He leído El Green Lantern Nº 27.
Y llegamos al final de la epopeya de Morrison en la cabecera de Hal, con un episodio que da por concluida la crisis multiversal en un interesante enfrentamiento con Héctor Hammond en lo que podríamos definir como una lucha de intelectos y fuerza de voluntad. En un escenario cósmico, junto a una nueva versión de otros villanos clásicos del héroe, y con ese tono a caballo entre la ciencia ficción y la fantasía heroica, Morrison se despide de esta segunda temporada que ha estado francamente bien. Si bien es cierto que hemos tenido a un escoces no excesivamente enrevesado, sí que nos ha dejado cómics más complejos de lo habitual, con homenajes de todo tipo al género, al pasado de Jordan y a los cómics y la industria en general. De hecho, en esta última saga, con unos alienígenas capaz de crear personajes que realmente son juguetes de plástico vivo, de deja entrever alguna especie de reflexión sobre el merchandising propio de la industria.
En definitiva, cómics diferentes, que ofrecen un soplo de aire fresco en una industria donde las dos grandes parecen estar dominadas por la inercia de décadas y donde parecen querer agotar las fórmulas de los eventos, los crossovers y las portadas alternativas en un eterno déjà vu de lo peor de los noventa. En una situación actual como esta, se desmarca Morrison con una serie ideal para leer mes a mes, dignificando la grapa como formato y herramienta par contar una historia por capítulos, pero también con una lectura independiente. Además de un derroche de imaginación, una auténtica ensalada de géneros y un interesante intento de llevar a Green Lantern por caminos nuevo, pero sin perder de vista su esencia más pura. Una etapa muy recomendable, pese a que quizá no es apta para todos los lectores ni para todos los gustos, también un poco exigente con el lector y, en mi opinión, un clásico moderno instantáneo que seguramente veremos recopilada en muchas ocasiones en el futuro.
Finalmente, me gustaría volver a destacar la labor del dibujante Liam Sharp que ha demostrado ser una artista muy camaleónico, capaz de dotar a las páginas de las atmósfera necesaria para que los conceptos de Morrison cobren vida, algo que francamente dudo mucho que sea sencillo. Bajo mi punto de vista, este artista nada tiene que ver con le que recordamos de otras épocas en Marvel, por ejemplo. Al menos, yo lo veo totalmente cambiado, con una evolución sorprendente. Ha sido capaz de retratar estilos más clásicos de los ochenta o setenta, hasta que en la fase final se ha decantado por un too pictórico propio de la fantasía heroica más pura , en el que la paleta de colores es definitoria en muchos de los casos. Sin duda una etapa muy completa tanto en guion como dibujo que es quizá lo que la convierte en una obra más redonda si cabe. Una maravilla que yo he disfrutado y que aquí llega a su fin. Este es el final del camino para mí, yo me bajo en esta parada, pero no olvidéis que ningún mal podrá escapar a la luz de Green Lantern...