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« en: 05 Mayo, 2009, 19:59:33 pm »
Los dos ejemplos que se han puesto son palmarios. Tanto Julián Clemente como David Hernando son apasionados del cómic, grandes conocedores de las editoriales que están ahora bajo su responsabilidad y buenos conocedores del mercado hispano. Lo mismo sucede con Alejandro Martínez Viturtia, cuya afición por los tebeos es equiparable a la de los dos citados. Y es algo que también sucede en Glènat, en Norma, en Dolmen...
Pero es que además para ser editor hay que saber MUCHAS cosas que los frikis desconocen. Hay que saber de imprentas, de papel, de tinta, de economía, de gestión comercial, de análisis de mercado... No hay una carrera universitaria en la que se puedan estudiar todas estas cosas (hay títulos que te ofrecen parte del conocimiento, pero ninguno todo), y en muchos casos los editores han aprendido su oficio desde dentro de la misma editorial en la que estaban trabajando. Aquí y en TODO el mundo, ojo, que no somos diferentes.
El caso es que si sólo se es FRIKI es es muy mal editor. Si sólo te dejas llevar por tus impulsos de aficionado, no sirves para ese trabajo. Porque, como se ha dicho ya, hay jefes por encima de esas personas que NO entienden de tebeos, sino de empresas. Responsables de la gestión en conjunto de una compañía que exigen resultados y atienden a las explicaciones, pero no se dejan llevar por "el pálpito" de un editor cuando no está argumentado.