https://www.cosmopolitan.com/es/consejos-planes/familia-amigos/a29021010/rae-femenino-duda/
Claro, hasta que la norma no se modifica, el uso es incorrecto, sin más. Como guión en 2009 y guion en 2010. Es un poco como beberte un chupito un minuto ante de que empiece la Ley Seca. Hasta que no cambia, es el gate de Schrödinger.
Pero acudiendo a foros más elevados que el Cosmopolitan:
https://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/aepe/pdf/boletin_30_16_84/boletin_30_16_84_12.pdfDel Instituto Cervantes, sobre los inicios del género marcado y su aplicación a hablantes de otras lenguas, situando su aparición en Jakobson.
Y un artículo de un sillón:
https://elpais.com/cultura/2012/03/07/actualidad/1331150944_957483.htmlNo es que esté de acuerdo en todo lo que dice, pero sí en que señala lo mismo que yo; los epicenos, el neutro del latín, los vocativos iniciales, etc. Todo eso debe ser tenido en cuenta a la hora de hablar de estos temas.
Con todo, hay que desdramatizar:
El género marcado solo sería objeto de cambio en funciones sociales, de los presentes de un acto o reunión. Porque además ya se adentra en un terreno tan difícil de catalogar para la lengua, como la identificación personal. ¿Cómo sé yo que en un grupo de 7 mujeres y 2 hombres, esos dos hombres no se identifican también como género femenino? ¿Es incorrecto si hablan de sí mismas como mujeres? ¿Me repaso un manual de biología, tienen que estar operados, vestirse de mujer...? Temas complejos que ya entrarían en terreno de la sociolingüística y otros campos más alejados. Pero que merecen su sitio, por qué no.
Por eso, flexibizar el género marcado para dar cabida al femenino como género integrador, es un cambio muy menor, comparado con otras propuestas que hacen prácticamente ilegibles cualquier tipo de texto. Un cambio que serviría para documentos oficiales, divulgativos y asambleas, actos, reuniones, etc. Quitando el género literario, donde sí tendría su importancia qué y quiénes.
Pero vaya, algo sencillamente solucionable. Y más aplicable que inventar un tercer género que no existe en nuestra lengua y que modificaría toda nuestra gramática.