Sinopsis:Un banco es atracado por Spiderman, o al menos eso es lo que piensan los guardias de seguridad al ver el disfraz del Trepamuros y las redes que lanza. Al día siguiente, la noticia se difunde y J. Jonah Jameson influye con su periódico. Mientras, Peter Parker comienza a sospechar que sufre alguna crisis nerviosa, creyendo que él mismo ha cometido el atraco, pero no lo recuerda. Sus preocupaciones le llevan a permanecer en vela casi toda una noche pero, al llegar la mañana, oye en las noticias que se ha cometido un nuevo crimen. Intenta visitar a un psiquiatra, pero se marcha por miedo a desvelar su identidad en un descuido. Además, los problemas económicos de tía May le preocupan, por lo que se ve obligado a convertirse en Spiderman para conseguir fotografías que vender a Jameson. Sin embargo, su impopularidad creciente le convierte en el blanco de los viandantes que intentan lincharlo. A su vez, Jameson invita a la redacción del periódico a un desconocido que le envía una nota afirmando poder acabar con Spiderman. De ese modo, hace acto de presencia en el Daily Bugle Misterio, que solicita que se publique una nota en el periódico en la que se insta a Spiderman a reunirse con él, en lo alto del puente de Brooklyn, si quiere descubrir la verdad sobre lo que le ocurre. Tras la publicación de la nota, ambos personajes se encuentran en el puente, donde Misterio hace alarde de sus poderes derrotando a Spiderman mediante una niebla que anula su sentido arácnido. A partir de ese momento, Misterio es aclamado por todos, protagonizando incluso un desfile y ofreciéndose a descubrir la identidad de Spiderman para el Bugle, por una suma de dinero. Durante su acuerdo con Jameson, Peter se encuentra con Misterio, momento que aprovecha para colocarle un rastreador arácnido y así poder seguirle más tarde. Poco después, Spiderman sorprende a su antagonista en las inmediaciones de un estudio de televisión, donde consigue que cuente toda su historia para grabarla sin que sospeche nada y así poder exculparse de las acusaciones. Tras descubrir el ardid, Misterio se enfrenta a Spiderman en una pelea que se produce dentro de los estudios. Tras derrotarlo, el Lanzarredes entrega al villano a la policía, junto a la grabación. Finalmente, deja algunas fotos a Jameson, que después recibe la visita de Spiderman en su despacho, quedando el editor colgado del techo tras el encuentro. Una vez descubierta la verdad, los ciudadanos de Nueva York recuperan la confianza en su amistoso vecino arácnido.
Edición española:
Spiderman de Stan Lee y Steve Ditko #2Datos importantes:
- Primera aparición de Misterio
Reseña:
Junio de 1964 fue un mes un tanto pobre en cuanto a nuevas incorporaciones para el incipiente Universo Marvel. Prácticamente todas las cabeceras estaban centradas en afianzar ese novedoso concepto que pronto se conocería como universo de ficción cohesionado, en el que héroes y villanos forjaban alianzas o hacían apariciones en colecciones diferentes a las que los vieron nacer. Sin embargo, la cabecera de Spiderman, la que pronto se convertiría en el buque insignia de la editorial, estaba inmersa en la etapa realizada por Stan Lee y Steve Ditko, que con el tiempo se convertiría en referente, ya que en ella se marcaron ciertas pautas y se diseñaron algunos de los villanos más icónicos del personaje, cuya imagen permanece casi inalterable hasta nuestro días. Por lo tanto, cuando llegamos prácticamente al ecuador de dicha etapa, algo que ni los propios autores sabían en aquella época, cada número cuenta, y este no iba a ser menos.
Tengo que reconocer que para leer este número, y no ser injustos con él, hay que hacer un esfuerzo mental para situarnos en perspectiva. Y no lo digo por cuestiones sentimentales, sino por cuestiones prácticas. Desde el principio de la historia, tenemos elementos que se han explotado a día de hoy hasta la saciedad. Yo he perdido la cuenta de cuantos villanos han fingido ser Spiderman, han robado un banco y después ha quedado su integridad en entredicho. Seguramente, a los lectores habituales del Lanzarredes les ocurra algo similar, por lo tanto, es muy complicado ver esta premisa que plantea Stan Lee como algo novedoso o interesante si no somos capaces de trasladarnos a los principios de la década de los sesenta, donde este tipo de recurso narrativo no se había explotado tanto. Es curioso, porque dudo que pocos superhéroes puedan decir que este tipo de imágenes se hayan repetido demasiadas veces a lo largo de su trayectoria.
Pero más allá de la idea conceptual, donde de verdad debemos centrar nuestra atención es en la forma en la que los autores tratar de retratar a un héroe diferente al resto. No solo porque alguien lo utilice como pantalla para robar, sino que todo el mundo sea capaz de creer que es capaz de hacer algo así. El título de la editorial de Jameson nos planteaba una pregunta retórica sobre las intenciones del enmascarado. Y digo retórica porque el editor tiene muy claro de que lado de la justicia está el supuesto héroe, al menos de manera superficial y de cara a la galería. Spiderman no es un héroe querido en esta época, y casi me atrevería a decir que nunca lo ha llegado a ser demasiado, es el paradigma perfecto del superhéroe con superproblemas en el que Stan quiso fundamentar todo el Universo Marvel. Tanto es así, que hasta el propio Peter llega a dudar de sí mismo. Quizá también habría que hablar un poco de la excesiva credulidad de los ciudadanos ante lo que dice la prensa escrita. Esto es algo que podemos ver en esas secuencias que nos transmiten la influencia del Daily Bugle como miembro del cuarto poder.
El acoso mediático hace mella en nuestro protagonista y tenemos nuestra pequeña dosis de surrealismo, empujado por un sentimiento paranoico bastante importante. Sinceramente, a pesar de tener a un joven desplazado socialmente y con ciertos problemas personales y sentimentales, cuesta creer que llegue a pensar que realiza los atracos en una especie de estado de sonambulismo. Pero aún resulta más extraño cuando lo vemos que no duerme en toda la noche. No sé, teníamos a Peter por un chico inteligente, algo raro sí, pero con dos dedos de frente. Además, aún queda bastante para que las posesiones mentales se pongan de moda. No obstante, tenemos un conato de asistencia al psiquiatra. Muchos años después, será Jameson el que se siente en un diván, o algo parecido, aunque Spiderman no llega a tocarlo si quiera, porque parece que por fin recobra el sentido común. A pesar de todo, queda en el aire lo interesante que sería psicoanalizar a un superhéroe, tarea de la que se encargarían muchos autores décadas después pero, en cierta forma, aquí tenemos la primera semilla.
El impacto social de los actos cometidos por un supuesto héroe tampoco es algo desdeñable, teniendo en cuenta que asistimos a escenas de persecución ciudadana sin demasiadas esperanzas de alcanzar a alguien capaz de balancearse por la Gran Manzana. No obstante, es la forma en la que los autores consiguen introducirnos en ese ambiente opresivo que vive el personaje, y que acabaremos por conocer como la famosa suerte Parker, la cual se ceba con Peter a lo largo de este número. Esto es un aspecto que queda meridianamente claro cuando presenciamos las escenas de la vida cotidiana del joven, entre los coqueteos de Liz Allan, los celos de Flash Thompson y las dudas de Betty Brant. Aún queda mucho para que la serie se vuelva realmente interesante en su lado más culebronesco, pero se comienzan a atisbar ciertas reminiscencias de lo que en un futuro no muy lejano se convertirá la colección.
Pero todo esto no es más que un prólogo de lo que realmente nos tienen preparado Stan y Steve, que no es otra cosa que la presentación de un nuevo villano, que pasará a engrosar la nutrida galería de nuestro amistoso vecino arácnido. Se trata nada más y nada menos que de Misterio.
Estamos ante un personaje muy propio de Ditko. Aunque después tendremos explicaciones para dar y tomar, incluso demasiadas para mi gusto, el villano parte de ese ambiente mágico y esotérico que tan bien domina el dibujante y que cultivaría durante su etapa en la revista Creepy. A pesar de su sencillez, nadie ha conseguido mejorar este diseño inicial, que prácticamente ha permanecido inalterable durante el paso de las décadas. Si nos fijamos bien, es una mezcla entre el Doctor Extraño y el Barón Mordo, con ese color verde de base, o esa forma tan peculiar de los guantes, que veremos en repetidas ocasiones en el entorno del Hechicero Supremo. La escafandra y los broches de la capa simulando unos ojos son ese tipo de genialidades creativas que difícilmente se pueden mejorar. Visualmente, tenemos a un villano que hace honor a su nombre y que rezuma el estilo más ditkiano de la serie.
Una vez presentado el villano, llega el momento del primer enfrentamiento, en el que tendrá que demostrar si realmente es la amenaza que representa. Creo que no hay un lugar más recurrente en esta cabecera que el puente de Brooklyn. Al igual que creo que tampoco hay un recurso más utilizado en el Universo Marvel primigenio que el reto al héroe o al villano para poder tener el primer contacto.
El comienzo de la pelea es lo mejor. Me encanta la narrativa de Ditko. Después, queda meridianamente claro que Misterio es realmente un duro rival. Además, consigue anular el sentido arácnido, lo que resulta definitivo para alzarse con la victoria por el momento. Esto es realmente confuso, ya que da la sensación que a estas alturas todo el mundo sabe que Spiderman posee esa capacidad precognitiva, cuando debería ser un secreto bien guardado y un arma secreta contra todos sus enemigos. Sin embargo, como veremos más adelante, en este mismo número, no solo parece ser de dominio público, sino que hay quién trama sus planes en función a ese conocimiento. Lo más curioso es que este misterioso gas acabará quedando relegado en el futuro a un mero efecto visual, típico de los prestidigitadores.
Continuando con la suerte Parker, Misterio es aclamado como un héroe, algo que no ha conseguido el Trepamuros después de todas sus hazañas, pero con solo derrotar a la supuesta amenaza éste adquiere ese estatus. También es cierto que el mecenazgo de Jameson también ayuda, por no hablar de la influencia de su periódico a distintos niveles de la sociedad. Lo del cuarto poder podría parecer una broma, pero es obvio que no lo es. Tampoco vamos a negar que Stan lo exagera todo un poco, su tendencia al dramatismo es muy habitual, pero no deja de ser algo destacable como con solo un par de viñetas coloca al lector en situación. Hoy necesitaríamos tres o cuatro páginas, y una de ella una splash page, pero en aquellos momentos, la narrativa sencilla y directa es la que manda; y no se puede negar su eficacia.
Una vez alcanzada la primera parte del habitual esquema de las aventuras de Spiderman, nos toca afrontar la segunda parte, en la que nuestro protagonista nos dirige hacia la resolución de la trama. Lo primero es utilizar el ingenio y sus habilidades para las creaciones de tecnología. De ese modo, el primitivo rastreador arácnido vuelve a entrar en escena, permitiendo al Trepamuros localizar a su objetivo. Tras un choque inicial, llega el momento de las revelaciones, como si de una novela de Agatha Christie se tratara. Misterio comienza a cantar como un pajarito, creyéndose a salvo, aunque no revela su nombre real, Quentin Beck, ni otros aspectos como que perteneció a la banda del Chapucero disfrazado de extraterrestre. De hecho, creo que este villano es de los que más retrocontinuidad ha tenido sobre su origen y sus inicios en el Universo Marvel, con diversas revisiones a lo largo de las décadas.
La historia que cuenta en aquellos momentos es la de un especialista que consigue emular los poderes de Spiderman para no solo cometer crímenes lucrativos, sino que, además, se convertiría en un héroe a costa de su impopularidad. El villano se pone tan charlatán que nos explica todos sus trucos, algo que sirve para recuperar esas viñetas esquemáticas que tanto nos gustan y que ahora se consideran algo retro.
De nuevo, la tecnología sirve a Spiderman para grabar toda la conversación, obteniendo la prueba decisiva para su exculpación. Además, esto pone fin a los preámbulos para comenzar el verdadero enfrentamiento entre ambos. Una vez más, tengo que destacar la fuerza de Ditko en algunas viñetas. Creo que pocos dibujantes son capaces de narrar algo así dentro de una humareda. A continuación, el dibujante explota el entorno, mostrando una pelea que parece transcurrir en los límites del espacio, gracias a los escenarios del estudio de grabación. No creo que haga falta decir como concluye todo…
Posiblemente estemos ante el desenlace más feliz en mucho tiempo, ya que por un momento parece que la suerte Parker no ha hecho estragos y tanto a Peter como a su álter ego le sonríe la fortuna por el momento. Pero antes del final feliz, Spiderman le hace una pequeña visita a Jameson, para así fortalecer esa relación tan adorable que ambos están desarrollando; casi parecen enganchado por una red… Ahora sí, llega el momento de la despedida con el proverbial “The End”.
Valoración:
Como decía al principio, esta es una historia complicada de valorar. No tanto por la calidad que pueda atesorar por sí misma, sino porque parte de una premisa demasiado vista hoy en día. No obstante, tiene algunos aspectos destacables como el desarrollo de los personajes, en esa constante evolución por tener un nutrido grupo de secundarios recurrentes, algo que será una de las características principales de la colección. También tenemos el diseño y creación de un villano muy interesante, que si bien muchos autores son supieron sacarle demasiado partido, otros sí. El argumento no es todo lo sólido que debería, la trama tiene algunos altibajos, pero en general es bastante entretenida. Lo mejor, sin duda alguna, es Steve Ditko, capaz de transmitir mucho en tan poco y sin demasiados alardes. Se le nota muy cómodo y estamos a punto de llegar al cenit de su etapa en la colección, donde dio lo mejor de sí mismo al género superheroico y al universo de Spiderman.