LA LEGION DE SUPERHEROES
En mi anterior texto para este hilo, hablábamos de una serie que trasladaba a DC el concepto de los cómics Marvel. Por lo tanto, me parece que lo más lógico es que continuemos ese camino con otra serie que consiguió ir un paso más allá, transformando dicho concepto en algo puramente deceita. El gran responsable de ello es Paul Levitz, pero antes, quizá sea mejor ponernos en situación.
La Legión de Superhéroes tiene su primera aparición en Adventure Comics #247 (abril 1958). Allí, se presentaban tres muchachos procedentes del siglo XXX para invitar a Superboy a unirse a un grupo creado en homenaje suyo. Aquella historia, escrita por Mort Weisenger, no tenía visos de continuidad, pero la insistencia de los lectores provocó que se fueran incorporando paulatinamente al reparto de secundarios de la serie.
Posteriormente, en 1962, conseguirían su propio serial en Adventure Comics. Con autores de renombre como Jerry Siegel o Curt Swan, el grupo consiguió apartarse de la alargada sombra de Superboy. Cuatro años después, un joven Jim Shooter creo a buena parte de los grandes enemigos de la Legión. Los Cinco Fatales, los Khunds y Universo, son algunas de las aportaciones del que sería años después Editor en Jefe de Marvel Comics Group. Desgraciadamente, el publico retiro su apoyo a los personajes cuando trasladaron sus aventuras a Action Comics, cayendo en el ostracismo.
En 1971, gracias a Cary Bates y Dave Cockrum, la Legión reapareció en la serie regular de Superboy. Ambos autores supieron insuflar nueva vida a los personajes, sobre todo en el apartado gráfico, lo que consiguió que la popularidad del grupo aumentara. Tanto es así que la serie cambió su nombre por Superboy y la Legión de Superhéroes. Fijaos cuanto influyeron estos personajes en Cockrum, que durante su estancia en Marvel se inspiró en ellos para crear la Guardia Imperial Shi’ar en Uncanny X-Men.
En Superboy and the Legion of Super-Héroes #225 aterriza Paul Levitz en la colección, comenzando su primera etapa con el grupo. La mayor parte del trabajo conocido del autor neoyorquino está relacionado con las labores editoriales de DC, incluso acabaría convirtiéndose, años después, en el director de la compañía. Realmente, éste sería su principal y mejor trabajo como escritor, aunque me gustaría resaltar su labor junto a Gerry Conway en la JSA clásica desarrollada durante la década de los setenta. Aún así, su trabajo fue revolucionario, ya que rompió las estructuras básicas de las historias para dar mayor sentido al apelativo de serie regular. Contribuyó al desarrollo de los personajes y la creación de tramas que se prolongaban durante varios números, además contribuyó a darle la vuelta a la tortilla, convirtiendo a Superboy en secundario y a la Legión en protagonista. A todo esto, habría que añadir que supo darle a cada personaje su momento de protagonismo, a pesar de la ingente cantidad de superhéroes que formaban parte del grupo. Sin embargo, la serie mantenía una coralidad armónica que fluía a través de las tramas.
De esa forma, se repetía una historia muy habitual dentro de los profesionales del género. Veíamos como un joven que durante su infancia había disfrutado con aquellos personajes, tenía la posibilidad de escribir sobre ellos, consiguiendo hacer realidad su sueño con poco más de 19 años. A lo largo de su dilatada etapa con la Legión, demostraría con creces tanto su amor y respeto por lo personajes como su gran conocimiento del pasado de la editorial. Asimismo, contribuyó a dejar una huella indeleble en la colección, estableciendo unos parámetros básicos de cómo debía concebirse una historia del grupo.
Tras dos años en la colección, de forma casi ininterrumpida, Levitz deja a la Legión, primero en manos de Gerry Conway, que posteriormente sería sustituido por Roy Thomas. Ambos autores consumaron la emancipación del grupo con respecto a Superboy, a la espera del regreso del neoyorquino. Finalmente, en el número 284, Levitz retornaba con los viajeros del siglo XXX, esta vez durante una etapa que se prolongaría en el tiempo, y que contaría con un acompañante de excepción, Keith Giffen.
El dibujante cuando llega a la colección no tiene ningún trabajo importante que le respalde. Su primera publicación consistía en un relato en blanco y negro titulado "The Sword and The Star", escrito por Bill Mantlo y publicado en la Marvel Preview, colección de la eterna rival de DC. No obstante, a partir de esta extensa colaboración, su reputación en el medio saldría reforzada. Algunos opinan, entre los que me encuentro yo, que el dibujante hizo mucho más que dibujar en esta serie. Solo hay que fijarse en su trabajo posterior con la Liga de la Justicia, junto a DeMatteis, de la que ya hemos hablado aquí. De hecho, tras su marcha, podríamos decir que la colección se resintió un poco, pese a que mantuvo un estándar de calidad suficientemente alto bajo la batuta de Levitz.
Durante este largo periplo por el lejano futuro, el tándem creativo fomentó el desarrollo de los personajes. Para que nos hagamos una idea, mientras en Marvel teníamos a la Patrulla-X de Claremont, o los Vengadores de Stern, en DC estaban Los Nuevos Titanes y la Legión, la cual llevaba este concepto a la enésima potencia. Y es que la ingente cantidad de personajes que se paseaban por aquí no tiene parangón. Por un lado, teníamos a una multitud de miembros que formaban un grupo perfectamente estructurado en el que cada cierto tiempo se rotaba el líder mediante votación, mientras otros permanecían en la reserva. Por otro lado, teníamos a los prometedores jóvenes que ansiaban formar parte del gran grupo de superhéroes que defendían a la Tierra de cualquier amenaza. A todos se les dedicaba su momento de gloria, e interactuaban de forma que el lector acababa cogiéndole cariño a cada uno de ellos. Sin duda, el paradigma perfecto de lo que todos entendemos por una serie coral, donde ningún elemento era casual y formaba parte de un plan a largo plazo.
Un vasto elenco de personajes enriquecido por las diferentes tramas y subtramas que daban como resultado una lectura adictiva como pocas. Cabría destacar la combinación perfecta del género superheroico con la ciencia ficción que generaría sagas épicas como La Saga de la Gran Oscuridad, Las Guerras Mágicas o Proyecto Universo, entre otras, dando lugar a una etapa dorada tanto para los autores como para la Legión de Superhéroes.
Tampoco me gustaría olvidar la evolución que tuvo la serie a medida que avanzaba la década de los ochenta. Esto es algo que se produjo de forma progresiva, pero que doto a las diferentes tramas de mayor profundidad y algo de la oscuridad imperante en la época, buscando ese tono más adulto. Levitz se fue adaptando a los tiempos, imprimiendo mayor sensación de realismo y cierta inseguridad en la supervivencia de los protagonistas. Todo ello influyó en una mayor carga de dramatismo y en acontecimientos de lo más inesperado. Pero siempre al servicio de las historias y los personajes. Nada de recursos vacíos y sin sentido, ya que una de las características principales en esta serie es el desarrollo fluido de las tramas, lejos de las imposiciones editoriales y las modas. Todo resulta muy natural y orgánico, posiblemente ahí esté el secreto de su éxito comercial.
Sin ningún lugar a dudas, estamos ante una de las grandes obras del género. Quizá una de las que a priori pueda resultar más inaccesible para un neófito, pero os puedo asegurar que no es así. Desde un principio, gracias a la labor del guionista, esta pléyade de personajes venidos del futuro consigue ganarse el corazón del lector para siempre. Si alguien tiene oportunidad, que se acerque a la edición que publicó Planeta en su Clásicos DC, porque estoy seguro que no se va a arrepentir. La editorial española hizo una apuesta arriesgada con esta publicación, que consiguió alcanzar las 17 entregas. Allí podéis encontrar lo mejor de esta etapa. La pena es que no se pudo continuar con la posterior etapa de Giffen, proyectada para la línea Universos DC, pero aún así, estos tomos son una pequeña joya que nadie debería dejar de leer. Si bien es cierto que la edición no es todo lo buena que debería ser, me parece mejor opción que bucear en ediciones anteriores, mucho más complicadas de conseguir. Además, tiendo a pensar que pasarán muchos años hasta que una editorial española intenté recuperar esta pequeña joya, desgraciadamente.
De esa forma, solo me queda daros la bienvenida al siglo XXX; un glorioso futuro para algunos, un dorado pasado para otros. ¡A mí la Legión!