He leído Providence Nº 1.
Antes de hablar del propio tomo en sí mismo, le he dado una relectura a Neonomicon, un volumen que recopilaba las dos miniseries de Moore en las que iniciaba este ambicioso proyecto sobre la figura de Lovecraft. Aunque en un principio me pareció un trabajo menor del autor y no me termino de convencer esa visión del barbudo sobre esas intenciones ocultas que bien por la época o por lo críptico del escritor, en aquellos relatos se escondía a simple vista más cantidad de sexo del que pudiéramos pensar. En el revisionado, he visto con otros ojos aquellas historias y la verdad es que me han gustado más que inicialmente. Moore continúa con su tono referencial, realizando varios guiños a relatos del escritor de Providence y todo me ha parecido mejor hilado de lo que que me transmitió mi primera lectura. Si bien es cierto que los diálogos y los personajes siguen siendo muy escatológicos en su lenguaje y a veces resulta un poco forzado, como comentábamos en su día Ibaita y yo, la historia encierra otros elementos interesantes como esa búsqueda de un conocimiento arcano que en su descubrimiento no solo abre las puertas a un nuevo lenguaje, sino que casi nos puede llevar a la locura, como le sucede a uno de los protagonistas. Además, se pueden observar diferentes conexiones con Providence, algunas bastante evidentes como los habitantes de Salem y su morfología similar a la entidad de Neonomicon, o el extraño lago que emana ciertas energías, de manera similar a la piscina donde se produce la orgía y las escenas de sexo explícitas que tanto fueron criticadas, a pesar de que posteriormente, el trabajo de Moore obtuviera el Premio Stoker en 2011. también, de manera un poco más oculta, se hace mención a varios nombres durante la investigación de los asesinatos, que toman forma en estos primeros compases de Providence, ayudando a construir ese universo lovercaftiano en el que trabaja Moore. De forma similar a como me sucediera con Century, Neonomicon se me ha revelado en su relectura como una obra mucho más interesante de lo que me pareció en un principio, más compleja incluso, y, a pesar de sus defectos, también mucho más recomendable.
Centrándonos en el tomo que nos ocupa, debo decir que me ha gustado mucho, pero también que es una lectura muy densa y en la que Moore exige bastante al lector. No solo por la cantidad de temas que toca, sino por su carácter referencial, combinando realidad y ficción, en un estilo similar al de Lovecraft, maestro del horror, pero también un escritor al que siempre recuerdo por su estilo denso y enigmático. Además, Moore mimetiza muy bien el estilo de Lovecraft, sobre todo en ese cuaderno de notas que acompaña a cana número americano, recordando los extras de Watchmen. De hecho, parece que la crítica ha establecido ciertos paralelismos entre Watchmen y Providence, no solo por este detalle, sino también por su intencionalidad a la hora de abordar el género, en este caso el terror lovercaftniano, por así decirlo, presentando diferentes capas de lectura y mucha profundidad a una historia que se puede leer desde la perspectiva de suspense y el terror, con un periodista como protagonista, que investiga la historia de un libro árabe sobre la resurrección y la inmortalidad, lo que le lleva en una búsqueda por la América profunda, para ir descubriéndose, de manera solapada, que bajo una pátina de fantasía y folclore se encuentra una realidad. Tengo que reconocer que no había yo pensado en Watchmen, algo señalado en el interesante artículo final del tomo, pero tiene sentido, aunque yo en un principio sí veo cierto paralelismo con From Hell. Tenemos una obra muy densa, con muchos textos anexos escritos al estilo del siglo XIX, hay cierta conexión con hechos históricos y hay una cantidad de información abrumadora. Aunque cada número USA se tarda en leer un rato, después hay unas páginas de un cuaderno de notas del protagonista que narra con mayor profundidad y detalle diferentes aspectos del capítulo, añadiendo elementos entre viñetas y dotando a la historia de un mayor contexto. Desde luego, no es una lectura ligera, implica también muchas referencias a la literatura clásica, alguna bastante desconocida incluso por estos lares, pero no por ello es menos interesante, a pesar de la exigencia hacia el lector, que puede disfrutar también desde otras perspectivas.
Uno de los aspectos más interesantes es la narrativa. Esa narración entre viñetas, o esos elementos de la trama que son en cierta forma anecdóticos, incluso las aportaciones en clave. Hay que tener en cuenta que nos trasladamos a una época de represión, en el año 1919, algo que se refleja muy bien con la instauración de la ley seca, la huelga de actores o las menciones veladas al racismo y el rechazo étnico, como si de un prólogo de la Segunda Guerra Mundial se tratara. Moore trabaja mucho en este aspecto, en lo que parece también un intento por retratar al propio Lovecraft, ya que Providence es no solo una obra referencial y un homenaje, sino también una vehículo para profundizar en la personalidad del escritor mediante su obra, que aquellos que la han estudiado mínimamente en profundidad han encontrado ciertas trazas de racismos. Cada número tiene una referencia a un relato de Lovecraft, como se explica muy bien en el artículo final del tomo. Por otra parte, Moore continúa introduciendo elementos sexuales, como por ejemplo un protagonista homosexual, algo que hay que ver entre líneas, que vive toda clase de vicisitudes por su tendencia sexual, reflejado principalmente en ese cuaderno de notas tan necesario para entender tanto al protagonista como el cuadro completo del escenario temporal en el que transcurre todo. Todo ello en una búsqueda refinada para reflejar la represión que podía sufrir el escritor y que se trasmitía en su obra, la mayoría de las veces de forma velada.
Pero si hay algo realmente interesante es la riqueza de los contenidos de la trama. El viaje de investigación nos lleva a introducirnos en el mundo de la magia y el esoterismo, uno que conoce bien Moore, considerado como uno de los pocos brujos modernos. La cábala, las logias masónicas, la religión, el protagonista también es judío, dudo que sea algo casual, las orgías y los incestos, son algunos de los elementos en los que Moore profundiza en una obra plagada de detalles, referencias y con un trasfondo de terror al más puro estilo de Lovecraft. Sinceramente, una vez más se hace patente la innata capacidad del británico para escribir con ese talento que le caracteriza, no solo por tener la capacidad de trasladarnos a una época pretérita sin muchos problemas, sino también para mimetizar un estilo que no es el suyo, transmitir la ambientación necesaria, y realizar un trabajo que desde la simplicidad aparente esconde diferentes capas de lectura, alude a las enseñanzas filosóficas de Jung, establece conexiones con la realidad histórica, plantea reflexiones existenciales y nos traslada alas viñetas el complejo universo de Lovercraft, como solo el británico es capaz de hacerlo. Aunque soy consciente que no es una lectura fácil, creo que merece mucho la pena el esfuerzo, además de que también puede servirnos para conocer cuestiones interesantes. Bienvenidos a Providence, donde acecha el terror.