Hulk: tomo 5 (pendiente) (1974-1975) Reseña en la web de Universo Marvel:
https://www.universomarvel.com/resenas-hulk-tomo-5-pendiente-1974-1975/Esta reseña corresponde a lo que probablemente será el futuro quinto Omnigold de Hulk, teniendo en cuenta que incluiría por entero los Marvel Masterworks 10 y 11.
Los números USA incluidos son: Incredible Hulk 171-193.
Quinto volumen ya de Hulk, que tiene el reto de estar a la altura de los precedentes. Muy recomendables, por lo menos los tres anteriores.
El primer número de los recopilados en este hipotético tomo pone fin a la etapa de Steve Englehart, que fue debidamente analizada en la anterior reseña del verdoso.
En este último coletazo, Englehart se encarga del argumento, contando con la ayuda de Gerry Conway al guión.
Un trepidante episodio 100% Incredible Hulk, para empezar. La tensa alianza entre la Abominación y el Rino, mola mucho. Al mismo tiempo, Jim Wilson salvando a todos en el último suspiro, y el Coronel John Armbruster arrebatándole el puesto de militar sin escrúpulos al General Ross. Un Trueno Ross que, al quitarse de encima buena parte de la vieja carga como villano, se beneficia de un desarrollo algo más complejo.
Ni que decir tiene que el apartado gráfico va a cargo de Herb Trimpe, que se ocupa de la totalidad del volumen.
A partir de aquí, entramos en un tramo de varios números sin guionista estable.
Primero, Tony Isabella nos obsequia con otro número cuya acción se desenvuelve de nuevo en la base militar. Pero esta vez es el Juggernaut, con la ayuda del propio Hulk, quien la destroza. Muy flojo, francamente.
Y a continuación, Roy Thomas y Gerry Conway se alternan y cooperan durante un puñado de números.
Primero está la trama en la que regresa un totalmente renovado Hombre de Cobalto, personaje aparecido anteriormente en la colección de la Patrulla-X. Mucha acción y dramatismo muy bien narrado gráficamente por Trimpe. Y puya final a Nixon en plena crisis por el caso Watergate.
Y, finalmente, un extenso arco que recupera el carácter más aventurero, con tintes cósmicos, de la colección. Tras darse un garbeo por el refugio de los Inhumanos, Hulk es facturado a la Contratierra. El planeta orbitalmente inverso a la Tierra, al que casualmente el gigante esmeralda había visitado hacía dos telediarios, en el anterior tomo.
El propósito no es otro que el de completar la saga de Warlock y el Hombre Bestia, que había quedado colgadísima tras la cancelación de la colección del primero hacía cerca de un año. Un buen final de saga para Warlock y su mundo, con buenas dosis de política. Política de la Contratierra, eso sí.
Sin embargo, creo que resulta más interesante dentro de la continuidad de Hulk, más que nada por su componente emocional. El piel verde encuentra en Warlock un nuevo amigo. Pero a la postre otro amigo que se va, y por partida doble, algo que la escasa mente de Hulk no puede comprender.
Al mismo tiempo, en una línea argumental secundaria, se retoma la trama sobre Glenn Talbot, que vemos como logra escapar de los soviéticos y regresar con los suyos. Pero también adivinamos que algo misterioso se esconde en el cuerpo de este recuperado Glenn Talbot.
La etapa Len Wein.Finalmente, la colección del gigante esmeralda obtiene un guionista estable en la figura de Len Wein. Trimpe continúa intocable al arte plástico, y sigue en buena forma con su dinámica narrativa. Tan sólo se echa en falta, a menudo, un entintador que complete mejores acabados, pero por lo demás, poco que objetar.
En el arco que dejamos atrás, la colección ya había vuelto al clásico planteamiento del Hulk que huye de todo buscando paz. Y, claro está, del Bruce Banner errante a merced del destino que determine su monstruoso alter ego. Un sello entre la aventura y el drama que creó que es el que mejor define a la serie, y que Len Wein está dispuesto a potenciar en este primer tramo de su etapa.
Wein empieza muy bien con una serie de relatos de carácter sensible, que muestran la naturaleza más frágil e inocente de Hulk.
Primero está el regreso del Eslabón Perdido, en una bonita historia donde el adversario nos es presentado como un fiel reflejo del gigante esmeralda. Pero desgraciadamente el grado de estima de los humanos hacia ambos monstruos difiere sensiblemente .
Y luego, muy especialmente, una de mis historias preferidas de Hulk de los 70, la de Crackajack Jackson.
Un tierno relato en el que Hulk conoce a este alegre vagabundo, con el que posiblemente surge la mayor química que haya tenido entre sus contados amigos.
Los villanos, el Martillo y el Yunque, son de lo más paleto pero me resultan de lo más simpático.
En medio de los citados episodios se sitúa uno de los arcos más famosos de la historia del Increíble Hulk. Y lo es por significar la primera aparición de Lobezno en el Universo Marvel.
El mutante es un arma enviada por el gobierno canadiense para capturar a Hulk, que en uno de sus periplos había aterrizado en el Quebec.
Y en medio de ambos, el Wendigo, que hace así su segunda intervención, en una historia con los habituales tintes dramáticos. No está mal.
La etapa avanza tímidamente hacia la resolución del caso Talbot, que centra buena parte de nuestro interés.
Mientras tanto, nuestro protagonista se bate con monstruos muy propios de los relatos cortos de ciencia ficción de los 50-60.
Primero es el turno de Zzzax, que renace para un número un poco inspirado en el mito de King Kong, pero satisfactorio.
Y posteriormente, Wein pone en continuidad uno de los relatos publicados en Strange Tales en 1960. En la vieja historia aparecía una raza de extraterrestres que tenían la facultad de convertirse en sombras de cualquier individuo. Y eso es lo que ocurre en el presente número, siendo la sombra del propio Hulk la elegida por uno de los extraterrestres. Más allá de la curiosidad de ver a Hulk peleando con su propia sombra, no pasa de correcto.
En este punto considero que empieza la saga que pone colofón al misterio sobre Glenn Talbot.
Son cuatro números escenificados, primero en la base militar llamada Cazahulks, y finalmente en la equivalente rusa, la base Bitterfrost, en plena Siberia. Una línea argumental que rememora los tiempos de la guerra fría, donde el género bélico tiene mucho que cortar.
SHIELD también contribuye en la estrategia del asalto a Bitterfrost, y además incorpora a un interesante personaje a la colección, de manera estable. Se trata del agente Clay Quartermain, caracterizado por una sonrisa picaresca permanentemente esculpida en su rostro.
A lo largo de los cuatro números, Hulk debe enfrentarse a Trueno Ross conduciendo una especie de bruto mecánico preparado para darle caza; luego al Devastador, un espía ruso infiltrado enfundado en un traje con poderosas armas; y finalmente al Gremlin, su ya conocido enemigo, que ejerce de comandante de la base rusa.
No está nada mal, la saga. Mucha acción al límite de tragedia, circunstancia que siempre pone un punto de emoción. Mientras que los muchos giros que da el caso Talbot me parecen bien puestos, pese a lo inverosímil de lo de las psico-clonaciones.
Eso sí, la que debería acabar loca perdida es Betty Ross. Lo que ha tenido que soportar esta mujer, a nivel emocional, es heroico. Imposible llevar la cuenta de la de veces que ha creído perder y luego recuperado a sus dos amores, tanto a Glenn Talbot como a Bruce Banner, durante lo que llevamos de volumen.
El tramo final del hipotético tomo, lo es también para la larga estancia de Herb Trimpe como dibujante del Increíble Hulk. Balance más que positivo para la trayectoria de Trimpe, que nos deja un montón de inolvidables historias que no habrían sido lo mismo sin su poder narrativo.
Este último tramo nos trae historias algo más modestas, pero no necesariamente peores.
El encuentro con el Hombre Topo flojea un poco, pero el siguiente arco tiene mucho encanto.
El Conformador de Mundos vuelve a pasarse por la colección, esta vez acompañado de Glorian, una especie de alumno aventajado en la misma empresa.
Glorian concede a Hulk su Shangri-la. Un mundo de felicidad y amistad en el que vivir en paz. Pero los Hombres Sapo, rescatados del lejano primer número de Incredible Hulk, llegan del espacio para corromper el paradisíaco mundo. De esta forma, se produce una cautivadora mezcla entre ilusión y realidad, donde el sueño se torna pesadilla. En esencia, un cuento fantástico con protagonista infantil, el propio Hulk.
De un calibre similar es el episodio situado en Escocia. Algo así como una combinación del misterio del Monstruo del Lago Ness con Moby Dick. Una fantasía oscura que no está nada mal.
Y finalizamos la etapa reseñada con el regreso de Doc Samson que, desde este momento, pasa a ingresar la nómina de secundarios estables. Más allá de la motivación en la búsqueda de una milagrosa cura para Glenn Talbot, el episodio es funcional. Más que nada una concesión para la galería de un nuevo choque de titanes, Hulk y Samson.
Conclusión.Un hipotético volumen que no está al mismo nivel que los tres anteriores, pero que me sigue pareciendo más que bueno.
Los números de transición a cargo de Thomas y Conway no están nada mal, mientras que la etapa Len Wein atesora unos cuantos números muy potentes, aunque también algunos más flojos.
Y Herb Trimpe en su línea. Su dibujo ha perdido fuerza desde el segundo y tercer volumen, pero su estilo narrativo sigue siendo muy dinámico y efectivo.