GRANDES OLVIDADOS MARVEL
Capa y Puñal, Tyrone Johnson y Tandy Bowen, son una creación muy personal de Bill Mantlo. Si lo pensamos detenidamente, veremos que pueden ser su creación propia más destacada de su paso por Marvel, por mucho que cierto Mapache con malas pulgas esté dando guerra últimamente. Sí, Bill Mantlo nos porporcionó grandes ratos en Micronautas, ROM, Hulk, Alpha Flight y tantos otros, pero aunque a veces tuviera que imaginar universos y mitologías enteras para ese tipo de colecciones, siempre fueron encargos de creaciones de otros. No así Capa y Puñal.
Capa y Puñal fue la respuesta de Mantlo a las plegarias que lanzó cuando se hizo cargo de la serie de Peter Parker, Spectacular Spiderman. Básicamente Mantlo no sabía por dónde empezar, estaba presionado por la responsabilidad y la oportunidad de escribir una serie de un personaje tan importante como Spiderman. Podríamos decir que estaba bloqueado, pero la idea de Capa y Puñal vino a rescatarle como por arte de magia. Cuando surgió, vino completa. No pudo parar de escribir, y origen, personalidad y características de ambos personajes se dibujaron en su mente de manera clara y nítida, de manera que pareciera que la presa de su mente hubiera sido rota por una inundación de ideas imparable. Su gran contribución al ideario común de personajes del Universo Marvel acababa de aparecer. La contribución de Ed Hannigan, dibujante de Spectacular, a la imagen de la pareja fue decisiva para su asentamiento, y así fue reconocido por Mantlo. Podemos comprobar lo bien que ha funcionado ese diseño viendo que en más de treinta años apenas ha sufrido modificaciones: los personajes siguen tal cual, y su apariencia es igual de fresca y moderna que entonces.
Desde su primera aparición en Spectacular, Capa y Puñal alcanzaron una gran popularidad, eran unos personajes intrigantes y atrayentes que irrumpieron en la colección con fuerza. Su origen, el de dos muchachos que fueron raptados para ser usados como conejillos de indias en los experimentos de nuevas drogas por parte de unos traficantes sin escrúpulos, es uno de los mejores de la nueva hornada ochentera marvelita. Esos experimentos hicieron que obtuvieran esos curiosos poderes sobre la oscuridad y la luz, apenas atisbados en los números de Spectacular pero que darían muchísimo juego en sus aventuras en solitario, además de convertirse en personajes recurrentes de la etapa Mantlo en Spectacular…
Esa primera aparición sirvió para mostrar a unos personajes en apariencia implacables, consumidos por la necesidad de venganza hacia los que los hicieron como eran. Una vez consumada esa venganza ante la oposición de un impotente Spiderman, se lanzaron hacia el que sería su status-quo primigenio: la lucha contra el narcotráfico en las calles de Manhattan.
Lo siguiente que hizo Marvel con los personajes, visto su potencial, fue dedicarles una miniserie y después, ante el éxito, una serie regular.
7. CAPA Y PUÑAL DE BILL MANTLO(1983)
El encargado fue, como no podía ser de otra manera, el propio Bil Mantlo. Al dibujo sustituyendo a Ed Hannigan estuvo Rick Leonardi en uno de sus trabajos más recordados.
Esta serie, además de ampliarnos el origen de los personajes y ofrecerles un hogar en la Iglesia del Espíritu Santo del Padre Francisco Delgado, sirvió para trazar definitivamente la personalidad de ambos y la dualidad de sus poderes. La oscuridad y la luz no eran sólo meros poderes estéticos opuestos, un mero juego de ying y yang. No nos limitábamos a estallidos de luz y sombras de oscuridad físicas, sino que los poderes de ambos enlazaban con sus propias almas y las de aquellos contra los que los utilizaban. El bien y el mal como conceptos reales y palpables.
La relación de Capa y Puñal se reveló más como una simbiosis, aunque en ciertos momentos llegara a parecer más bien que el oscuro Capa era un parásito de la luminosa Puñal. Sus poderes eran espirituales, y respondían al bien y al mal de las personas de manera natural. En ese sentido, el entorno de una iglesia era muy adecuado, rodeados de los feligreses y de los pecadores a partes iguales, con la benévola presencia del Padre Delgado que acogió a Capa y Puñal, ¿desinteresadamente?¿Buscando ayudar a sus jóvenes almas? ¿O ya estaba atrapado, aunque no lo supiera ni él mismo?
La serie era muy densa argumental y filosóficamente hablando. No sólo por la temática del narcotráfico o derivados como la prostitución infantil a la que se enfrentaban sus protagonistas. La carga emocional de los personajes era muy intensa y poderosa… Así, la oscuridad de Capa no era sólo ausencia de luz, sino hambre por ella. Hambre, que consumía a Capa incluso llegando al dolor físico. La luz de Puñal lo satisfacía, pero de igual manera lo hacía la luz personal de cualquiera que entrara en su Capa, con la diferencia de que Puñal no se veía realmente afectada mientras que las personas normales quedaban consumidas por el hambre de esa tenebrosa oscuridad. No sólo eso, sino que la Capa les mostraba sus peores pesadillas mientras los consumía. Capa era como un vampiro, pero de luz en lugar de sangre. Su personalidad era igualmente oscura, a veces hasta perversa, no teniendo remilgos a la hora de consumir a sus enemigos. Puñal en cambio, era todo luminosidad. Su alma era generosa, rebosante de luz. Llegaba a ofrecer tanta a Capa que él temía estar tomado demasiado de ella. Sus puñales eran tan puros que podían paralizar a sus enemigos atacando la negrura en sus almas, pudiendo llegar incluso a matarlos. Cedía generosa su luz a Capa para que se alimentara, y era siempre la que aportaba mesura a la pareja y ofrecía la salvación al criminal. Esto era utilizado por la pareja en su lucha contra las drogas: Capa introducía al narcotraficante en sus pliegues y Puñal le ofrecía una salida hacia la luz a cambio de una confesión, o de información. El viejo truco del poli bueno-poli malo elevado a la enésima potencia. Siempre funcionaba.
El Padre Delgado veía a Capa como un demonio y a Puñal como un ángel al que debía liberar de la malvada influencia del primero. Así, intentó que Puñal volviera con su familia, con Capa tratando de sabotear todos sus intentos. Capa, en ese sentido, era egoísta y parasitario. Veía sus poderes como una maldición sobre la que estaba amargado, pero al mismo tiempo los usaba, a ellos y a su misión, como una excusa para poder permanecer cerca de Puñal, de la que estaba seguro que sólo podía mantener a su lado en tanto en cuanto siguiera su cruzada contra las drogas. Prefería condenarla a una vida infeliz que perderla… aunque la obsesión del Padre Delgado con la pureza de Puñal pasó a ser algo muy diferente, patológico y hasta malvado… ¿era la luz de Puñal la responsable de aquello? ¿No era tan diferente a la oscuridad de Capa, deslumbraba demasiado? Tan convencido estaba el Padre de la maldad de Capa, tan lleno de loco deseo hacia su amada Puñal, que incluso intentó un exorcismo…
En pocos números los personajes evolucionaron tremendamente. El crossover con Secret Wars II, uno de los mejores de toda la serie, fue determinante. Al igual que hizo el propio Mantlo en su Hulk, utilizó el cruce para dar un salto cualitativo en su argumentario. ¿Os imagináis al Todopoderoso con un chute de heroína en el cuerpo? Pues aquí lo encontraréis. Su resolución fue implacable: el exterminio de todo traficante, chulo, camello y drogadicto de Manhattan. Aquello fue terrible para Capa y Puñal, que vieron reflejada su misión a un nivel exponencial y terrible tuviendo que enfrentarse al extremo de su propia postura, encontrándolo deficiente. El Todopoderoso no concedía una segunda oportunidad a nadie. Así, tras convencer al Todopoderoso de que deshiciera su crimen, decidieron que su cruzada no sería sólo salvar al inocente sino rehabilitar al criminal. Decidieron trabajar para la esperanza más que para la venganza.
No obstante, la pareja fue una contradicción andante. Igual trataban de redimir a los criminales como no dudaban de acabar con ellos en un momento dado, sobre todo un Capa al que le costaba mucho escapar del hambre que lo consumía. El mismo Capa que, al ver que Puñal daba un giro hacia la oscuridad que él habitaba abandonando a un criminal entre los pliegues de su Capa, giró hacia la luz y se echó a la espalda la responsabilidad en solitario de la redención que ella parecía haber abandonado. La pareja parecía un péndulo o una balanza, y uno compensaba al otro. Si Puñal se llenaba de crueldad, Capa se mostraba compasivo y esperanzado: si ella permanecia pura, él se podía permitir caer en su oscuridad. Su resolución era cambiante, adaptable, traicionando al número siguiente la convicción del anterior, siendo los protagonistas incluso más humanos por ello.
El tratamiento psicológico era profundo, con Capa tornándose siniestro cada vez que alguien amenazaba su relación con Puñal. Sin embargo, hubo un momento en que tornó repetitivo. Al fin y al cabo, llega un punto en que la reflexión moral sobre el mismo tema ya no deja margen para darle más vueltas. Mantlo, consciente que abocaba a la serie al estancamiento, decidió cambiar de aires cambiando de ambiente. Embarcó a Capa y Puñal en un viaje alrededor del globo en persecución del Santa Elena, un barco narcotraficante, con la esperanza de poder detener el tráfico de drogas a origen. El viaje los llevó por diferentes lugares como Marsella, Munich, Belén o Latveria, confrontación con el Dr.Muerte incluida. Cambiando el entorno, que no la misión, consiguió remontar la serie un tanto siempre centrando su atención en las motivaciones de los protagonistas, si bien fue su canto del cisne. La serie no debía de vender todo lo necesario, ya que fue cancelada para ser relanzada en la nueva Strange Tales, compartida con el Dr. Extraño. El caso es que Mantlo abandonó unos pocos números más tarde… su sustituto al guión, un inesperado Terry Austin (sí, el entintador) dejó un poco de lado el melodrama y cambió el tono de la serie.
Mantlo escribiría también una novela gráfica, dibujada por Larry Stroman, que ataría uno de los cabos sueltos que al autor insinuó a lo largo de toda la serie: ¿Qué se ocultaba en realidad entre los pliegues de aquella Capa de oscuridad? ¿Por qué aquél hambre… qué se alimentaba allá dentro? ¿Había algo más de lo que parecía? La respuesta es que sí, lo había… ¿acaso tenía finalmente razón el Padre Delgado?
Gráficamente, la serie fue una gozada. No era “hot”, pero Rick Leonardi le confirió una personalidad y estética propia, urbana y dinámica, y personalmente me encanta. Asimiló como propios los diseños de Hannigan de un modo en el que parecía que hubiera nacido para dibujar los personajes. Puñal era delicada y grácil, Capa era terrible y amenazador… Cuando marchó fue sustituido por una serie de dibujantes invitados, ¡pero qué sustitutos! Mike Mignola, Arthur Adams, Brett Blevins… éste último quedó como dibujante regular de Strange Tales, si bien no estaba todavía al nivel de posteriores series, como sus recordados Nuevos Mutantes.
Ni siquiera he entrado a analizar los temas secundarios que rondan la serie: no hablo ya del crimen, drogadicción, prostitución propios del sórdido mundo en el que habitaban los protagonistas … hablo de las relaciones familiares, de la religión, de la obsesión, la irracionalidad de la mente humana, la responsabilidad, la culpa, el remordimiento, la diferente extracción social de la que provenían Tandy y Tyrone, la corrupción policial … hay una trama importante sobre ella en torno al personaje secundario de la Teniente Brigid O´Reilly, contacto extraoficial de los protagonistas con la policía. Para mí está muy claro que Bill Mantlo se esforzó mucho con los personajes… y parió uno de sus mejores y más densos trabajos.
Para mí, una gozada de serie.