Vale, ya lo entiendo todo.
He leído todos los mensajes de estas últimas dos páginas, y ahora comprendo el problema.
Me parecía raro que no coincidiéramos la mayoría (aunque unos cuantos sí), pero leyéndoos y viendo donde se centran el 100% de las respuestas, comprendo donde está la confusión.
Sobre la contextualización, innovación e importancia, ya he hablado sobradamente. Y ahí la mayoría tenéis vuestra parte de razón, como ya maticé antes. Sin embargo, creo, y siempre he creído, que si tienes que "contextualizar" para disfrutar (no estamos hablando de analizar, entender, comprender, solo ver algo por puro disfrute),
realmente NO te está gustando lo que ves. Esa ha sido siempre mi impresión, y siempre he creído eso. Por poner un ejemplo: No me hace falta contextualizar
La gata sobre el tejado de Zinc o
Lo que el viento se llevó, me gustan sin tener que excusarme, sin tener que hacer el complicado ejercicio de traducción cerebral del "ten en cuenta lo que estás viendo".
Esto entiendo que pueda ser personal -no os quiero convencer- pero de verdad que creo que para la mayoría, sanos lectores de cómics, espectadores de cine, lectores en general, sin más pretensiones que entreteneros, no se debería caer nunca en el "hay que tener en cuenta que". No; te gusta o no te gusta, no tengas en cuenta nada. Si me dices que no te gusta Casablanca, lo último que voy a decirte es que "tengas en cuenta" nada. Disfrutar es un contrato completo que no entiende de clausulas. Ahí sí me acojo totalmente al mantra de Beyonder de siempre
"Está lo que te gusta y lo que no te gusta", y me da igual que tenga 100, sea tan importante como la Biblia o lo que supusiera en su momento.
Lo cual por supuesto, no invalida nada de lo antes dicho.
Ahora bien, me gustaría ser más claro en un punto que creo, honestamente, que no es está entendiendo en lo que digo, y aquí sí voy del análisis racional al formal:
Ninguno de vosotros está hablando del discurso de Lee.Me he dado cuenta tras leer los 20 ensajes seguidos, aunque ya lo sospechaba y lo dije ayer. Una cosa es el discurso, el envoltorio, y otra el contenido, lo que se cuenta, el narrador (narrador cero, testigo, blablabla), los personajes (planos, redondo), la trama (ab ovo, in media res) y demás características.
Del discurso de Lee, que es mi mayor pega (sí, puedo ser benévolo con los bancos, las piezas, los comunistas y demás. No pasarlas por alto, pero sí ser flexible), ninguno habéis dicho realmente nada.
Porque no os centráis en él. Os centráis en que Peter esté bien caracterizado o no, en lo bueno de la idea de los villanos, en el concepto de Spider-man, en las aventuras de cada tebeo, en su diversión o su trama.
Pero es que cuando digo que AS está mal escrito en sus comienzos, cuando se dice de algo "está mal escrito", se atañe sobre todo al discurso del escritor, no al narrador (una cosa es el narrador y otra el escritor, Lee es un narrador omnisciente y heterodiegético, que se encuentra DENTRO, del discurso).
El discurso no entiende de diálogos, monólogos o pensamientos; es un tocho de texto todo seguido.
Y es ahí precisamente, donde digo que AS es un cómic mediocre y mal escrito, mientras que, os cojo el ejemplo, Días del futuro pasado no, porque no es solo sobre qué va cada cómic y sus personajes, sino la prosa, el estilo, el léxico, la poética narrativa, la ruptura del lenguaje, el ritmo y fluidez de las palabras.
Es imposible decir que Lee, que no tuvo apenas estudios, que pensaba que el cómic era una chufla para fracasados, que escribía concientemente para niños sin pensar que nadie más le fuera a leer, es imposible como digo, que Lee transcendiera el lenguaje y creara una obra maestra, atendiendo al cómo está escrita, da igual sobre qué.
Lee no revolucionó estética alguna, y su discurso es del montón, a veces más inspirado o incluso poético, llegando a cotas muy altas, pero no en este punto.
Y para que me entendáis; una innovación de estilo, por ejemplo, sería el discurso de Frank Miller en Sin City, no porque sea nuevo -que no lo es- sino porque recuperó una cadencia, tregiversando el monólogo interior, haciendo de él un esperpento, una exageración, dando un ritmo y un sentido de serie B a su prosa, para asemejarla a las revistas pulp que homenajeaba. Sin city es pues, un ejercicio de estilo, por poner solo un ejemplo de ello.
No sé si me explico bien en este punto, pero quería que quedara lo más claro posible.
Siempre he pensado que en el mundo de los lectores de cómics se desprecia la prosa en favor de la trama y las caracterizaciones, lo que en realidad tiene todo el sentido porque puede ser lo más importante de cara a la continuidad y esencia de los mismos.
De ahí que siempre me sorprendiera que buenos dialoguistas o narradores con una prosa envidiable, como los son Niceza o Lobdell en muchos momentos con destellos realmente ingeniosos, fueran denostados completamente (pero completamente) ya que sus tramas, personajes, situaciones, continuidades, verosimilitud, coherencia y argumento, no tenían ni pies ni cabeza la mayoría de ocasiones. Y claro, es cierto, no la tenían. Algo inexcusable en un guionista de cómics. Pero "escribir" , lo que es el acto de escribir, bien sí sabían hacerlo si llegaba el caso.
Pues eso