Pues yo creo que es el cruce con Inferno no-mutante con más sentido. Harry volvía a tener pesadillas relacionadas con el Duende Verde y comenzaría el camino que le llevaría a su final. El Lagarto volvía ser... bueno, volvía a ser el Lagarto, que eso de que Connors lo controlara no molaba nada. El Duende, aunque continuó siendo un pringado, al menos comenzaba a tener algo de originalidad con sus nuevos poderes demoníacos, porque vamos, hasta entonces era un tío sin poder alguno que no hacía más que mantener vivo un "legado" (el del Duende real, supuestamente muerto) que no tenía mucho sentido.
Y a mí la etapa de Conway me encanta, lo único que me sobra es volver al tema de los clones y de Carroña, un retcon de tres pares de narices que no venía a cuento, ya que ni siquiera se había hecho nada que afectara a lo que él mismo había narrado años antes. Algún día lo entenderé.
Pero como bien se ha dicho ya, sobre gustos...