He leído Hellboy Integral Vol. 3.
Si los dos anteriores tomos me han gustado, diría que este es el mejor de todos y con mucha diferencia. Mike Mignola deja el dibujo en manos de Duncan Fegredo, un autor que bien podría ser el hermano gemelo de Mignola, como él mismo afirma en un artículo del tomo. Su estilo no solo se adapta al del creador del personaje, sino que ofrece una evolución orgánica y natural, de modo que la calidad gráfica aumenta en narrativa y en líneas de dibujo. Fegredo es menos minimalista que Mignola. Sinceramente, hay que coger dos dibujos de ambos autores para notar la diferencia, por lo que hay que reconocer que el relevo ha sido muy acertado, tanto por la calidad del trabajo como por el mantenimiento de la estética de la serie.
Una vez centrado únicamente en el guión, Mignola da el do de pecho y se vuelca en una historia que transcurre durante más de la mitad del tomo. Más de 500 páginas trepidantes, que te mantienen pegado a la lectura con multitud de tramas que desembocan en un dramático final. Aunque bien podría ser este el final de la serie, todavía quedan muchos cabos por atar y comienza una nueva etapa del personaje en la que volverá Mignola como autor completo. Tengo dudas de si esperar a un hipotético cuarto integral o irme directamente al tomo cuando se publique. Y es que estamos ante una de las historias más ambiciosas de la serie en la que el autor ha conseguido fusionar el folclore, la mitología escandinava, la magia, la cultura celta, las leyendas artúricas y cualquier elemento relacionado con la fantasía y el terror en una sola historia que está cargada de épica. Estamos ante un ejemplo perfecto de la diversión en estado puro con una lectura adictiva como pocas.
También me parece destacable ver como el autor continúa desarrollando a Hellboy, descubriendo secretos que nos dejan boquiabiertos. Hasta el momento no había notado tal nivel de profundidad en el personaje. Su marcha a África tras dejar la AIDP le deja tocado, se refugia en el alcohol y en sus amigos fantasmas hasta que se ve involucrado en una batalla de proporciones mágicas y épicas, donde está en juego el futuro de la humanidad. A partir de ahí, veremos a un personaje atormentado, pero dispuesto a luchar en contra del destino al que parece estar abocado, sobre todo cuando conoce el amor de mano de Alice, una chica muy ligada a su pasado. A lo largo de la historia, gracias a la influencia de Alice, veremos una evolución en el personaje con ciertos niveles de profundidad muy interesantes.
Pero por si todo esto no fuera suficiente, Mignola da una vuelta de tuerca y comienza a mostrarnos que muchas de las historias que considerábamos como autoconclusivas forman parte de un tapiz mayor. De ese modo, tenemos una elaborada trama que recupera personajes y hechos ocurridos en los anteriores volúmenes para construir un universo más sólido y consistente. Sin duda alguna, estamos ante el mejor trabajo del autor con diferencia. Además del más personal, obviamente. Lo que está claro es que tras la lectura de esta etapa, comienzo a considerar a esta serie un must have para todos aquellos interesándos en la fantasía y el terror. Aunque, siendo totalmente sinceros, creo que es una buena lectura en la que refugiarse para buscar otro enfoque diferente, al género de superhéroes, del que ofrecen las dos grandes: Marvel y DC. Con el hándicap de que no es un universo excesivamente complicado de seguir, ni con muchas series o especiales. Todo está perfectamente agrupado en tres tomos con una edición bastante chula. La continuación, que desconozco si ya ha empezado a publicarse en nuestro país, dudo mucho que tenga un ritmo vertiginoso, sobre todo conociendo lo que han tardado en llegar hasta aquí.
En la segunda parte del tomo, tenemos lo que podríamos considerar extras. Poco más de 150 páginas están dedicadas a bocetos y textos explicativos de los diferentes autores implicados. No está nada mal y es lógico que algo así se incluya en una edición de estas características, aunque a mí tanta cantidad de extras me suele saturar un poco. No obstante, hay comentarios muy interesantes e ilustraciones bastante chulas.
Por otro lado, tenemos una serie de relatos autoconclusivos en los que Hellboy aún es miembro de la AIDP. Me ha llamado la atención que pese a la diversidad de los dibujantes, se mantiene tanto la calidad como una estética muy similar. El coloreado es muy importante en este aspecto. Me ha gustado mucho el trabajo de Richard Corben que, posiblemente, sea el autor que más relatos ilustra. También me parece destacable Kevin Nowlan o Scott Hampton, como el regreso de Mignola a los lápices. La verdad es que todo el tomo es una delicia gráficamente hablando, lo cual se complementa perfectamente con los interesantes guiones de Mignola.
En este grupo de relatos volvemos a la temática más cercana al género de terror cómo las casa encantadas, los vampiros, los dioses de la antigüedad y el resto de componentes habituales de la serie. Se nota mucho la pasión por el cine clásico y la influencia de Lovecarft, Poe, Kirby, etc… Todo aquello por lo que el autor siempre ha sentido debilidad. Sin duda un broche de oro para uno de los mejores tomos de la serie, que nos deja con muchas ganas de conocer el futuro de Hellboy.