Namor fue el primero de todos los superhéroes.
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Su primera aparición se remonta al Motion Picture Funnies Weekly #1, una sección que se regalaba en los cines de la época con fines promocionales y que con cuatro páginas más acabaría siendo reeditada en el histórico Marvel Comics #1, la primera revista de cómics publicada por la Timely de Martin Goodman en la vieja Golden Age, allá por Noviembre de 1939.
Bill Everett creó a Namor cuando tenía 22 años, y casi se puede decir que murió dibujándolo. En el #65 de Submariner apareció una hermosa ilustración dedicada a su memoria que tenéis publicada en el 14 de la BM de Namor. Aparte de ser un precioso homenaje, es uno de los retratos de Namor y los atlantes más emotivos que recuerdo.
Había que votar cinco etapas del imperial mojabragas del Universo Marvel (Hellpop dixit), y éstas son las que al final he acabado poniendo:
1º.- La etapa de Roy Thomas, John y Sal Buscema, Marie Severin y Ross Andru. Las ventas que Marvel estaba teniendo a finales de los sesenta le permitieron a Martin Goodman renegociar los contratos de distribución de sus tebeos y acabar con las cabeceras compartidas del TTA, TOS y Strange Tales, pudiendo dedicar así a cada uno de sus personajes protagonistas su propio título.
En lo que a Namor se refiere, Stan Lee había pensado inicialmente en Archie Goodwin y Gene Colan para hacerse cargo de su nueva serie, pero éstos acabaron finalmente en IM, lo que motivó la necesidad de buscar un nuevo equipo creativo para el Príncipe Submarino.
Y la verdad es que Namor tuvo muchísima suerte, porque le acabaron tocando dos auténticos pesos pesados que en aquel entonces ya estaban empezando a hacer historia en los Vengadores: Roy Thomas, el brazo derecho de Lee, y John Buscema, posiblemente después de Kirby y de Romita, la otra gran estrella de la editorial.
No se puede pretender ser original a la hora de hablar de Thomas y Buscema, pero sí me parece necesario hacer algunas matizaciones respecto al trabajo de ambos en Namor.
Respecto a Buscema hay que decir que su estancia en la serie no llegó ni al año. Su carácter de estrella emergente le llevó rápidamente a otros títulos más interesante para Lee, fundamentalmente Spiderman. Aún así, como ha dicho Celakanto, su trabajo en Namor fue uno de los que Buscema siempre recordó con más orgullo.
En el caso de Thomas, su andadura en Namor abarcaría más de tres años, tiempo durante el cual Thomas fue asumiendo cada vez más responsabilidades dentro de la editorial y le llevaría en ocasiones a trabajar hasta en cinco títulos al mismo tiempo, lo que hizo que su trabajo en Namor fuese en ocasiones demasiado irregular para mi gusto.
Aún así, desde mi punto de vista, eso no impidió que Thomas fuese el responsable de muchos de los grandes mitos y muchos de los personajes más carismáticos surgidos a lo largo de la vida editorial del hombre submarino, que es lo que a mí me ha llevado a votar su etapa como una de las grandes de la serie.
Thomas comenzó su andadura junto a Buscema concluyendo la narración del primer enfrentamiento (o mejor dicho, el segundo, como el propio Thomas nos descubriría) entre Namor y Paul Destine, el humano responsable de la destrucción de la Atlantis original, de la muerte de su madre, la princesa Fen, y de su abuelo, el emperador Thakorr, así como también de la amnesia sufrida por el propio príncipe submarino durante años hasta su encuentro con Johnny Storm. El Yelmo de Poder que sustentaba la fuerza de Destine y que era responsable de causar tanta desgracia para Atlantis y para el propio Namor no era otro que la escondida Corona Serpiente, aunque aún faltarían meses para que tal circunstancia fuese conocida.
Como se hizo en todos estos nuevos relanzamientos, el primer número de la nueva serie de Namor fue utilizado para rememorar los orígenes del personaje, narrando por primera vez en toda su extensión (el antiguo Marvel Comics #1 prescindía de muchos detalles) cómo el rompehielos Oracle (de ahí viene el nombre de la empresa creada por Namor en la época de Byrne) llegaba hasta el Polo Sur y cómo el capitán Leonard McKenzie y la princesa Fen se enamoraban, acabando todo en tragedia al aparecer los atlantes para rescatar a su princesa. El enfrentamiento con Destine servía también para que Namor rompiese sus barreras mentales y recordase por fin la primera batalla entre ambos, que había concluido con la destrucción de la Atlantis original, la muerte de su familia y su trágica amnesia, hechos que Thomas procedía a revelar ahora por primera vez, completando así un cuadro que había estado incompleto desde que Namor había reaparecido en el histórico 4F #4 USA.
Tras un par de historias en que aparecía el inhumano Tritón y se instalaba como uno de los secundarios ocasionales de la serie, le tocó el turno a Attuma de atacar al errante pueblo atlante buscando esclavizarlo, lo que propiciaba el consiguiente enfrentamiento con Namor. Quiero destacar este tebeo porque me resulta especialmente "bárbaro", sobre todo en aquellas escenas que transcurrían en el campamento de Attuma, donde no puedo evitar ver muchos "tics" que tanto Thomas como Buscema utilizarían más adelante en sus tebeos de bárbaros.
El origen y enfrentamiento con Tiburón Tigre (#5 y 6), son dos de mis tebeos favoritos de Namor. En ellos se contaba como la frustración de Todd Arliss, un campeón olímpico de natación que había perdido el uso de sus piernas, caía bajo la seducción del Dr. Dorcas, quien le transformaba en un híbrido de tiburón, mejorándolo además con el poder del propio Namor. Lógicamente, la transformación se cobraba su tributo en la salud mental del propio Arliss, convirtiéndose en una criatura tan sanguinaria como el escualo con el que se había hibridado, y apartándose del único ser humano que de verdad le importaba, su hermana Diane Arliss, quien también hacía su primera aparición en esta saga. Y todo hay que decirlo, impresionante Buscema.
A partir de aquí, Thomas emprendería el camino hacia la que para mí fue su gran saga al frente de Namor, la saga de la Corona Serpiente, uno de los objetos de poder más carismáticos que rondan por el Universo Marvel, y cuya negra historia no sería completamente narrada hasta 20 años más tarde, aprovechando aquellas historias de complemento que aparecieron en los anuales en que se desarrollaba la historia de Atlantis Ataca.
Su primer prólogo lo constituía el enfrentamiento definitivo entre Namor y Paul Destine, que concluía con Destine cayendo a la muerte desde un rascacielos al apartar de su lado su misterioso Yelmo de Poder.
El segundo tenía lugar al intentar recuperar Namor el misterioso yelmo de Destine, lo que le llevaba a vérselas con Ben Grimm, al haber acudido las autoridades a los 4F para recuperar el incomprensible artefacto que había poseido (a) Destine. Por cierto que en esta historia, donde también se recordaban muchos momentos de la Golden Age, volvería a reaparecer Betty Dean, la amiga humana de Namor durante la década de los cuarenta y a la que los años habían dejado su marca, como Thomas y Buscema supieron mostrar en una excelente viñeta final llena de emociones encontradas.
Tras estos primeros pasos, la saga de la Corona Serpiente marcaría varios hitos para Namor. El primero de ellos, la llegada de Marie Severin a la serie, una de las pocas mujeres que conozco capaz de adaptarse perfectamente a los tópicos y a la temática del género de superhéroes. Curiosamente, junto a su hermano John, también trabajó en las páginas del rey Kull, establecido por Thomas como el mayor enemigo de Set y los hombres-serpiente durante los remotos tiempos en que Atlantis, Valusia y Lemuria aún se hallaban sobre la superficie de las aguas.
La saga de la Corona Serpiente (#9-13) comenzaba revelando que el Yelmo de Poder que Destine había encontrado en el Antártico era en realidad la Corona Serpiente escondida siglos atrás por los lemures bajo una nueva forma para que no fuera descubierta. Ello significaba la primera aparición del otro gran pueblo marino, Lemuria, tiránicamente gobernada por el anciano y decrépito Naga, su emperador y responsable junto a los alquimistas lemures de la creación del diabólico artefacto, y transformado desde entonces en un verdadero hombre-serpiente al haber quedado sometido a su influencia.
Al final de la saga, el destino de la Corona Serpiente parecía quedar enterrado junto al cadáver de Naga en una profunda sima marina, aunque tal situación no sería definitiva, como Steve Englehart pondría de manifiesto años más tarde durante su estancia en el Capitán América.
Con Marie Severin a los lápices se producirían más cosas destacables tanto para Namor como para el Universo Marvel. En el #14 USA tuvo lugar el regreso y muerte del que fuera compañero de la Antorcha Original durante la Golden Age, Toro, que al igual que sucediera con su amigo durante en Anual # 4 de los 4F, caería combatiendo al Pensador. El oceanógrafo Walter Newell se transformaría en Mantarraya en el #19, mientras que en el número siguiente, y de la mano de John Buscema, Namor y el Dr. Muerte volverían a encontrarse en una historia que se acabaría reeditando en el Giant Size #1 del SVTU, seguramente porque ocupaba menos extensión que la historia que Gerry Conway se montó en la trilogía que abarcaba los #47-49 USA, y que sí era el verdadero antecedente del SVTU.
Luego, tras un estupendo número que Severin se montó con las bestias marinas convocadas por el cuerno de Proteus, Thomas aprovechó la cancelación del Dr. Extraño para establecer lo que acabaría siendo el primer germen de los Defensores, concluyendo el enfrentamiento contra el Sin Nombre, primero en la serie de Namor y finalmente en la serie de la Masa.
Ya en su último número con Severin, Thomas presentó el regreso de Krang y del Dr. Dorcas, esta vez hibridando al atlante Orka, a quien transformaban en una variante de la ballena de la que tomaba su nombre. La batalla campal que tenía lugar en Atlantis la concluía magníficamente John Buscema en el número siguiente, con Tiburón Tigre de invitado para liderar la defensa de las tropas atlantes.
Sal Buscema fue el encargado de tomar el testigo dejado por Marie Severin, siendo el encargado de plasmar la exigencia de Namor a las Naciones Unidas del reconocimiento de la soberanía de Atlantis y su inclusión como miembro de la asamblea, al tiempo que las tropas atlantes comenzaban a interceptar aquellos navíos susceptibles de causar vertidos tóxicos al mar (#25 USA). También corrió a su cargo la primera aparición de Llyra (#32 USA), otra híbrida al igual que Namor, si bien en este caso Llyra resultaba ser hija de padre lemur y madre humana, que se había hecho con el poder en Lemuria tras la caída de Naga.
Y también sería Sal Buscema el encargado de plasmar las dos grandes historias que marcaron el final de la etapa en Namor de un Roy Thomas cada vez más sobrecargado de trabajo.
La reunión de Namor, la Masa y Estela Plateada (#34 y 35), fue el segundo y definitivo germen que conduciría apenas nueve meses después al nacimiento de los Defensores, si bien Stan Lee era muy reacio a dejar a Estela Plateada en manos de cualquier autor que no fuera él mismo, lo que motivó la aparición del Dr. Extraño en su lugar en el MF #1, aprovechando la coincidencia de la anterior reunión de los tres personajes para combatir la amenaza del Sin Nombre. Sería ya Steve Englehart quien reuniría a los los cuatro héroes como grupo (o no-grupo, según se mire) en el segundo número de su entonces flamante serie.
En todo caso, en lo que a Namor se refiere, la reunión por parte del príncipe submarino de los Tres Titanes (como el propio Thomas los bautizó) sirvió para mostrar un estupendo combate con los Vengadores (otra coincidencia, aunque luego su segundo e histórico enfrentamiento ya no fuese tal coincidencia) que Sal Buscema se encargó de dibujar con magnífica plenitud. Desde mi punto de vista, este trabajo de Sal Buscema fue el que hizo que dejase de ser considerado el hermano pequeño del gran John y le catapultaría como el candidato perfecto para hacerse cargo un año y medio más tarde del dibujo de la nueva serie de los Defensores y de todas las que vendrían después.
Y ya con todo el pescado vendido (notese la frase especialmente rebuscada a la hora de hablar de Namor), la trágica muerte de Lady Dorma a manos de Llyra, fue la marcó el definitivo adiós de Roy Thomas a la serie. Al igual que en el caso de Toro, nunca he podido evitar preguntarme cómo siendo Thomas un fan declarado de la Golden Age, concibió un argumento en el que desapareciese para siempre del Universo Marvel uno de sus personajes (Dorma había aparecido por primera vez en 1939, dentro de la historia de presentación del propio Namor).
El propio Thomas se ha arrepentido públicamente de esta muerte en varias ocasiones. Ahora bien, visto hoy, creo que Thomas hizo lo mejor que podía hacer para añadir a la vida de Namor un sentido dramático que había perdido, y sobre todo, para cambiarle un poco de escenario, librándole así de sus responsabilidades con Atlantis, que siempre acababan dificultando su mayor interacción con el resto de personajes del Universo Marvel. Exactamente lo mismo haría después Gerber al poner a los atlantes en animación suspendida, propiciando así el SVTU, o años más tarde DeMatteis y Budiansky en su LS de los ochenta que acabaría dando paso a Stern para poder incorporar a Namor a los Vengadores.
De hecho, en el número siguiente, tras la imperial y regia despedida a la princesa atlante, Namor abdicaba de su trono y abandonaba Atlantis para encaminar sus pasos al mundo de superficie.
En todo caso, la despedida de Dorma en los brazos de Namor, tras haberle protegido del ataque de Llyra con su último aliento y mientras se asfixiaba, revistió la suficiente emoción y dignidad como para acabar siendo uno de esos personajes secundarios que al final acabas recordando con cariño. Cualquier comparación con situaciones más actuales me parece odiosa, así que no voy a insistir en ellas.
Y si mañana todavía hay alguien capaz de aguantar tanto rollo junto, le dedico otro ladrillazo a la etapa que más me gusta de Namor, la del gran John Byrne.