He leído
100% Marvel Daredevil: El Hombre sin Miedo Nº 8.
Anteriormente y
hace un tiempo me quedaba a las puertas de final de la etapa de Waid en la cabecera de Daredevil y con este tomo por fin pongo remedio a eso. En este voluminoso recopilatorio llegamos al punto final y la despedida de un autor que ha conseguido establecer un equilibrio entre la luz y la oscuridad del personaje. Leyendo estos números me he dado cuenta que a pesar de que el género y ciertos iconos de una editorial como Marvel son una especie de vacas sagradas, Waid ha conseguido transmitir mucha frescura y una sensación real de cambio. Todo el tema de la revelación pública de Matt, así como ahora su autobiografía, incluso vemos ese cambio de aspecto sin máscara, son movimientos bastante arriesgados que son bastante inesperados y que se han construido con cimientos muy sólidos.
Por otro lado, cabe destacar el tratamiento de los personajes, no solo con ese Foggy atravesando uno de los momentos más duros de su vida, luchando contra el cáncer, sino el papel de Kristen, que se ha perfilado como la pareja ideal de Matt en todas sus facetas de la vida, aportando transparencia y una relación consistente que traspasa las páginas. Este nuevo rol de Matt, sin tantos dramatismos ofrece una nueva perspectiva y a la vez uno de los puntos más interesantes de la etapa. Sinceramente, creo que estamos ante uno de los mejores momentos de esta cabecera en décadas. Incluso en el apartado de villanos, a pesar de tener un nuevo e importante enfrentamiento con Kingpin, o ese conflicto con Mortaja, y sin perder de vista momentos claves de su pasado, tenemos ese soplo de aire fresco. Hay una conjunción entre el pasado y el presente del personaje muy bien llevado, que nos lleva a una serie de tebeos bastante buenos que a pesar del nuevo enfoque del personaje no son más que una exploración de la esencia de Daredevil, la cual no ha perdido de vista en ningún momento Waid. Quizá el único pero que le pondría es cuando narran esa historia del pasado del héroe, en sus inicios, que introduzcan un espacio de tiempo concreto o que aparezcan móviles y cosas así. No sé, creo que era algo de lo que se podía prescindir perfectamente, porque la historia hubiese funcionado igual sin el móvil y sin apuntar que sucedió hace 5 años. Este tipo de errores tan habituales en la actualidad y que se pueden obviar, porque son totalmente innecesarios. Por lo demás, un trabajo muy sólido el de Waid, bastante disfrutable y, que como bien indica
Julián en su prólogo, merece revisitar con el tiempo y con una lectura continuada, para volver a disfrutar de una etapa que a partir de este momento se incluirá entre las top del personaje.
Por último, no podemos olvidar el arte de Chris Samnee, que ha seguido un poco la senda marcada por Paolo Rivera y Marcos Martín, cuyo estilo encaja perfectamente con el tono de la serie. Me gusta mucho como dibuja este artista en esta serie. Estoy convencido que la calidad de los dibujantes implicados en esta etapa a contribuido a que su calidad sea tan alta y, sobre todo, tan disfrutable. Ahora solo falta ver si Soule estará a la altura del relevo, que según he leído por aquí parece que no. Pero bueno, esa será una historia para otro día.