Me explicoteo:
A la trama le han metido más veces mano que a la Jenny.
Vale que Grant siempre está palote ante la idea de usar un degradado de mundos narradores, usando espejos verosimiladores (por eso siempre me mola; porque usa técnicas que provienen del mismo Cervantes) para hacer coherentes las escenas más surrealistas. La historia, siempre es contada o interrumpida por un ser superior que nos la cuenta o la dirige. Algo que hemos visto en Flex Mentallo, en Animal Man, en 7 Soldados, en Multiverso, en Kid Eternity, etc.
Aquí vuelve a hacerlo, pero, esta vez lo hace con la más básica de las formas (aunque también la más cervantina; la fiebre de Cipión y Berganza), por lo que ya de por sí la estructura es más simple de lo acostumbrado (ya que al contrario de Cervantes, Morrison solo usa una capa metanarrativa, por hasta cinco del manco), y sobre todo, la trama es demasiado manida como para sorprender.
Yo he leído esta historia mil veces. Y me gustan, me gustan este tipo de historias, claro. Del chico o chica que sueña que va a otro mundo y al final son sus juguetes, los de su hermano pequeño, se mete en un libro, etc. Lo hice de pequeño con La historia interminable (Morrison debe mucho a Ende, siempre), Dentro del Laberinto, y millones de producto de entretenimiento más. De hecho hubo un boom muy particular en los 80 de este tipo de historias.
La de Joe no me disgusta, pero me parece básica y no me termina de enganchar. Quizás porque además Sean Murphy se dedica constantemente a recalcar que Joe está pasando por el baño, por la cocina, por la escalera, etc, que todo tiene un reflejo en el mundo real , que no abandonamos nunca, lo que hace que me cueste más conectar con la historia. La aparición de juguetes famosos (Batman, Superman, Transformers, el Nota...) es un buen guiño, pero también hace que no me crea mucho ese mundo de fantasía. De hecho, que toda la historia esté suscrita simplemente a tomarse la coca-cola y encender la luz, es algo que me acorta mucho la consecución de objetivos de la trama.
Sin ir más lejos, ese final, sacado de los Goonies (es idéntico a las escrituras), me parece muy anticlimático y artificial.
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Y el mundo de fantasía, en última instancia, lo veo más desdibujado que otras veces. Menos lírico, menos poético, menos surrealista. Menos interesante también en las facciones (no hay un Danny la Calle, unos Agentes de NADIE) y los hechos.
Lo mejor, sin duda, me parece Jack. Es lo más tierno, lo que más emociona, sufro con la ratita, me gusta su representación en el mundo real, entristece, es valiente, su historia y sus hermanos están bastante bien. Me parece el punto fuerte del mundo de ficción.
Al final, la historia me ha gustado. No te voy a decir que me devuelvas el dinero, que la compré por ti
Pero, sí me ha parecido, por todo lo que te comento, mucho más convencional y predecible, de a lo que Morrison me tiene acostumbrado.