Sin olvidar la tendencia actual ( aunque algunas cosas ya llevan bastante tiempo así) de limitar las tiradas... O compras ahora o te quedas sin ello...
Eso que comentas no es una tendencia, es un sistema de producción que lleva generalizado desde hace medio siglo en los países occidentales que decidieron externalizar la producción de sus básicos a terceros países en los que los costes de producción eran (son) mucho, mucho más baratos.
Ahora nos damos cuenta de las consecuencias de esta forma de producción en el cómic, porque las editoriales/distribuidoras han aprendido que
es más rentable hacer tiradas ajustadas a las ventas previstas/reales que almacenar en enormes silos los excesos de un sistema que se basaba en inundar el mercado para que alguien compre de manera ocasional.
Antes de la pandemia, la mitad de los "grandes tochales" que se vendían en España (de todas las editoriales) se imprimían en Asia. Entre las consecuencias del bloqueo internacional provocado por la pandemia, los fletes se han multiplicado por N (son 4/5 veces más caros, ríete de la subida del diesel), por lo que ya no le sale rentable a Norma/Panini/pon-aquí-el-nombre imprimir un libro de 40 euros y traer un contenedor lleno desde el otro lado del planeta.
Eso, acumulado con el resto de circunstancias que comentáis, ha devenido en un "mercado" completamente distinto al que -hace una década- permitía un incremento continuo de las novedades mensuales. Hace tiempo que ya no caben no solo en nuestras estanterías (las de aquellos que no tenemos una mansión, claro), sino en las baldas de las librerías especializadas, que han de escoger qué NO piden al distribuidor y cuentan con los dedos de una mano los ejemplares que solicitan para no acumular auros en el almacén, que no pagan las facturas de la luz.
Un librero de Valencia pedía entre 10 y 15 omnibuses de Conan cuando comenzarona a publicarse. Ahora pide exactamente los que tiene encagador + 1, ya que puede tener apalancados durante algunas semanas 70 euros, pero no 350 euros.
Esa "escasez" (ojo, que no es real) provoca que el mercado de segunda mano sea mucho más dinámico que un periodo distinto en el que prácticamente todo el mundo sólo comprábamos la novedad porque, coño, nos podíamos pagar prácticamente todo lo nuevo que nos interesaba.