Me he leído
Marvel Golden Age Limited: Capitán América. Se trata de los diez primeros números de los años 40 del Capitán América, de la mano de sus creadores, Joe Simon y Jack Kirby. Dado que en aquella época los cómics incluían varias historias, hay una treintena de ellas. La primera, por supuesto, es la archiconocida historia de su origen,
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Curiosamente,
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También en ese primer número se presenta
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De cara al segundo número, se produce un gran cambio estético,
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No sería el único problema con el dibujo,
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Con respecto a las historias, en contra de lo que podría pensarse,
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Quizás la única historia que entra dentro de los cánones que se suelen asociar con esta época
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Las historietas vienen acompañadas de relatos en prosa, no todos ellos protagonizados por el Capi, entre los cuales se encuentra el debut como escritor de Stan Lee,
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Un último aspecto que cabe destacar es el de "Los Centinelas de la Libertad", el club de socios del Capitán América, al que pueden apuntarse, tanto chicos como chicas, por diez centavos. No voy a ponerme a calcular la subida del precio de la vida y la inflación, pero hacerse miembro de la MMMS veinte años después, costaba un dólar. Los miembros recibían una placa y un carné, y aquí entra lo más peculiar, se animaba a los niños a denunciar a cualquiera que pudiera ser un traidor a la patria y que vigilaran los cielos en busca de posibles aviones enemigos. Aparte de eso, se incluye un código en uno de los números, que permite descifrar mensajes en números posteriores, algo que en tiempos de la MMMS se califica como "cosas infantiloides".
Se trata, pues, de un tomo que permite ver los primeros pasos no solo del personaje, sino también del cómic y, aunque no estrictamente, del cómic de superhéroes. El aspecto de novedad se nota sobre todo en los primeros números en la narración, pues la transición entre viñetas no queda clara a veces y, en ocasiones, los textos de apoyo, que muchas veces narran lo que ocurre en la viñeta, están situados de tal forma que no se sabe bien si hay que leerlos antes o después del bocadillo. No obstante, la división en viñetas no es tan estricta como lo sería años después, con algunas rupturas que no serían consideradas rupturistas hasta los tiempos de Neal Adams.