He leído Enanos Nº 1 (Yermo).
Bueno, parece que por fin ha llegado el momento de darle un tiento a esta serie, después de haber disfrutado tanto de la otra cabecera de la franquicia protagonizada por los elfos. En esta ocasión, y como punto de partida, he tenido la oportunidad de leer la edición española, en cuyo primer volumen se recopilan los dos álbumes de la colección francesa. A partir de aquí, salvo que suceda algo que cambie la situación, comentaré tomo a tomo según la edición francesa, para que nadie se pierda con los comentarios. Antes de nada, dejar claro que me ha gustado mucho, y que espero seguir leyendo las próximas entregas, al menos hasta la número 10, que es lo que tengo, pero debo admitir que no me ha causado la misma impresión. Tenemos dos buenas historias, quizá la primera un poco mejor que la segunda, además de un interesante trabajo de construcción de la sociedad enana. Curiosamente, las explicaciones más detalladas y que nos ayudan a comprender la jerarquía y las diferentes ordenes e encuentra al final del tomo, en los extras, donde cobran sentido algunas de los aspectos que hemos leído. Esto es algo que a mí no me termina de convencer, porque si en un tebeo no te enteras de ciertos aspectos de la trama, es que algo no está funcionando bien. Si necesitas contenidos extras para tener una visión global de esta sociedad enana algo falla aquí. No sé, es una sensación personal mía que siempre he defendido. No obstante, debo decir que no había visto antes esta sección de extras con bocetos e ilustraciones, además de los textos explicativos, y la verdad es que está bastante bien. Me parece un buen complemento, sin excesos.
El escritor Nicolas Jarry consiguió llamar mi atención en Elfos, y espero poder leer su serie Druidas, que tiene muy buenas críticas y se acerca también al género de la fantasía heroica. De momento, casi todo lo que he leído suyo me ha parecido muy interesante, destacando su caracterización de los personajes, o su forma de construir y desarrollar un argumento, en la mayoría de ocasiones aportando cierta dosis de intriga y suspense. Sin embargo, ese elemento de suspense lo elimina en esta serie, trabajando más en los personajes, lo cual tampoco me ha parecido un mal resultado. En el apartado gráfico tenemos primero a Pierre-Denis Goux y después a Crety, que no están nada mal, pero en un principio me parecieron unos artistas algo toscos. Si dibujar cuerpos humanos es complicado, no quiero ni pensar lo dificil que debe resultar dibujar enanos. Los artistas lo intentan, a veces lo consiguen, y en otras ocasiones no tanto. Son muy irregulares en ese aspecto. Por ejemplo, en la escena de sexo que podemos ver en una de las historias, no parecen realmente enanos. Y en muchas ocasiones vemos cierta deformidad algo exagerada, que pocas viñetas después desaparece. Por otra parte, en la segunda historia, el "conductor" del dragón es un humano, o al menos eso dice en un diálogo, pero resulta complicado distinguirlo como tal entre los protagonistas. Como decía, no son malos dibujantes, la narrativa es fantástica, dotando de cierta epicidad algunas escenas de lucha, o de cierta expresividad cinematográfica en las splash pages, pero no han terminado de cogerle el punto a esto de dibujar enanos. Además, el estilo diferente en la segunda historia es más oscuro y sucio, seguramente motivado por la propia trama. De todas formas, vuelvo a insistir en que visualmente no es ningún tipo de desastre, y no te impide disfrutar de la propia historia, pero no estamos al nivel de calidad Elfos, por ejemplo.
Bajo mi punto de vista, la primera historia es la mejor de las dos. No sé si influye que esté protagonizada por Redwin, un personaje que ya hemos visto en la cabecera hermana de Elfos, o simplemente es por su capacidad de transmitir emociones. La prosa de Jarry es bastante buen en la mayoría de los casos, algo que también influye bastante. De todas formas, y aunque es evidente que se puede disfrutar de este relato de forma independiente, creo que la mejor forma de que el lector conecte con él es haber leído las apariciones de Redwin en Elfos, sobre todo al presentarnos aquí a alguien muy diferente del que conocemos. Jarry centra su mirada en el personaje, dándonos a conocer su inicios, cuando su padre se negaba a enseñarle forjar armas, sintiéndose por ello incapacitado a conseguir sus metas personales, que incluían fama, dinero y respetabilidad. Lleno de rabia y odio hacia su padre, acaba pidiendo ayuda a su tío, que le introducirá en una senda marcada por la sangre. Finalmente, cuando Redwing consigue todo lo que se propone, se da cuenta de que su padre tenía en cierta forma razón. Es una historia increíble a nivel humano, con escenas que tocan bastante la fibra sensible. Prácticamente, el lector acaba consumido por esa espiral de sangre y violencia, acompañando a un personaje que para conseguir aquello que anhela se adentra en la oscuridad de su propia alma. Un torturado Redwin que consigue tocar fondo cuanto más alto llega hasta que se da cuenta que todo el odio y la rabia acumulada al cabo de su vida no le ha llevado a ninguna parte. Sin duda, toda una lección de vida, en la que difícilmente podemos aprender de los errores de nadie, sino de los nuestro propios. Obviamente, esto es una historia de fantasía, y hay pelas, sangre y armas, pero como viene siendo habitual en los trabajos de Jerry, sus argumentos siempre encierra algo más, como esta reflexión existencial.
El otro aspecto destacable es que el guionista va desnudando al lector la sociedad enana, que está lejos de ofrecer la visión bonachona a la que todos estamos acostumbrados, sino más bien ante una sociedad plagada de enanos con mucho talento, como sus capacidades innatas para forjar el metal, pero también con una jerarquía salvaje en la que para ser un gran maestro y señor de la guerra, tienes que haber matado a muchos de tu propia raza para llegar al puesto, que posíblemente no seas capaz de conservar mucho tiempo, porque morirás ante cualquier enemigo poco después. Además, esta esa forma de proceder en una serie de juicios por combate, donde parece que solo hay una salida: matar o morir. Todo esto es muy interesante, así como el significado de las runas y el arte que atesora en sí misma, pero quizá se aleja bastante de la representación habitual de esta raza. esto no es algo malo, sobre todo porque Jarry lo va construyendo con cierta solidez, aunque ciertos aspectos cobran sentido al final, cuando en los extras se nos explica lo de las diferentes órdenes en las que se dividen los enanos.
Dentro de esta oscuridad poco común en estos personajes, nos encontramos al protagonista de la segunda historia, Ordo el del Talión. A mí me ha gustado este relato, principalmente por el mensaje antisistema que manda. No obstante, también me ha parecido que Jarry realiza cierto reciclaje argumental. Y es que el Talión, la orden negra de asesinos y la forma de reclutarlos no deja de ser un reflejo de lo que ya vimos con los elfos negros. Es exactamente igual, un brazo ejecutor entrenado para matar, sin que se dejen llevar por los sentimiento, y siempre dispuestos ha seguir las ordenes en todo tipo de misiones que conllevan siempre asesinatos. El protagonista en este caso, Ordo, decidirá ir en contra de todo esto, también como lo hace un elfo negro en la colección hermana, y enfrentarme al origen del poder de la organización, para así llevarnos a una época de cambios. Como digo, es muy interesante todo, pero aquí veo muchos conceptos y elementos repetidos. Incluso el propio Ordo, se consume también por la venganza y el odio hacia su padre, por haber permitido que lo llevaran a convertirse en un asesino frío dejando atrás a su familia, sobre todo a su hermana. No deja de ser de nuevo, al igual que Redwin, otro personaje impulsado por la pared oscura de su alma, capaz de hacer lo imposible por conseguir sus objetivos, los cuales no son destructivos para sí mismo, pero sí para los demás. Un antisistema en toda regla, que si bien me parece interesante como concepto, no deja de ser un refrito de casi todo lo visto ya en Elfos, pero aplicado a los enanos. A pesar de su calidad, pierde cierto valor por su falta de originalidad. Además, también está exento de esa transmisión de emociones, por lo que se queda un escalón por debajo de la primera entrega de la serie, que parece que ne general gustó más que esta. No obstante, y a pesar de todo lo comentado, y tal como empezaba al principio, la serie está muy bien, me parece una lectura notable, de hecho. Sin embargo, en comparativa con Elfos, me temo que sale perdiendo, al menos en este punto inicial, ya veremos más adelante.