He leído
Las muchas muertes de Laila Starr de Ram V y Filipe Andrade.
La muerte, la inmortalidad y la vida, tres conceptos entrelazados que Ram V consigue hacer danzar en un baile eterno sin que se pisen los pies.
Cada gesto, cada viñeta, cada palabra destilan sinceridad y lucidez. Nada falta, nada sobra. Son como conversaciones íntimas con un amigo de confianza intentando descifrar el gran misterio de la vida a las seis de la mañana rodeados de botellas vacías.
Él, tu amigo, te dirá que la muerte nos inspira a vivir plenamente, a buscar la inmortalidad en el legado que dejamos y a encontrar la belleza en cada momento efímero de esta vida que nos ha sido regalada.
Lástima que al día siguiente la resaca te impida recordar nada, pero siempre te quedarán las muchas muertes de Laila Starr para reconstruirlo.
Habrá más días para reflexionar sobre la complejidad de las relaciones humanas, sobre por qué no la besaste o sobre qué hubiera cambiado si hubieses notado que su corazón se rompía.
Todo ello, no con la eternidad a nuestro lado, sino con nuestra breve vida, la melodía de nuestros sueños y la alargada sombra que siempre nos sigue. No saber pero anhelar, desear y esperar, para al fin, darnos cuenta que nuestra existencia, como todas, es tan solo un poema inacabado más.