Pues eso, suerte
Capítulo V: Supergrupo para la ocasión
Cocina del Infierno, New York.
-¡Tenemos que viajar a Madripur y detener lo que sea que está pasando!-dijo Hulka.
-Habla por ti-respondió Daredevil, pulsando un botón en su bastón que lanzó un cable al edificio más cercano-. Siento ser tan brusco, pero tengo cosas que hacer.
Y tras decir esto, desapareció.
Sancta Sanctorum del Doctor Extraño, Greenwich Village, New York.
-No creo que esto tenga que ver mucho con la magia, Jennifer, pero no dudes que te ayudaré.
Los jets de Tony Stark estaban disponibles para todos los superhéroes que quisieran usarlos. Hulka y el Doctor Extraño avanzaron hasta uno de los que parecía más rápidos.
-No llegaremos a tiempo-dijo Hulka nerviosa-. Ya son las once y media…
-Jennifer, olvidas que vamos a otro país. Si damos la vuelta al planeta en el sentido correcto, ganaremos tiempo.
Entonces un hombre y una mujer se interpusieron en su camino.
-No sobreviviréis en Madripur…-dijo el hombre conocido como Lobezno-…sin mí.
Logan encendió un puro y soltó una bocanada de humo, que alcanzó a Hulka en la cara, haciéndola toser.
-*cof* ¿Y ella? *cof* *cof*
-Emma Frost-dijo la mujer-. Ya nos conocemos. Os acompaño.
New York.
El Doctor Octopus miró contento su brazo nuevo, que reemplazaba el que le había arrancado Hulka.
-Octopus, me voy.
Octopus desvió la vista hacia el hombre con el que había pasado el rato horas antes de su operación.
-Qué poco caballeresco, Mandarín.
-Mira, al igual que tú, tengo superiores…-el Mandarín frunció el ceño al pronunciar aquella palabra. Nunca los había tenido, y no le gustaba-…y me quieren en China.
-Sí, claro. Tendrás que preparar la trampa.
-Sí, no dudes de que lo haré…
El Mandarín se alejó. Octopus sabía que el Mandarín original estaba muerto, pero aquel parecía igual de duro y de poco entusiasmado al tener un superior.