamos? Polaris había conocido a una especie de grupo superpoderoso clandestino, que ahora descubrimos se hace llamar La Promesa. Fueron los que estuvieron jugando con la cabeza de Lorna en episodios anteriores. La chica había desaparecido o, por mejor decir, había desparecido pero luego había sido vista por Alex Summer, mientras se iba flotando. Al empezar este tebeo, vemos a Ángel que se la encuentra al volver de su desventurada visita a la mansión familiar -recordaréis lo de la boda, con trágico desenlace- Ella va como en trance hacia un edificio.
Cuando el resto de la Patrulla-X está decidiendo el mejor curso de acción para buscar a Lorna -entre otras cosas, como hacerse reproches-, reciben la llamada de Warren desde una cabina de teléfono, quien les indica dónde ir a buscarla. Mientras, Lorna, al llegar a un edificio en trance, es abordada por Tad Carter. Sin embargo, este le asegura a Lorna que está a salvo y le presenta a "La Promesa", un grupo de aparentes super héroes que ya habíamos visto en el episodio anterior, y donde ahora se confirma que el Sr. Messenguer es el jefazo.
En la reseña anterior, la forma y diseño de los bocadillos de texto me pareció que representaba a alguien hablando a distancia por algún teléfono o similar. Pero no, como ya apuntó con acierto X-Grapa, es la telepatía de Messenguer, que no puede hablar, a diferencia de Xavier. Al final no había jefes en las sombras acariciando gatitos ni nada de eso.
La Patrulla-X ya ha llegado a las instalaciones donde se encuentra la Promesa, junto a Lorna. Sin embargo, descubren que el perímetro de la casa está equipado con unas extrañas defensas para impedir la entrada, que producen sueño. Así, como lo leen. Por eso Warren no pudo actuar, pese a que ya intentó entrar en la casa, algo que se narró fuera de cámara.
Para colmo, cuando Jean explora mentalmente los alrededores, solo encuentra algo parecido a un agujero negro. No acaban ahí sus problemas, ya que se las ven con un monstruo gigantesco que irrumpe en el lugar. Mientras, Lorna pide explicaciones a la Promesa, y las recibe. Más o menos.
Los miembros de la Promesa, para empezar, son mucho más viejos de lo que parecen. El propio Tad Carter, quien aparenta ser un joven lozano y apuesto, tiene 40 años más de los que Lorna le echaría. Alguno de ellos, como es el caso de Simon Lestron, parece ser un niño pero es viejuno.
¿De dónde sale todo esto? Se impone la típica historia para calmar al ya ansioso lector. En realidad, La Promesa fue un grupo de mutantes inicialmente reclutados en contra de su voluntad por el malvado Garra Amarilla para dominar el mundo. Sin embargo, su plan falló por... causas que no se dicen en este tebeo.
Y fue entonces cuando se presentó Tobias Messenguer, nuestro abuelo telépata émulo de Xavier, para reclutarlos y formar "La Promesa", a la que se unieron más tarde el propio Carter y la también telépata Gracie Smith. Eso fue hace mucho tiempo. Parecen más jóvenes porque la mayor parte del tiempo están en animación suspendida, siguiendo instrucciones de Messenguer. Solo salen de ese estado una semana cada diez años, para comprobar si el mundo está bien o ya se ha ido todo a la porra. Eso parece explicar por qué Cerebro no los detectó antes: cuando salieron la última vez, Cerebro no había sido construido. Me quedo pensando y concluyo que esa explicación no puede dar cuenta de por qué Cerebro no los detectó justo ahora que han salido, pero en fin... ok , Byrne.
Sea como sea, el propósito declarado de Messenguer es, de alguna manera, velar por el equilibrio en la guerra que se avecina entre el homo sapiens y el homo superior. Al final, dada la superioridad mutante, solo esta raza puede ganar el conflicto en el futuro. Pero esto provocaría luego guerras por el poder entre los propios mutantes. "La Promesa" debe su nombre precisamente a la esperanza puesta en que eso no ocurra, gracias a la actuación en el presente del grupo. Ni Xavier, con su ingenua coexistencia pacífica, ni Magneto, con su supremacismo, evitarían el desastre. Y quieren reclutar a Lorna para que les ayude en su causa.
Mientras Messenguer va lanzando estas píldoras explicativas, la Patrulla-X está siendo atacada en las afueras de la base de operaciones de La Promesa. Además, de cuando en cuando, Messenguer es informado mentalmente por miembros de La Promesa sobre cómo marcha la batalla. Esto hace que vayamos arqueando la ceja porque algo huele mal en todo esto.
Ya no nos fiamos mucho de las intenciones de Messenguer y su grupito. En el exterior, la Patrulla lucha contra el bicho gigante, pero pronto empiezan a desaparecer ellos mismos, siendo sustituidos por versiones suyas que son formas monstruosas. Aquí, en esta viñeta, por ejemplo, Cíclope estaba junto a Jean, y de pronto desaparece y en su lugar aparece una extraña abominación, que Summers abate con sus rayos ópticos.
Es hora de sumar 2+2, y darse cuenta de que en realidad la Patrulla-X está luchando consigo misma. A cada uno les parecen monstruos los demás, pero solo porque Gracie, -telépata en La Promesa según Linkedin- está manipulándolos mentalmente. Esto hace que se derroten ellos mismos.
Con todo, hay algo que no me cuadra. En esta viñeta, vemos a Kaos dejando KO a su hermano Cíclope. Pero se supone que los Summers son inmunes a los poderes de los otros ¿no? En esta época de los 60, es verdad que todavía se causan algo de daño, así que podría ser algo de eso.
Con La Patrulla-X en el bote, Byrne da espacio a algunas dinámicas peculiares entre los desconocidos miembros de La Promesa: Messenguer planea deshacerse de la mayoría de la Patrulla-X, pero una miembro de La Promesa, Lucy, parece haberse encariñado con Ángel.
A Carter le ha pasado lo mismo con Lorna, pero Lucy tuvo que ver además cómo sus hijos crecían y envejecían sin ella, y uno de ellos moría en Vietnam. Mientras, Simon tiene que lidiar con el hecho de ser un hombre en el cuerpo de un niño. Byrne tiene muy pocas viñetas para lograr que empaticemos con La Promesa, así que tiene cierto mérito que consiga que captemos la difícil situación emocional de sus miembros. Esto no es simplemente gente que hiberna y se despierta tan pancha.
Bajo los subterráneos de la casa, La Promesa está preparada ya para entrar en animación suspendida, metidos en unos trajes especiales. Vemos de refilón al Ángel en la misma situación, y Lorna nos hace enterarnos de que lo mismo pasa con Kaos. Lorna pregunta qué ha sido del resto de la Patrulla-X y recibe una respuesta más bien ambigua: están en un lugar donde no molestarán. Pero no tiene mucho tiempo para procesar más, pues descubre horrorizada que van a hacerla hibernar a la fuerza. Así de emocionante se queda esto.
Hay que añadir al tronco central de la historia un par de páginas en las que Xavier sigue en casa de Ashley. Pero realmente no se avanza mucho más allá de un intercambio de reflexiones sobre el temor a los mutantes y cómo asumir que tu hija puede ser una de ellos de la noche a la mañana. En términos de historia, poco más.