Reseña de Éramos el enemigo
¿Sabíais que los nazis no fueron los únicos en montar campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial? ¿Sabíais que los estadounidenses encerraron en campos de concentración a más de 120.000 personas durante años solo por el simple hecho de tener sangre japonesa?
Solamente por introducirnos en unos hechos que aparecen en muy pocos libros de historia ya vale la pena acercarse a este cómic.
Estamos ante un cómic guionizado por Justin Eisinger y Steve Scott y dibujado por Harmony Becker. Un equipo relativamente poco conocido en el mundo del cómic. Si la lista de autores se hubiera quedado aquí, probablemente este cómic hubiera pasado mucho más desapercibido, pero nos falta un “autor”. Y lo pongo entre comillas porque él no se dedica a guionizar cómics. Sin embargo él se ha encargado de poner la historia, su historia, encima de la mesa. Estoy hablando de George Takei, conocido en el mundo trekkie como Hikaru Sulu piloto de la Enterpeise. - Con más de un guiño en este cómic a la serie Star Trek. - Y veo muy bien que se use el altavoz mediático de un personaje como Takei para hacer más consciente a la población de unos hechos que nunca debieron haber sucedido.
El cómic narra los años de infancia que Takei pasó encerrado en campos de concentración en Estados Unidos. A raíz del ataque de Pearl Harbour, USA entró en una espiral de racismo y políticas populistas que llevaron a considerar que cualquier persona de sangre japonesa suponía un peligro para la nación. Independentemente que fueran ciudadanos estadounidenses de segunda o tercera generación, sacaron a la fuerza de sus casas a toda la población de la costa oeste con ascendencia japonesa, los despojaron para siempre de todas sus posesiones y los deportaron y encerraron en campos de concentración repartidos por el centro del país durante cuatro años.
Veo muy curioso que la crónica de unos hechos tan atroces como estos no nos haya llegado con la misma facilidad ni con la misma persistencia que la de los campos nazis. Personalmente, desconocía por completo estos hechos antes de descubrir este cómic. Cierto es que en este caso no hubieron ni pelotones de fusilamiento ni cámaras de gas, pero no por eso deja de ser un hecho trágico que todo el mundo debería conocer, justamente para evitar repetirlo. Supongo que de estos hechos se ha hablado poco por aquello de que “la historia la escriben los vencedores”.
Si nos vamos al guion, vemos una historia mucho más digerible que otros cómics históricos de la época ya que los hechos están mostrados desde el punto de vista del Takei niño. Pero no por esto hace que no puedas percibir el drama de la situación ya que el argumento se vale de flashforwards y flashbacks constantes para contrastar lo vivido por el niño, con las conversaciones del padre con el Takei adolescente y con los recuerdos del Takei ya adulto. Estos saltos temporales no despistan en absoluto a lo largo de la obra. Aunque en el tramo final de la obra cuando se centra en la vida activista del Takei adulto sí que noto un cierto apresuramiento y un poco de desorden en los saltos temporales.
En el apartado gráfico tenemos a una Harmony Becker que a pesar de su corto bagaje, consigue darle al cómic un aire manga sencillo que le sienta bien y que transmite la visión infantil del niño. Y hace que tenga un ritmo ágil que permite leer el cómic en una tarde.
Es necesario también comentar el título de la obra que en original es “They called us enemy”. Y es que con la traducción española, “Éramos el enemigo”, se ha perdido un matiz importante. Porque la mayoría de personas encerradas no se consideraban a sí mismos como enemigos, al contrario, se sentían americanos como el que más. Era el resto de la sociedad que los etiquetaban como enemigos. De hecho muchos acabaron luchando en el ejército estadounidense en los años finales de la guerra cuando les dieron permiso para abandonar los campos.
Recientemente, Planeta ha editado este cómic en tapa dura por 25€ con 232 páginas en blanco y negro. No es una ganga pero sí un precio razonable y recomendable para todos aquellos interesados en los hechos de la época.
Reseñados quedáis.