He leído
Capitán América Nº 57-58: Hail Hydra.
Retomo la lectura de esta colección tras mi
anterior comentario.
Estamos ante lo que según parece es el último trabajo de Remender, en una miniserie de cuatro números enmarcada en el Mundo de batalla de las secreta Wars, protagonizada por Ian en solitario, el nuevo Nómada. El dibujo corre a cargo de Roland Booschi. El apartado gráfico es bastante discreto, en realidad toda la obra lo es, aunque tiene algunos aspectos interesantes. Pero le dibujante, a pesar de que no me desagrada demasiado su estilo, es un poco irregular. De momento hay viñetas y escenas muy bien retratadas, que vemos un trazo poco firme con figuras y caras no muy bien definidas. Después, me ha parecido ver viñetas muy concretas en las que el dibujo parece haber sido estirado. Como si se hubiese manipulado su formato digital de manera desproporcionada. Y no es solo en una, me ha parecido ver varias, quizá la más descarada es la que se puede ver en la segunda página del número 58. No sé si es un fallo del dibujante a la hora de mostrar la perspectiva o es algo que fue posterior en la preparación del cómic en USA. Desde luego, es bastante cantoso.
En lo referente al guión, dentro de los diferentes enclaves que ofrece el Mundo de Batalla este es prácticamente un cliché que adolece de cierta originalidad. Un mundo dominado por Hydra y gobernado por Zola viene a ser lo mismo que las propuestas de otras historias de ficción en las que las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial hubiesen sido diametralmente opuestas. Es decir, un mundo dominado por la tiranía y el fascismo, en el que se nos presenta una versión de nuestros héroes más clásicos reformulados bajo el verde de esta organización criminal. Tiene su gracia ver a Strucker como un Iron Man de Hydra o esa versión distorsionada del Capitán América. Quizá el que más desentona es el simbionte verde, en su versión más carnívora. Como en cualquier distopía que se precie hay una resistencia que lucha contra el régimen preestablecido y allí encontramos a rostros conocidos, aunque realmente sean una versión diferente de los que ya conocemos. Sinceramente, todo muy entretenido, pero nada nuevo bajo el sol.
Lo realmente interesante es ver actuar a Ian en solitario, instigado por las enseñanzas de Steve, regresando a una guerra que dejó atrás en la Dimensión Z. Aquí se puede observar como el personaje tiene bien enraizados los conceptos que han denominado al Capitán América, siendo un digno hijo de su padre. Además, se ofrece la posibilidad de enfrentarse a una versión de sí mismo en la que quizá sin la influencia de Steve era la que estaba destinada a convertirse. También tenemos la presencia de una ampliación, por así decirlo de la familia, una hermana a la que se le ha inculcado sus mismos valores. Desde luego, es un personaje muy interesante, y quizá uno de los mejores legados que deja Remender tras su paso por la colección que a mí me ha gustado bastante.
Dentro de los aspectos negativos, podríamos destacar que siendo Hydra que la domina este territorio de Mundo Batalla, es curioso, y muy conveniente, que Zola sea el gran líder, en lugar de otros personajes que a lo largo de la trayectoria de la organización criminal han tenido un mayor peso en lo que ha liderazgo se refiere. Obviamente, si cambiamos a Zola por el Barón Strucker, Madame Hydra o incluso Cráneo Rojo, la historia en sí mismo se desmorona, desde el punto que no puede afectar igual a su protagonista, ni tienen sentido algunos de los planteamientos. por lo tanto, aunque interesante en algunos aspectos, incluso entretenida en su lectura, es un proyecto demasiado teledirigido en su esencia. Entiendo que había que hacer algo relacionado con los personajes de la cabecera del Capi en ausencia de ésta durante el evento, pero es todo demasiado conveniente para construir la historia. En el fondo, no ha estado mal, pero no ha sido la brillante despedida de Remender que uno esperaría. También creo que al escenario que ofrece Mundo de Batalla se le puede sacar mucho más partido de lo que se ha hecho aquí. Entretenida y poco más, creo que sería mi valoración sobre ella, por simplificarlo un poco.
Por último, hay un aspecto que me descuadra un poco. Y es que Ian habla de un ascensor infinito, que además es el que utiliza para salir de este mundo. ¿Esto se retoma o explica en algún lugar después? Obviamente no puede volver al mundo antes de la colisión en el ascensor, pero igual se cambia de estado dentro del Mundo de Batalla. Me ha llamado la atención, porque ha sido un elemento que se ha introducido como si tal cosa, pero no cuadra con nada de la miniserie troncal y no deja de tener su importancia en la historia.