He leído
El Green Lantern Nº 6.
Retomo la lectura de la serie tras mi
anterior comentario.
Resulta raro que vaya a ser yo el que comente primero este mes, con el retraso que llevo. Esta grapa supone, bajo mi punto de vista, el final del primer ciclo argumental, aunque realmente Morrison está tejiendo una historia-río que se sitúa a caballo entre el género policíaco y la ciencia ficción. Como ya veníamos observando,
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Morrison, una vez más, me ha vuelto a sorprender. principalmente, porque pensaba que
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se iba a prolongar mucho más. Pero, por el contrario, se ha ventilado la situación bastante rapidez. Hal intenta prolongarlo, pero al final, con la intervención de la familia Strange todo se acaba acelerando. me llama la atención, porque creo que todos pensábamos que íbamos a tener un poco más de esa dosis policíaca-galáctica que viene impregnando la etapa, pero parece que el calvo tiene las ideas muy claras y la serie tiene un ritmo algo vertiginosos en ocasiones. Cabe destacar la figura de Mu, un personaje que representa el típico megalómano del género, el cual se dedica a explicar su planes tranquilamente. Sin embrago, a pesar del perfil "clásico", por así decirlo, y que aparentemente está vacío de contenido intención, es precisamente la contrario, ya que su perorata tiene cierto mensaje crítico hacia el sistema preestablecido. Habla de un cambio para un mundo que no necesita ejércitos ni policía, un mundo en que no hay guerras. Todo suena muy idílico, aunque la principal exigencia es una fidelidad ciega a Mu y sus designios. O lo que es lo mismo, una especie de dictadura comunista. Además, para iniciar el cambio tiene que haber una destrucción absoluta, una tábula rasa que permita romper el orden actual y empezar uno nuevo. Sinceramente, y aunque en toda esta exposición faltaría añadir los motivos y la intencionalidad para el cambio, pocas veces he visto la planificación de un villano desde una perspectiva tan interesante, no digo atractiva, pero si con una creencia importante hacia la necesidad de un cambio, un mensaje social que viendo como está el patio dudo mucho que sea algo casual. Obviamente, todo esto se diluye en la típica pelea posterior, la salvación del mundo y el acto heroico de Hal, pero Morrison consigue dos cosas muy importantes en este cómic: sorprender al lector con un giro inesperado sin necesidad de utilizar un recurso trágico o manido, simplemente con el desarrollo y evolución de la trama de forma natural; y exponer una crítica social interesante, perfilando a un villano que bien podría parecer un megalómano de lo setenta, pero es algo más de lo que aparenta.
Para terminar, tenemos un segundo acto muy cortito que parece dirigirnos al segundo punto de la etapa de Morrison, posíblemente centrada en el anillo y lo que implica el poder de la fuerza de voluntad. De momento, en este pequeño adelanto parece que vamos a ver un escenario lleno de ideas locas y algo bizarras. Quizá nos llevemos una sorpresa al respecto, igual que en este número, quién sabe. Por cierto, no puedo despedir este comentario sin volver a destacar el increíble trabajo de Liam Sharp en esta serie. Yo siempre he pensado que Morrison no suele ser muy afortunado con los dibujantes que ha trabajado, salvo casos puntuales como Quitely. De hecho, tanto su etapa en la Patrulla-X como en Batman siempre me han parecido que tantos cambios de dibujante suponía un lastre. Ver aquí como el equipo creativo se solidifica y como Sharp realiza una estética cargada de detalles y con cierto tono ochentero, pues la verdad es que es una auténtica gozada. Además, quizá Morrison ha generado dudas en algún momento, pero desde el principio parece que los seguidores han sido más o menos unánimes en cuanto al trabajo de Sharp en esta serie, que está siendo espectacular en mi opinión. En definitiva, otro buen número de una serie que cada vez me gusta más y que comienza a postularse como merecedora de un relectura.