Ahora ando pillado de tiempo, pero luego me extiendo un poco sobre este tebeazo.
Y al fin he tenido un rato de tranquilidad y relax
Como decía, esperaba para mis adentros que el texto de Oskar tratase sobre la Liga de Giffen. Porque siempre tiene que haber una excusa para reivindicar este tebeo. De verdad.
En su momento, en aquellos tiempos en los que devoraba cualquier tebeo que cayese en mis manos (lo mismo daba que fuese de La Patrulla-X -que nunca fallaba, claro- que de Alf, de la revista Guai o del puto Escuadrón Suicida que me volaba la cabeza de lo cojonudo que me parecía), todos los meses me las apañaba para leer la JLI sin comprar un sólo número. A veces lo conseguía en aquellos kioscos donde te cambiaban comics por un duro, otras veces se lo gorroneaba a un colega que se hacía la colección. Y cuando llegaba a casa con la grapa de turno, sabía que me iba a partir de risa. Un día era por J'onn J'onzz y sus Oreo, que no sabía lo que eran pero tenían muy buena pinta, otro por los diálogos entre Booster y Beetle. Guy Gardner siempre, siempre dejaba algo que comentar después entre risas con los amigos. Y Batman pasaba por allí, no se sabe muy bien por qué, y aquello era la apoteosis. Y con ese recuerdo me quedé, el de las risas, el de los personajes a los que siempre recordarías con cariño aunque con el tiempo algunos se convirtieran en supers seriotes y estereotipados, algún otro en un villano malo malísimo e incluso llegasemos a ver morir a alguno.
Curiosamente, cuando me hice con la colección la hostia de años más tarde, ya siendo un hombre hecho y derecho y con un paladar refinado y chachi-piruli en el que ya no habría cabida para leer tontunas para niños como Alf o la revista Guai y que incluso pondría en tela de juicio lo bueno que podía ser el Escuadrón Suicida o algunas fases de La Patrulla-X (por desgracia, creo que es ineludible que todos acabemos teniendo esa etapa en la que nos volvemos un poco pijoteros y de repente perdemos la noción de lo que son los tebeos y cuál es su función principal, porque mira que hay que ser gilipollas para que de golpe y porrazo a uno le dé por despreciar esas pequeñas cosas que nos hacían felices cuando más felices éramos), mi percepción de esta Liga era exactamente la misma.
Y allí estaba yo, con treinta y tantos palos, sentado (tumbado) en el sofá, descojonado con J'onn J'onzz y sus Oreo (que ahora sí sé lo que son, lo ricas que están y lo negra que te dejan la lengua), con las paridas de Booster y Beetle, que siguen siendo los
buddies definitivos, con el eterno Guy Gardner o con Batman, que sigo sin saber qué pintaba allí pero que me parece uno de los grandes aciertos de la etapa.
Habrá quien no ha leído ese tebeo y no sabe lo que se pierde. Habrá quien no lo ha leído y ahora, gracias a Oskar, sí sabe lo que se pierde. Y habrá quien ya lo ha leído y no ha podido evitar una sonrisa en la cara al recordarlo.
Para los primeros, no pasa nada. Tiempo habrá.
Los segundos, que prueben sin miedo.
A los terceros sólo les puedo decir lo mismo que Osakarosa: Bwa-ha-ha-haaa.
Nos entendemos