Recuerdo cuando leí Los escorpiones del desierto. No fue hace tanto tiempo, sería hace siete o tal vez ocho años. Me lo ventilé a lo largo de cuatro tardes en la biblioteca municipal de Gijón.
Como muchos veteranos aquí bien sabéis, es de Hugo Pratt, el padre del errante marino Corto Maltés.
Puede que esta no sea una obra tan sumamente estudiada y reseñada como las protagonizadas por el personaje de La Valeta, pero no por ello es menos interesante que aquellas. Si con Corto había un componente reflexivo y místico (recordemos La casa dorada de Samarcanda o Las Célticas), aquí lo que prima parece ser el camaradería de los protagonistas, muy en la línea de las películas de Howard Hawks o William A. Wellman. Una profesionalidad de a quien no le tiembla el pulso a la hora de matar, algo que por desgracia, suponemos indispensable en cualquier guerra.
Para quien no lo sepa y sin entrar en demasiados spoilers, ¿quiénes son estos escorpiones? Un variopinto grupo de miembros de una unidad especial de exploración y reconocimiento del ejército británico, los cuales sobreviven día a día en la Campaña del Norte de África, en pleno auge de la Segunda Guerra Mundial. Koinsky, el polaco, es más o menos el protagonista y uno de los líderes de dicho escuadrón (lo veremos ascender). También están otros como Stella o Cush (este último es el africano que acompañaba precisamente a Corto y a Rasputín en algunas de sus anteriores aventuras, décadas antes de este conflicto). Curiosamente, una de las cosas que más me llamó la atención de la historia fue su riqueza cultural. Italianos, británicos, franceses, polacos, etíopes, egipcios... es increíble el partido que se le saca a cada personaje por secundario que pueda parecer en la historia, y de qué modo aprovecha la intrahistoria de su nación para darle un cariz especial con esta o aquella conversación determinada. El incio del primer volumen me parece un guiño bestial a la película de Billy Wilder titulada Cinco tumbas al Cairo, clásico olvidado a reivindicar que protagonizaron Franchot Tone, Anne Baxter, Akim Tamiroff y Erich von Stroheim.
En definitiva, un cómic maravilloso para cualquier fan de las historias bélicas (o aunque no lo sea, también).