He leído
Daredevil ¡El Hombre sin Miedo! Nº 11: Arte oscuro.
Retomo la lectura de la serie tras mi
anterior comentario.
Tras mi decepción del volumen anterior, debo admitir que este tomo me ha gustado mucho más. Quizá el mejor arco argumental de lo que llevo leído de la etapa de Charles Soule. Reconozco que hay varios aspectos que no me gustan, como la presencia de Punto Ciego, ese joven aprendiz de superhéroe al servicio de Daredevil, o el manejo de los secundarios, pero debo admitir que en esta ocasión esas pequeñas deficiencias son puestas en beneficio del transcurso de la trama, sin que se conviertan en aspectos negativos. Además, tenemos el regreso de Ron Garney a la cabecera, que conecta su arte con la atmósfera sobrecogedora del argumento, consiguiendo que todo funcione casi a la perfección. Una historia propia de un
thriller policíaco con tintes del género de terror, muy bien hilvanada con la continuidad del Universo Marvel. Tenía mis dudas sobre si iba a continuar con la serie, pero con este número se ha ganado un indulto, esperemos que en el próximo tomo no me arrepienta de ello.
El arco argumental abarca cinco números de la serie regular, en los que la historia gira en torno a un asesino en serie que utiliza a las víctimas para mostrar su arte macabro. Daredevil y Punto Ciego intentan detenerlo para evitar que haya más víctimas, hasta que en una de sus "muestras de arte" aparecen muertos un grupo de inhumanos. Esto provoca que se involucre esta nueva nación. Además, las obligaciones laborales de Matt en el juzgado le obligan a dejar más tiempo a solas a Punto Ciego,
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la verdad es que tanto el punto policíaco como todo el trasfondo de los asesinatos está muy conseguido. Desde luego, no se puede negar que es una historia deudora de películas como
Seven y otras similares. Soule consigue crear un ambiente de desosiego y dramatismo que se traslada a la sensación de inseguridad de Punto Ciego, lo que nos ofrece algunos momentos de tensión en la fase final de la trama, con un desenlace a la altura de las circunstancias.
Por otra parte, pese a que este nuevo personaje no me termina de convencer, Soule consigue que su papel como superhéroe tenga una importante dicotomía, al ser un inmigrante ilegal que defiende a aquellos que lo podrían deportar. Es uno de los trasfondos de la historia más interesante, además de ponerse de manifiesto en pequeñas pinceladas que el guionista conoce bien los vericuetos legales. Después está el interesante perfil del asesino, que si bien no es del todo original, el guionista sí consigue revestirlo de cierto interés, quedando retratado como un artista macabro que pone por encima de todo el valor de su arte, en lugar del dolor que causa al as víctimas. Hay escenas algo escabrosas incluso, que sorprenden verlas en un cómic de Marvel. En líneas generales, una línea argumental que hace honor a su nombre y que muestra un lado bastante oscuro de la delincuencia.
El tomo me ha gustado bastante, y ofrece una lectura muy adictiva y entretenida, que no es poco. Si bien es cierto que solo el guion me parece suficientemente atractivo y adecuado para la serie del cuernecitos, lo cierto y verdad es que el arte de Ron Garney también resulta un importante facto a tener en cuenta. Lo realmente curioso es que en esta historia se nos muestra una faceta ligeramente distinta a su estilo habitual, acoplándose muy bien al tono que imprime Soule. De hecho es posible que la historia no funcionase igual con otro tipo de dibujo. Además, el diseño del nuevo villano que se presenta aquí me parece bastante acertado, un personaje que ojalá que no caiga en el olvido. Arte oscuro para una historia oscura, una combinación ganadora para una etapa que parece haber resurgido de las cenizas.