He leído
Biblioteca Lucien: La Cosa del Pantano Nº 1.
Se trata de la primera entrega de dos, en la que Planeta recupero la etapa del guionista Mark Millar al frente de personaje, con la colaboración de Grant Morrison en muchos episodios, lo cual se nota bastante sin mirara los créditos, por aquello de las sustancias psicotrópicas y alucinógenas, que tan bien controla el escocés, entre otras cosas, claro. La verdad es que ha sido una lectura muy interesante y divertida, en la que los autores abogan por temas sobrenaturales y el género del terror, en un título totalmente inmerso en el sello Vertigo, aunque no falten las menciones a diversos aspectos del Universo DC. En la parte artística tenemos principalmente a Phil Hester, un artista que encaja muy bien en el tono de las tramas, así como la presencia de Kim DeMulder o Phil Jiménez, este último me ha gustado especialmente, a pesar de estar muy alejado de la mayoría de sus trabajos. Como digo, sorprende mucho la fluidez de lectura que ofrece el tomo que, a pesar de superar ampliamente las 400 páginas, se lee con mucha avidez. El aspecto negativo lo presenta la edición. Y es que Planeta emplea un formato de bolsillo similar al empleado en los tomos de la línea Universo DC, a color, pero prescinde de un prólogo y de las portadas, de manera que la mayoría de las ocasiones es casi imposible distinguir donde acaba un número y empieza otro. Para como, aunque yo lo he obtenido en el mercado de segunda mano a un precio mucho más barato, el tomo costó en su momento 35 euros, lo que supone una diferencia muy alta con respecto a otros tomos que publicó la editorial en este mismo formato. No sé los motivos a lo que se debió esto, pero no me extraña que en su momento lo dejase pasar.
Para comentar algunos aspectos de las tramas, vamos a recurrir al comentario de
fanpiro, que sintetiza los cómics mucho mejor que yo.
Alec Holland despierta en Perú, creyendo que se vida como elemental no es más que una alucinación provocada por unas hierbas alucinógenas que ha probado como parte de su estudio de la flora local
Este punto de partida es cosa de Morrison, seguro.
Mientras, la Cosa del Pantano aparece en Luisiana para asesinar a sangre fría a unos habitantes del pantano y a cuento se cruza en su camino hasta llegar a Abby, la ex de Alec. Éste nota que algo va mal y, tras otro "viaje", con la ayuda de un chamán, descubre que el Parlamento de Árboles decidió serpar su parte elemental de su parte humana, que debería haber eliminado. Alec decide volver a casa, para lo que toma un extraño tren fantasma. Consigue llegar a tiempo de salvar a Abby de la malvada Cosa del Pantano, siendo un vegetal con forma humana.
Esta historia me ha parecido, entre otras cosas, como un recurso para dejar atrás el pasado y empezar en cierta forma de nuevo. No solo tenemos al protagonista separado de forma de avatar, sino que, además, se pretende dar carpetazo a la relación con Abby, aludiendo a que son dos personas de dos mundos muy distintos y en continua colisión. Además, esa Cosa del Pantano sin alma, como una fuerza de la naturaleza asesina es el mejor ejemplo de que el avatar del verde necesita un alma que la guie en todo momento, sino supone un peligro para la Humanidad, en lugar de su salvación. También es el germen de futuras tramas en las que se explora que la Cosa del Pantano sea uno con la tierra, más allá de su conexión con el verde, mientras otro tipo de fuerzas parecen conjurar para que esto no suceda. Llama la atención que el Viajero sea tuerto, como Odín, aunque a mí me ha recordado un poco a Alan Moore. Conociendo a Morrison, no me extraña que sea una combinación de ambas cosas.
Por lo que ha podido descubrir, ahora deberá ir a la Selva Negra, donde el poder del Parlamento de Árboles es menor, para poder enfrentarse a ellos. Tras un breve paso por la Amsterdam más sórdida, en la que se encuentra a su primera mujer, Alice, viviendo como una prostituta a la que sus clientes pueden matar, ya que resucita. ¿Había dicho ya que se notaba la influencia de Morrison?
La parte de la trama de Amsterdam es cierto que es muy sórdida, yo estuve en esa ciudad europea y no daba tanto miedo como aquí. La visión que ofrecen los autores del famoso Barrio Rojo es terrorífica, aunque se puede decir que tiene cierta conexión con la realidad. la droga y el sexo como símbolo de la libertad en una ciudad donde parece que todo está permitido y que vive para y por el turismo de la diversión sin freno, llevado a unos límites en los que el reencuentro con Linda o el enfrentamiento con el cazador obsesionado con el monstruo, así como los flashback del Espectro siguen profundizando en el género del horror.
Sin embargo, al llegar a la Selva Negra descubre que no es con el Parlamento de Árboles con quien va a luchar, sino con el campeón designado por el Parlamento de Piedras. Al derrotarlo, la Cosa del Pantano se transforma en un elemental de tierra, de tal forma que tiene control sobre la vida vegetal y la tierra, que responde ahora ante el Parlamento de Tierra. Eso sí, se le advierte de que éste será la primera de varias pruebas.
Es curioso, porque desde una trama tan simple como surgen ciertas ramificaciones interesantes y como se tejen ciertos aspectos del argumento en un segundo plano. Utilizando un recurso típico de la propia mitología en el que el protagonista debe ir superando ciertas pruebas durante las diferentes sagas en las que se divide la saga, surgen conceptos como el Parlamento de Piedras, que diría que no lo han vuelto a utilizar otros guionistas, ni siquiera en etapas recientes donde ha habido una clara división elemental de los avatares que cohabitan en este plano, por decirlo de alguna forma. No obstante, esa separación de la tierra y el verde, y que continua con otros elementos como el agua, me parece sumamente interesante, aunque parte de una sencillez supina. Y es que, a veces, las cosas más sencillas son las que mejor funcionan.
Tras esta primera historia, la Cosa del Pantano regresa a su hogar, donde deberá ayudar a una joven escritora suicida a morir. Para ello, deberá servir de nexo de unión entre las historias del libro que está escribiendo. De esta forma, viaja a una ciudad sobrenatural, a un mundo alternativo en el que los nazis ganaron la guerra, otra en la que Abby es una bruja que quiere vengarse de su tío, otra en la que encarna a Solomon Grundy frente a un sosias del Green Lantern original, a su propio origen y al origen de la escritora, que en todas las realidades anteriores había tenido un papel. Sin embargo, esto no sirve para ayudarla, pues ella ya le había puesto título a un séptimo capítulo: El Parlamento de Olas.
Para mí esta es la mejor saga de todas. Creo que es de las pocas veces que he visto a un Mark Millar maduro, utilizando el metalenguaje con cierta soltura para introducirnos en una historia dentro de otra. Los diferentes mundos alternativos de la escritora ofrecen posibilidades interesantes, así como una reflexión final en cada uno de ellos. Desde el terror hasta el drama humano, el escritor profundiza en muchos de los aspectos que han sido importantes en la trayectoria del personaje. Llama la atención el mundo en el que triunfa Hitler, que lejos de ser algo malo es toda una utopía de felicidad, aunque esté construida con la sangre de muchos inocentes. O esa versión de Abby malvada copulando con un un espantapájaros en el que ha recluido el espíritu de su padre por el mero placer de hacerlo sufrir. Incluso el propio origen de Alec Holland representa esa segunda oportunidad perdida porque al fin y al cabo, el destino parece algo inviolable. Aunque se lleva la palma el drama de Anna, que pasa de la felicidad a la desgracia por no hacer caso a una carta encadenada, burlándose de la magia. Un compendio de historias que aúnan el terror y lo sobrenatural ligado al transcurrir del río Misisipi, poniendo de manifiesto la magia que subyace en la zona de Luisiana. Aunque el tomo me ha gustado mucho en líneas generales, creo que hasta llegar a este punto no me ha parecido ver una obra notable como la de esta saga. Espero que en el segundo tomo siga esa progresión y la etapa se cierre con un buen broche final.