Universo Marvel 3.0


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Mensajes - rockomic

Páginas: [1] 2 3 ... 1182
1
A mí esta serie siempre me gustó mucho (a Byrne parece que no tanto, y eso siempre me chocó). Eso sí, más que originalidad, lo que hace Byrne es retomar dos conceptos ya utilizados: las historias de los orígenes de cada miembro del grupo es un recurso sacado de la etapa primigenia de La Patrulla X; y Alpha Flight es un "no grupo" de manual, al estilo de Los Defensores (más aún si cabe). También es cierto que aporta nuevos conceptos al Universo Marvel (como las Grandes Bestias) que no han vuelto a ser utilizados (y ahora que lo pienso, no sé muy bien cómo casan con el papel de Sasquatch en la etapa de Hulk de Ewing).
Buena reseña, Rock, como siempre.

Gracias.

Bien visto lo del no grupo. De todas formas, en los Vengadores también pasaba lo mismo en muchas etapas, como la que se está publicando ahora en BM, que era un continuo de participaciones de miembros que, en teoría, ya no lo eran.

2
El pasado día del libro pillé yo este tomo, sin esperarlo.
A ver cuándo lo leo y veo si está a la altura de tanta alabanza generalizada .
Creo que sé lo que te pasará con este tomo y estas historias.
No te quiero decir nada para no condicionarte.

Lo tengo en la reserva para bajar el hype, porque si lo leo ahora me decepcionará.
Reseñas como las de rocko solo hacen que se vaya a pasar otro añito más cogiendo polvo.  :)

 :lol: :lol:
Vaya, hombre...

Pero espérate, que igual las opiniones de los compañeros van en sentido contrario.  ;)
En sentido contrario no del todo, pero no tan entusiastas.
Para que se me entienda, esta serie es muy Byrne. Para lo bueno y para lo malo. Creo que lo tiene todo del autor.

Ho sé, ho sé.

Hay opiniones para todos los gustos con esta serie.

3
El pasado día del libro pillé yo este tomo, sin esperarlo.
A ver cuándo lo leo y veo si está a la altura de tanta alabanza generalizada .
Creo que sé lo que te pasará con este tomo y estas historias.
No te quiero decir nada para no condicionarte.

Lo tengo en la reserva para bajar el hype, porque si lo leo ahora me decepcionará.
Reseñas como las de rocko solo hacen que se vaya a pasar otro añito más cogiendo polvo.  :)

 :lol: :lol:
Vaya, hombre...

Pero espérate, que igual los compañeros te bajan el hype.  ;)

4
Alpha Flight: Mavel Héroes: John Byrne (1983-1985)




Reseña en la web de Universo Marvel:
https://www.universomarvel.com/resenas-alpha-flight-mavel-heroes-john-byrne-1983-1985/


Alpha Flight es un grupo de superhéroes con sede en Canadá. El primer supergrupo de ese país del Universo Marvel, aunque no la primera referencia superheroica canadiense. Ese honor corresponde a Lobezno, un personaje que precisamente fue el factor alrededor del cual nació Alpha Flight.
Efectivamente, las páginas de la Patrulla-X fueron el escenario de presentación de Alpha Flight. Presentación, en primera instancia, de Vindicador, entonces conocido como Arma Alpha, y, un poco más adelante, del resto de la banda. En sendas tramas en las que el grupo irrumpía en territorio estadounidense, bajo instrucción del Ministerio de Defensa canadiense en su objetivo de traer a su Arma X (Lobezno) de vuelta al Departamento H, el que integra a los propios Alpha Flight.

Precisamente, el tomo inicia su andadura con las apariciones de Alpha Flight anteriores a la colección regular, casi todas ellas dentro del título de la Patrulla-X. Una serie larga de números ya convenientemente comentados en las correspondientes reseñas de los personajes titulares, de modo que nos los saltaremos.


Alpha Flight, la colección.

Quien mejor que John Byrne, cocreador y canadiense de adopción, para ocuparse de narrar las peripecias del grupo de superhéroes natural del Canadá. De este modo, Alpha Flight se convierte en el segundo título realizado por John Byrne como autor completo. De la misma forma a como ocurre en su etapa en los Cuatro Fantásticos, etapa de la que nuestro hombre se seguía ocupando, Byrne toma el control absoluto de la colección, es decir, guion, dibujo a lápiz y entintado.

La acción se sitúa tras el reciente desmantelamiento del Departamento H del Ministerio del Interior y la consecuente disolución de Alpha Flight como equipo al servicio del Gobierno Canadiense. Uno a uno, van desfilando por delante de nuestros ojos todos los integrantes de Alpha Flight, ahora en su particular hábitat ocupacional, cosa que sirve de primera presentación para la ocasión.
El grupo recordemos que estaba integrado, tal como nos fue presentado en la Patrulla-X, por Vindicador (James MacDonald Hudson), Aurora (Jeanne-Marie Beauvier), su hermano mellizo Estrella del Norte (Jean-Paul Beauvier), Shaman (Michael Twoyoungmen), Ave Nevada (Anne McKenzie) y Sasquatch (Walter Langkowski). Vindicador, por cierto, cambia su nombre por el de Guardián ya en el segundo episodio de la colección.
Pero Byrne no se queda ahí y, para la ocasión, nos presenta a otros dos personajes que también pasan a ser parte integral de los reunificados Alpha Flight: Puck (Eugene Judd) y Marrina (Marrina Smallwood).

Como ocurre en cualquier serie de aventuras superheroicas de la casa, en Alpha Flight tampoco echamos de menos una nutrida nómina de personajes de apoyo. Por encima de todos ellos cabe resaltar a la que es el artífice de la reunificación de Alpha Flight, Heather McNeil. La esposa de James MacDonald Hudson (Guardián), que ya había sido presentada durante el estreno de Alpha Flight en la Patrulla-X, destaca hasta el punto de acabarse convirtiendo en mucho más que un personaje secundario, como comprobaremos más adelante.
Luego, esta Gary Cody, el antiguo enlace de Alpha Flight con el Departamento H, mientras que también las identidades civiles de otros integrantes del supergrupo canadiense contribuyen con alguna pieza en este apartado. En especial Ave Nevada que, en su identidad de la cabo de la Policía Montada de Canadá Anne McKenzie, trae bajo el brazo al también cabo Douglas Thompson, su futuro interés amoroso.

Entrando en materia argumental, John Byrne, que en esos años rebosaba imaginación e ingenio, inicia la colección presentándonos a sus protagonistas, pero lo hace dedicando los once primeros números a ese fin, en lo que es una larga concatenación de aventuras solistas de los integrantes. De este modo, el desarrollo de las personalidades de los protagonistas toma ventaja en este primer tramo de la serie. Pero la inventiva de Byrne no se queda ahí, porque las páginas finales de esta serie de números incluyen un serial complementario donde nos detalla el origen de cada uno de los integrantes de Alpha Flight. Complementos que se sitúan en el pasado, creando en su conjunto un tejido argumental de saltos adelante y atrás en el tiempo de lo más natural. Byrne desarrolla, así, lo que no deja de ser el contexto de lo que vendrá más tarde, ya con Alpha Flight actuando como grupo.
Una primera fase de la colección que no puede resultar más interesante. De entrada, Byrne expande la estructura del desmantelado Departamento H presentándonos dos filiales de Alpha Flight a los que denomina Beta Flight y Gamma Flight. De hecho, Puck y Marrina eran parte de Beta Flight justo antes de recibir la llamada de Heather para incorporarse al grupo titular.
Precisamente, las dos nuevas incorporaciones a Alpha Flight son los únicos que no disponen de ningún capítulo dentro del serial de orígenes del grupo, aunque en el caso de Marrina su pasado queda perfectamente desarrollado en una de las primeras tramas de la colección, trama que gira alrededor de la miembro anfibia del grupo. Una línea argumental que presenta la amenaza de un tipo, que se hace llamar el Amo del Mundo, vinculado al origen de Marrina, un origen que se nos descubre extraterrestre y remoto. La trama, que disfruta de la participación de Namor y de la Chica Invisible como héroes invitados, representa una primera despedida de Marrina de Alpha Flight. La chica de piel verde acepta la invitación de Namor de acompañarlo a su reino submarino, un hábitat más acorde a las condiciones acuáticas de Marrina.

En la larga crónica de presentación del grupo, como digo, vamos conociendo a las piezas del tablero y los vínculos existentes entre ellas.
De este modo, vivimos el nacimiento del Departamento H y la posterior creación de Alpha Flight de la mano de James MacDonald Hudson (entonces Arma Alpha) y su esposa Heather McNeil, ejerciendo ésta de enlace casual con algunos de los futuros componentes del grupo canadiense. Por ejemplo, con Shaman, el origen de cuyos poderes proviene de antiguas tradiciones y creencias espirituales de sus ancestros. Más que poderes, Michael Twoyoungmen descubre un talento innato, el de los chamanes de su pueblo indígena, que desarrolla en él capacidades en las artes místicas aparentemente ilimitadas. Realmente, las comparaciones con el Doctor Extraño se hacen inevitables.
Shaman es, junto a Ave Nevada, el personaje más arraigado a la tierra canadiense, tanto a nivel de las culturas ancestrales como de los efluvios espirituales vinculados a la propia tierra. Precisamente, Ave Nevada tiene un pasado muy dependiente de Michael Twoyoungmen. Él fue quien recibió el cargo de proteger y educar a la pequeña, de ejercer de padre de una extraña niña a quien puso el nombre de Narya. Anne McKenzie no es más que una identidad postiza, un camuflaje en la vida real para quien no es humana. Narya es hija de los Dioses del Norte que reinan en la fría tundra canadiense, una semidiosa enviada para combatir a las fuerzas de un antiguo mal. Dioses del Norte que se nos aparecen encarnados por Nelvanna, madre de Narya, Hodiak y Turoq el conformador, en páginas de incontestable belleza narradas por un John Byrne en su mejor momento. El arraigo de Narya con la tierra canadiense es tal, que un puntual abandono del país le haría perder toda su fuerza vital hasta acabar marchita. Ave Nevada tiene el poder de tomar la forma de las criaturas del Norte, del oso polar o del búho ártico, entre otros animales salvajes.
El citado gran mal viene encarnado por las Grandes Bestias, un grupo de siete infernales criaturas provenientes de otra dimensión, que amenazan con invadir nuestra realidad brotando a través de la fría tierra del norte canadiense. Una amenaza, la de las grandes bestias, que se convertirá en uno de los principales hilos argumentales a los que recurrirá Byrne en su etapa. De hecho, este primer tramo de la colección ve manifestarse a las dos primeras bestias en las figuras de Tundra, surgida del hábitat natural de igual nombre y de Kolomaq, encarnación del invierno.

Siguiendo con la presentación de nuestros protagonistas, conocemos también el pasado de los mellizos mutantes Aurora y Estrella del Norte. Mellizos que fueron separados al nacer y que no fueron conscientes de tener un hermano hasta poco antes de la formación de Alpha Flight. De ambos, Aurora es quien cuenta con particularidades más jugosas. La joven sufre una especie de esquizofrenia por la cual su personalidad como Jeanne-Marie Beauvier se manifiesta repentinamente y de forma descontrolada. Un alter ego civil, que recibió educación en un estricto colegio de monjas, que odia a su yo superheroico. Las singularidades de Estrella del Norte, por su parte, digamos que son más cosa del futuro, porque el hermano de Aurora acabará siendo el primer superhéroe abiertamente gay del Universo Marvel. De hecho, la idea de convertir a Jean-Paul en un personaje homosexual es del propio John Byrne, que ya en esta etapa tenía intención de presentar al personaje como tal. Por desgracia, y a causa de la previsible oposición del editor Jim Shooter, la cosa se queda en una pequeña escena en la que se insinúa la condición de homosexual de Estrella del Norte.
Aurora también mantiene un principio de relación con Walter Langkowski, el alter ego humano de Sasquatch, el miembro de Alpha que restaba. Walter es un reconocido científico que había trabajado con Bruce Banner y que decidió aplicar la radiación gamma a su cuerpo, pero de forma controlada. El resultado, lejos de convertirle en algún tipo de criatura verde, transformó su cuerpo en un gigante peludo. Una transformación que Walter puede hacer y deshacer a voluntad, pero que pronto comprobaremos como no está exenta de problemas cuando vemos como nuestro hombre sufre episodios de descontrol de su alter ego bestial.
Puck, por su parte, sería quizás el integrante con la cabeza mejor amueblada. Un tipo sin complejos y seductor, pese a su condición de enano, que aporta vibraciones positivas y sensatez al grupo.

Además de los mencionados dos arcos argumentales en que narran la amenaza de dos de las grandes bestias y del arco centrado en Marrina, en esta primera fase de la colección el resto de integrantes de Alpha Flight también debe afrontar otros conflictos tales como un caso de tráfico de estupefacientes en un hospital (Puck), la tiranía de un sucio magnate con poderes mortales a quien se le conoce por el alias de Mortal Ernest (Aurora y Estrella del Norte) y la amenaza de un impresionante Superskrull (Sasquatch). En el arco protagonizado por los gemelos cabe mencionar la presentación de Némesis, una antiheroína de llamativo diseño made in John Byrne. Por otro lado, el argumento del relato que acaba enfrentando a Sasquatch contra el Superskrull está inspirado en la película de John Carpenter, La Cosa. John aprovecha la participación de lo que aparentemente es la Cosa de los Cuatro Fantásticos para jugar de forma ingeniosa con la citada Cosa de John Carpenter.

El número 12 de la colección significa el colofón a esta fase inicial del título. Un episodio lleno de sorpresas, rematado por un trágico suceso que nadie podía haber esperado. Todo empieza cuando Guardián y Heather caen en la trampa de Jerome Jaxon, un científico que responsabiliza a Hudson de haber frustrado su carrera hacia el éxito. En su sed de venganza, y con la ayuda de un robot asistente con apariencia de mujer (cuyo nombre es MX39147), Jaxon crea un grupo de supertipos aprovechando los restos de Beta y Gamma Flight. Un grupo al que denomina Omega Flight.
El nuevo grupo está formado por Sabelotodo Alec (Alec Thorne), Box (Roger Bochs), Diamante Lil (Lillian Crawley), Flashback (Gardner Monroe) y Chico Salvaje (Kyle Gibney), que reciben instrucciones para aniquilar a Alpha Flight por completo. La inevitable lucha entre ambos grupos es un deleite narrativo por parte de Byrne, pero la imagen de impacto que nos deja el episodio es la trágica muerte ni más ni menos que del líder de Alpha Flight, Guardián.


Alpha Flight, todos a una.

El duelo por la muerte de Guardián marca un episodio entero. Un episodio en el que Heather McNeil empieza a mostrar todo su potencial. De hecho, Heather pasa a ocupar el puesto de líder de Alpha Flight pese a carecer de ningún tipo de poder o capacidad.
Siguiendo el mismo hilo, unos números más adelante nos encontramos con un curioso episodio que profundiza en el pasado de Guardián y en su relación con Lobezno. Aprovechando las repetidas pesadillas de Heather acerca de la muerte de su amado, pesadillas en las que también aparece Logan, Byrne construye un episodio en el que rememora la relación entre el antiguo Arma Alpha y Lobezno. Por boca del propio Lobezno, que se presenta ante Heather, el número nos cuenta el encuentro entre las dos armas del antiguo Departamento H, insertando no pocas páginas del número de la Patrulla-X que significó la primera aparición de quien más tarde adoptaría el nombre de Guardián.

La vuelta a la acción, ahora ya a nivel grupal, nos trae el regreso de Marrina en una trama que gira alrededor de su origen extraterrestre. Marrina, que viene acompañada de Namor y en condición de futura reina de Atlantis, se adentra en lo más profundo del océano con el objetivo de investigar las desapariciones de personas engullidas por algún tipo de mal bajo el agua. Todo ello desemboca en la manifestación de la naturaleza salvaje de Marrina, aflorando el objetivo real por el cual su raza sembró el planeta de huevos hace eones: la conquista de la propia Tierra. Por supuesto, el Amo del Mundo vuelve a ser el villano para la ocasión, mientras Marrina se aleja definitivamente de todo y todos, al ser consciente del mortal peligro que suponen las manifestaciones de su yo más bestial y, en realidad, auténtico.
Las posibilidades del hilo referente a Marrina y su raza me parecen tan jugosas como las de Ave Nevada y las Siete Grandes Bestias, por lo que es una lástima que Byrne cierre aquí el capítulo relativo a la anfibia.

Es a partir de este momento que Byrne abre diferentes líneas argumentales que va desarrollando en paralelo, al más puro estilo de la Patrulla-X de Claremont, poniendo especial interés en el desarrollo de personajes y la relación entre ellos.
Esta segunda mitad del tomo se sintetiza en tres grandes bloques argumentales que, como digo, avanzan paulatinamente y en paralelo, además de un par de arcos argumentales más autónomos. Una etapa en la que John Byrne abandona las labores de entintado de sus propios lápices en favor de otros profesionales del ramo, siendo Bob Wiacek quien se ocupa de ello en la gran mayoría de números. Wiacek hace un muy buen trabajo, de modo que el apartado gráfico no sufre ninguna merma.

Quizás el relato más independiente respecto a la continuidad sea el de Lily Dorada, pero no por ello menos recomendable. De hecho, la historia cuenta con una aureola tenebrosa y poética de inusitada belleza. Muy especialmente, en lo que se refiere al extenso cuento que lleva insertado en el que la dorada oponente cuenta su origen con todo lujo de detalles. Un deleite visual y conceptual, un cuento de terror gótico que, por si fuera poco, nos descubre el origen de Diablo, el clásico villano español de los Cuatro Fantásticos. Genial.
Este arco argumental, si tiene alguna incidencia en la continuidad es en la parte relativa a los mellizos y en la relación de Aurora con Walter Langkowski. Aurora acusa cada vez más el conflicto con su otra personalidad, Jeanne-Marie Beauvier, que lucha por imponerse, un conflicto que desemboca en una ruptura con su hermano. Esa lucha interior sirve de excusa a Byrne para hacer un cambio en el personaje femenino modificando tanto su peinado como su uniforme.

La otra línea argumental que va más por libre significa la incursión de la colección en terreno político, aunque más en un sentido superficial que inherente. Estrella del Norte y Jeanne-Marie/Aurora hacen frente a Rosa Perla, una descomunal mujer que lidera una célula terrorista internacional. La ciclópea fémina se apropia de un circo en el Quebec y lo usa como vehículo incriminatorio contra sus legítimos propietarios aprovechando su condición de independentistas.

Entrando en los bloques argumentales más medulares, en primera instancia nos encontramos con una monumental saga en diferentes actos, saga que desarrolla y concluye la trama relativa a las Grandes Bestias.
La irrupción de otra de las bestias, Ranaq, da lugar a un primer capítulo de la saga. Un capítulo que significa la entrada de una nueva pieza en Alpha Flight. Se trata de Elizabeth Twoyoungmen, hija de Shaman, que resulta ser un elemento básico en la trama. Elizabeth alberga poderes latentes que acaba desatando e irrumpiendo en forma de una nueva superheroína, Talismán. Es la anunciada por una antigua profecía, la encarnación de una poderosa fuerza del bien enviada para combatir a las fuerzas del mal provenientes del Reino de las Bestias. Un emocionante viaje 100 años atrás en el tiempo y una cadena de sugestivas imágenes de John Byrne para iniciar una saga que vive su capítulo más apasionante unos números más allá.
Un capítulo que, ya de inicio, nos golpea con otra de las grandes sorpresas que nos tiene preparadas el autor. Sasquatch, la bestia en la que se transforma Walter Langkowski, no es lo que se suponía, sino que, en realidad, se trata de Tanaraq, una de las grandes bestias, ni más ni menos. Ello da un vuelco absoluto al experimento con radiación gamma que dio origen a Sasquatch, ahora plenamente vinculado a la amenaza que da sentido a la existencia de Ave Nevada. Casi nada.
De este modo, Sasquatch desaparece por completo de la colección. Sin embargo, Byrne es muy hábil al tomar la forma del entrañable gigante como una de las figuras en las Ave Nevada se transforma de forma recurrente a partir de este momento. Una figura de un Sasquatch blanco, eso sí.
La saga concluye en un memorable número doble en el que el grupo al completo viaja al Reino de las Bestias. Un viaje al rescate del alma de Walter Langkowski tras haberse quedado sin cuerpo físico. Allí, Alpha Flight deben superar todo tipo de obstáculos y trampas, empezando por el ataque de algunas de las grandes bestias (Somon, Kariooq, Tundra y Tolomaq). Pero lo mejor está en el espectáculo visual en blanco y negro que imagina los paisajes del siniestro mundo. Un deleite obra de un John Byrne que pasa por el mejor momento de su carrera.
La saga también significa el ingreso en Alpha Flight de un viejo conocido: Box. El discapacitado Roger Bochs ya llevaba unos cuantos números manifestando su intención de vengar la muerte de Guardián en una serie de escenas en las que había hecho su presentación otro personaje con recorrido por delante: Madison Jeffries. Un antiguo integrante de Gamma Flight cuyo poder consiste en manipular y construir cualquier tipo de artilugio mecánico. Jeffries ayuda a Bochs en la reconstrucción de Box, el robot que controla por medio de simbiosis. Un Box que toma un papel capital en el colofón de la saga de las bestias, al acabar siendo el contenedor para el alma de Walter Langkowski. De este modo, Langkowski sobrevive ahora como miembro de Alpha Flight bajo la identidad de Box.

Cabe hacer mención de la presentación de Calibre, un nuevo supervillano ataviado con armadura cuyas funcionales escenas enlazan la anterior saga con la que le sucede, la que se inicia con el inesperado regreso a la vida de Guardián.
La visión, unos números atrás, por parte de Heather de la figura de su fallecido marido, se confirma como real cuando Guardián se presenta ante todos sus antiguos compañeros. Afortunadamente (para el buen criterio de Byrne), las cosas no son lo que parecen y pronto se destapa que este Guardián no es más que el robot MX39147 que conserva la vieja programación de Jerome Jaxon para destruir a Alpha Flight. El androide cuenta con lo que queda de Omega Flight para tal fin, concretamente con Diamante Lil, Flashback y Chico Salvaje.
Por supuesto, la saga va mucho más allá de una simple batalla entre ambos grupos. Un insensato MX39147 juega peligrosamente con la bolsa de trucos de Shaman desatando su universo interior. La acción crea un vacío que amenaza con consumirlo todo y la única persona con poder para revertir la situación es Talismán. Otro espléndido arco lleno de tensión que termina con la propia Talismán atrapada dentro de la bolsa. La idea daba para desarrollo en otro bloque argumental varios números, por eso creo que es una lástima que Talismán sea liberada al poco y por un elemento externo. El artífice de la liberación no es otro que el Todopoderoso, el personaje central de la saga Secret Wars II, con la que Alpha Flight disfruta aquí de su pertinente cruce.

La línea argumental que concluye el tomo sigue el hilo dejado por el nuevo Box, encarnado ahora por Walter Langkowski. En realidad, se trata de un crossover con Hulk, si bien el número correspondiente a la colección del gigante verde no viene incluido en el tomo al ocurrir en paralelo al número 28 de Alpha Flight.
Roger Bochs cree haber encontrado un contenedor humano para el alma de Langkowski: una figura que sobrevive en un nexo entre dimensiones. Ese nexo resulta ser la Encrucijada y la figura, claro está, Hulk. Es en el número de Hulk, que no se incluye, donde se nos cuenta como el alma de Walter es rechazada por el cuerpo del monstruo esmeralda, significando el final de trayecto para Langkowski, que aparentemente desaparece para siempre.

Quien también desaparece es el propio John Byrne, que abandona Alpha Flight. De hecho, el último número incluido ya es obra de Bill Mantlo y Mike Mignola, precisamente el equipo creativo que hasta ese momento se había estado ocupando de The Incredible Hulk. Y es que aquí ocurre un insólito cruce de equipos creativos, porque quien pasa a Hulk no es otro que el propio John Byrne, y como autor completo, mientras que Mantlo y Mignola forman el nuevo equipo creativo de Alpha Flight.

La aparición de Gary Cody al final del último episodio marca el final de una etapa y el inició de otra, con el Departamento H de nuevo en el horizonte. Pero todo eso ya no tiene cabida en el presente tomo.


Conclusión.

Un monumental tomo, en cuanto a dimensión y a nivel de contenido. Porque está etapa de John Byrne en Alpha Flight no puede ser considerada de otra forma que uno de los mejores y más completos trabajos del autor.
Imprescindible.

5
Panini / Re:Marvel Limited Edition 28. De regreso a casa
« en: Ayer a las 05:51:23 »
La moderna caca no? Hay que plantarse en el cuatro...

No creas. El serial de Marvel Universe está muy bien.
El más flojo es el que irá en el cuarto tomo.



Tienes reseñas de los MLE normales no?

Por supuesto.
En el enlace de mi firma las encontrarás.

6
Panini / Re:Marvel Limited Edition 28. De regreso a casa
« en: 13 Enero, 2025, 22:16:51 pm »
La moderna caca no? Hay que plantarse en el cuatro...

No creas. El serial de Marvel Universe está muy bien.
El más flojo es el que irá en el cuarto tomo.

7
Panini / Re:Marvel Limited Edition 28. De regreso a casa
« en: 13 Enero, 2025, 22:00:55 pm »
Parece que el cuarto tomo va a incluir lo que queda de la serie clásica más la limited más moderna.
Hubiera preferido no mezclar la clásica con el material moderno.

El material moderno queda relegado en el tomo 5. Lo que sí se mete en el tomo 4 es la mini de los años 90 de Thomas. ;)

Sí, a eso me refería. Bueno, semi-moderno.

8
Panini / Re:Marvel Limited Edition 28. De regreso a casa
« en: 13 Enero, 2025, 19:15:06 pm »



No sé si se había llegado a poner aquí el listado de próximos MLE TPBs que nos confirma el segundo tomo de Nova que salió el jueves. Nada que no se supiera realmente, más allá de concretar contenidos, sólo la confirmación de que el tercero de Los Invasores lo tendremos ya en mayo.

 :birra:


¿Qué pasa con Invaders 24? ¿Es un fill in o algo que se incluirá más adelante?

A día de hoy no tengo claro si compraré Frankenstein. Dudo incluso con Los Años Perdidos...


Parece que el cuarto tomo va a incluir lo que queda de la serie clásica más la limited más moderna.
Hubiera preferido no mezclar la clásica con el material moderno.

9
Panini / Re:Marvel Limited Edition 28. De regreso a casa
« en: 10 Enero, 2025, 21:50:12 pm »
Todo este debate debería ir en el hilo de Superlópez.

10
La Cosa: Marvel Héroes: Secret Wars (1983-1985)




Reseña en la web de Universo Marvel:
https://www.universomarvel.com/resenas-la-cosa-mavel-heroes-secret-wars-1983-1985/


Como bien sabéis, el miembro más carismático de los Cuatro Fantásticos se ganó su propia colección en los años 70. Marvel Two-in-One fue una serie protagonizada, efectivamente, por la Cosa, con la particularidad de que el rocoso superhéroe siempre compartía protagonismo con otro personaje de la casa. Un personaje que también compartía cabecera de portada con el héroe titular y que era diferente en cada número. Tras 100 números publicados de Marvel Two-In-One, ya en los 80, en Marvel decidieron que la Cosa pasaría a estrenar cabecera propia ya sin superhéroe invitado. De esta forma, nació The Thing, la colección.
En aquellos tiempos, John Byrne llevaba ya bastantes meses ocupándose de la colección de los Cuatro Fantásticos, de modo que él mismo tomó las riendas del título propio del miembro rocoso del cuarteto para relatarnos sus andanzas en solitario, en paralelo a sus aventuras grupales.

En realidad, la Cosa de John Byrne tiene inicio en el último número de Marvel Two-In-One, el 100. Un episodio guionizado por Byrne y dibujado por Ron Wilson que es la segunda parte de otro mucho más antiguo de la misma colección, casualmente el número 50, en este caso obra de John Byrne como autor completo.
En aquel Marvel Two-In-One #50, sin duda uno de los mejores números de la colección, la Cosa viajaba al pasado al encuentro de su yo primitivo, es decir, a la época primeriza de los Cuatro Fantásticos, cuando su aspecto externo era el de una masa amorfa. El citado número 100 significa el regreso de Ben a ese mismo punto temporal tras descubrir Reed que en realidad no se trataba del pasado del universo en el que viven, sino que aquello fue un viaje interdimensional a una realidad alternativa. De este modo, Ben decide subirse de nuevo a la Máquina del Tiempo del Doctor Muerte ansioso por saber qué ha sido de ese mundo en el que su homónimo se curó y pasó a ser un ciudadano como cualquier otro. El resultado es un What if? en toda regla con ciertas reminiscencias del clásico de H. G. Wells, "La Máquina del Tiempo" (al revés como ocurre en la novela, para la ocasión el mundo civilizado vive bajo tierra mientras que en la superficie impera el salvajismo). Allí, ese otro Ben es un líder de la resistencia en un mundo postapocalíptico, sin superhéroes, consumido por Galactus y gobernado por el Cráneo Rojo bajo la bandera nazi.

Un número, este que pone el cierre a Marvel Two-In-One, que viene incluido en el presente tomo, lo mismo que el mencionado número 50. Una decisión perfectamente entendible al tratarse de episodios de la Cosa creados por John Byrne. Sin embargo, se podría haber prescindido de ambos episodios ya que argumentalmente no afectan al título de la Cosa del cual es objeto este tomo recopilatorio.
Efectivamente, el primer número correspondiente a The Thing viene a ser un punto y aparte respecto a ese final de Marvel Two-In-One. Como en todo buen número 1 de colección, Byrne procede a presentarnos al protagonista, pero lo hace dándonos a conocer un episodio desconocido de su pasado. De este modo, aprovechando un encuentro con una banda de jóvenes indisciplinados de la calle Yancy, Ben Grimm nos cuenta una triste historia de su infancia vinculada a la calle que le vio nacer, la misma calle Yancy. En ella, conocemos que Ben tuvo un hermano, Dan, que fue líder de una de las pandillas de la conflictiva calle, pandilla que pasó a liderar el propio Ben años después de presenciar el asesinato de Dan. Asimismo, descubrimos cómo también sus padres fueron asesinados, pasando Ben a tutela de sus tíos Jake y Alice. De cómo un chaval orgulloso y colérico se rindió a la inexpugnable fuerza del cariño, virando hacia la senda de la vitalidad y la generosidad. Una crónica que concluye con el encuentro de Ben en la universidad con quien pronto se convertiría en su mejor amigo, Reed Richards, y el posterior proyecto de viaje al espacio junto a Reed, su novia y el hermano de ésta cuyo desenlace es de sobra conocido por todos. Un bonito relato a modo de presentación, con el aliciente de descubrirnos el pasado de Ben Grimm anterior a los Cuatro Fantásticos. Una historia con la que John Byrne, además, nos quiere dar un toque de atención acerca de las bandas de pandilleros y del riesgo al que nos exponemos al ingresar en una ellas.

El equipo creativo, por cierto, es el mismo del último número de Marvel Two-in-One, John Byrne al guion y Ron Wilson al dibujo a lápiz. El equipo que se va a mantener a lo largo de la mayor parte de los números recopilados en este tomo. Dónde hay más movimiento es en las labores de entintado. Tras dos primeros números acabados por Joe Sinnott y el propio John Byrne, respectivamente, Hillary Barta toma las riendas en una larga serie de episodios. En un principio, Barta cumple razonablemente bien la papeleta, pero va perdiendo fuelle y creo que sus últimos números afean los rostros dibujados por Ron Wilson, por señalar el punto que duele más a la vista.

Como digo, que el primer número de la colección aproveche la ocasión para escudriñar en el pasado del protagonista, a modo de presentación, es lo habitual en estos casos. Sin embargo, Byrne no sé queda aquí y nos regala un segundo número de la serie en términos muy similares. En esta ocasión, es Alicia la receptora de otra vieja y desconocida historia en boca de su amado. Ben recibe una carta del pasado, concretamente de un antiguo amor de la universidad, Alynn Chambers, que abandonó a Ben para convertirse en estrella de Hollywood. Tras ponernos en contexto por medio de la explicación a Alicia, observamos como Ben se presenta a la cita con Alynn, encontrándose con la sorpresa de una mujer desfigurada a causa de haber sufrido un derrame cerebral. Ironías de la vida, ahora es Alynn quien acude a su antiguo amante solicitando ayuda a propósito de cómo sobrevivir en este mundo teniendo la apariencia de un monstruo.

La puesta en valor de la realidad monstruosa de Ben, y como ello puede ayudar a otros, es una constante a tratar por Byrne en esta etapa. Estamos ante historias llenas de humanidad y ternura, dejando en un segundo plano la acción. Historias que a menudo concluyen en mensajes moralistas, pero que encajan con la imagen de buenazo que la Cosa ha ido cosechando ya desde los tiempos de Lee-Kirby.
De hecho, los siguientes episodios vienen a desarrollar lo comentado, aunque sea en el fondo de la historia y a modo de mensaje final.

El episodio de los Inhumanos viene a ser una evidente denuncia de las imposiciones patriarcales y de la inmoralidad de las tradiciones de cariz supersticioso/religioso, siendo Crystal y su hija Luna la parte afectada y su marido Mercurio y el resto de la familia real inhumana la parte retrógrada e intransigente. La Cosa, por supuesto, juega el papel de figura diplomática en la que decide confiar Crystal en su huida del indecente ritual al que sus semejantes pretenden someter a su hija.

Un episodio que, por cierto, nos deja otra sorpresa: la capacidad de hablar y razonar de Mandíbulas, el perro inhumano. Un Mandíbulas que acompaña a la Cosa en otra bonita historia que vuelve a poner en valor la cualidad humana frente al aspecto externo. Bajo una poética narración, Byrne nos cuenta una tierna historia sobre un joven de apariencia monstruosa que vive bajo una permanente caza de brujas por parte de la gente del pueblo. Un joven que tiene el extraño poder de insuflar amor en los que le rodean, pese a no recibir de ellos otra cosa que odio. Ni siquiera la muerte de su madre a manos de los aldeanos logra alterar su naturaleza bondadosa, evidenciando así quienes son los verdaderos monstruos.

No es hasta este punto que nos encontramos con el primer supervillano clásico, en la figura del Amo de Marionetas. No obstante, eso no impide que el fondo de la historia obtenga la misma conclusión que los anteriores, poniendo énfasis en el valor del yo monstruoso de Ben Grimm. La trama es compleja. Partiendo del hilo de Liddleville, el pueblo en miniatura creado por el Doctor Muerte, resulta que el Amo de Marionetas existe ahora únicamente en el plano mental. Eso no impide al villano ejercer control sobre la arcilla radiactiva, así como una capacidad para controlar mentalmente a quien guste. Tras atacar a la Cosa usando como arma al Hombre Maravilla, a Hulka y a Spiderman, todos ellos bajo control mental, el Amo de Marionetas entra en la propia mente de Ben Grimm para intentar consumar su venganza. Es aquí donde encontramos lo más interesante del arco argumental, en la pelea virtual en el interior de la sesera de nuestro protagonista.

No falta aquí tampoco una de las incursiones de Byrne en el humor usando como vehículo el traspaso de la cuarta pared, por lo menos la que separa a la historia de turno con la redacción de Marvel. Casualidad o no, el relato en cuestión apareció de forma simultánea al del juicio de Reed Richards, el número de los Cuatro Fantásticos en el que John Byrne se introduce a sí mismo en la historia.
Desde el momento en que a la Cosa le zurra a base de bien un tipo llamado Zapatones, villano de lo más ridículo que parece sacado de un cartoon, da para sospechar que las cosas no son lo que parecen. Efectivamente, en el epílogo del episodio observamos a la Cosa leyendo este mismo comic-book y automáticamente desplazándose a la redacción de Marvel a pasar cuentas con los autores y la editora.

Pasando a temas más serios, el objetivo de John Byrne para con nuestro protagonista va tomando forma final. Todo lo acontecido en los últimos meses, tanto en este título como en el de los Cuatro Fantásticos, remueven la conciencia de Ben Grimm, que empieza a no tener claro su futuro. Ben acaba por cuestionarse su pertenencia al supergrupo de su vida y, sobre todo, su relación con Alicia, a quien considera que no tiene derecho a privarle una vida normal, una en la que tenga la posibilidad de formar una familia. Nos encontramos ante un Ben visiblemente entristecido que no ceja en darle vueltas a todo en su cabeza. Todo ello con la mirada puesta en los acontecimientos que significarán un vuelco absoluto en la vida de nuestra adorable Cosa de ojos azules y, de rebote, en esta colección. Un vuelco cuya línea divisoria la marca el gran acontecimiento de esas fechas en Marvel, la maxiserie Secret Wars. De hecho, la escena en la que Ben, Johnny y Reed desaparecen de camino a las Guerras Secretas viene representada en esta misma colección, no en la de los Cuatro Fantásticos.
Pero antes de tamaño acontecimiento y las consecuencias que acarrea, hay tiempo para una última aventura que también suma en la difícil decisión que va a tomar Ben. Se trata de un extraño arco en el que el alma de un antiguo esclavo de la era del Imperio Egipcio resucita en el cuerpo de nuestro hombre. La consecuencia es un Ben Grimm convertido en un guerrero de piedra que va dejando un rastro de destrucción allá por donde pasa, y sólo hay una persona capacitada para resolver la situación: Alicia Masters. Un cautivador arco de ciencia ficción al estilo Lee-Kirby que evoluciona hacia una historia de carácter más filosófico sobre las libertades y los derechos individuales.

A lo que íbamos, Ben presenta finalmente a Alicia sus inquietudes al respecto de la relación que mantienen. El inesperado viaje y la estancia en el planeta de las Secret Wars hacen el resto, cuando Ben decide no regresar a la Tierra junto a sus compañeros y quedarse, así, en el planeta. En su lugar lo hará Hulka, que pasa a ocupar el puesto de la Cosa en los Cuatro Fantásticos. Todo esto queda desarrollado en la maxiserie limitada Secret Wars durante 12 largos meses. El tiempo que tuvieron que esperar los lectores de la época para conocer todos los detalles por los que se llegaba a la actual situación.


Rocky Grimm, Ranger Espacial.

El paso por las Secret Wars transforma la colección de la Cosa en algo completamente diferente. Ben Grimm vive ahora en un desconocido planeta a un universo de distancia de Alicia y, desde luego, fuera de cualquier actividad junto a los Cuatro Fantásticos. Una permanencia, en este planeta conocido como Mundobatalla, voluntaria, entre otras cosas porque la extraña naturaleza del nuevo hogar de Ben permite a éste transformarse en la Cosa de forma voluntaria y cuando desee. No obstante, Ben conserva un billete de vuelta a la Tierra por si se lo replanteara. Un billete en forma de un dispositivo fabricado por su amigo Reed Richards antes de su partida de regreso a nuestro planeta.
John Byrne idea esta nueva etapa de la colección a modo de saga dividida en doce capítulos bajo el título "Rocky Grimm, Ranger Espacial". El guionista, en consecuencia, hace coincidir la totalidad de la saga con los 12 episodios de Secret Wars, como si estuviéramos delante de otra maxiserie autónoma, pero insertada dentro del título de la Cosa.
Byrne, por tanto, tiene manga ancha para hacer lo que le dé la gana en una colección que, aparentemente, pasa a no tener reglas ni ataduras de continuidad. Una ocasión que le viene que ni pintada para desplegar su capacidad imaginativa y desarrollar un mundo de fantasía a su antojo.
De tal modo, el planeta creado por el Todopoderoso para las Secret Wars toma plena vida a manos del canadiense. Un planeta creado hace apenas un par de semanas que, sin embargo, aparenta tener siglos de vida. Efectivamente, Ben comprueba extrañado cómo los variopintos habitantes de un mundo de dos semanas de edad hablan sobre acontecimientos ocurridos muchos años atrás, como una de tantas muestras de que aquí todo parece funcionar bajo una lógica distinta a la de la Tierra. Aparentemente... porque en realidad todo va a cobrar sentido en el sorprendente desenlace de la saga. Pero dejemos eso para el final.

Pese a todo, John Byrne no es el único guionista de esta pequeña obra. El autor cede la parte escrita en el tramo central (cuatro números de Mike Carlin y uno de Bob Harras), para volver posteriormente para dar el cierre a la obra. Aunque es evidente que la batuta de Byrne sigue ahí incluso en los números que no vienen firmados por él. El apartado gráfico, por su parte, sigue inalterable a manos de Ron Wilson, pero la suerte esta vez nos trae a Joe Sinnott como entintador de casi toda la obra, por lo que los trazos de Wilson lucen mejor.

Entrando en materia, en su estancia en Mundobatalla Ben vive toda suerte de aventuras, en escenarios de lo más variado y junto a personajes de lo más variopinto. Desde aventuras que bien podrían pertenecer al género de la fantasía heroica, a guerras de naves espaciales a lo Star Wars, pasando por visitas al mundo subterráneo y encuentros con los monstruos clásicos del terror. Y, por supuesto, no falta el humor.
Ya la saga, al menos en su primera mitad, disfruta de un tono desenfadado y divertido, pero algunos episodios son puro cachondeo. Cabe destacar, en este sentido, el capítulo en el que Ben sufre las continuas trastadas de una simpática banda de alienígenas al estilo de la banda de la calle Yancy. O también la búsqueda interminable de un preciado objeto, propiedad de una jovencita verde llamada Llrrllllnnllyyrrl, por parte de una raza de divertidos ladronzuelos, los Acaparadores.

Entre todos los personajes que se cruzan en el camino de Ben, uno sobresale por encima del resto. Me refiero a Tarianna, una enorme guerrera de una comunidad inspirada en los vikingos cuyo pueblo es un calco de Latveria. Una valiente mujer a quien la Cosa ayudó a vencer a la particular fuerza que amenaza a su pueblo, una amenaza que se apropia de la imagen del Doctor Muerte. El caso es que, a partir de ahí, Tarianna acompaña a Ben hasta el último número de la saga, jugando el papel de contrapeso emocional respecto a Alicia, complicando aún más las cosas dentro del cacao mental que nuestro hombre tiene en la sesera.

Es con la irrupción del que acaba siendo villano principal de la historia, que las cosas empiezan a tomar forma. Un supuesto hechicero que parece tomar muchas formas entra en escena con el objetivo de martirizar a la Cosa mediante todo tipo de juegos de engaño. Secuestra a Tarianna, deja ciego a Ben, amenaza con matar a un bebé que ha quedado a cargo de la Cosa y le enfrenta a los monstruos clásicos en un escenario de película de terror. Este último episodio es de lo más singular. Uno tras otro, van desfilando Drácula, la Momia, Frankenstein y el Hombre Lobo en una aventura que termina en un número de los Cuatro Fantásticos. No sé si se puede hablar de crossover porque el grupo no participa para nada en la trama, pero resulta curioso que casi todo el número de los 4F esté dedicado a la Cosa.

Para acabar de complicar las cosas, observamos como Llrrllllnnllyyrrl da por fin con el objeto que buscaba. Objeto que resulta ser la cabeza del mismísimo Ultrón.
Pero la mayor sorpresa está en quién se esconde bajo la capucha del hechicero. Y es que el villano de la saga no es otro que el propio Ben Grimm, la mitad humana de la Cosa convertida en entidad autónoma por el subconsciente del protagonista igual que todo lo que le rodea de este mundo, incluida Tarianna.
Debido a la singular naturaleza de este planeta, y al deseo de Ben de vivir una existencia como hombre de carne y hueso, todos sus deseos se han ido haciendo realidad. Él es quien ha proporcionado vida a lo que, en realidad, no es más que una enorme bola de piedra. De esta forma, todo toma sentido desde el principio. La inexplicable apariencia de siglos de vida del planeta; por qué Ben sabe cómo pilotar naves totalmente desconocidas para él; la aparición del bebé como creación subconsciente de Franklin Richards; las referencias de Ben a las películas de terror de la Universal que más tarde cobran realidad; los calcos de Latveria y del Doctor Muerte; o la irrupción de Tarianna como contrapartida de Alicia. Todo ha pasado a formar parte de la realidad que está viviendo Ben bajo su subconsciente.
Pero ese subconsciente también ha disociado las dos caras que coexisten dentro suyo, la del Ben Grimm que necesita ser la Cosa porque, en el fondo, sabe que es a quien ama Alicia, y la del Ben Grimm que de ninguna forma quiere ser un monstruo. De ahí ese segundo Ben que irrumpe con el objetivo de destruir a la Cosa y librarse así para siempre de su yo monstruoso. Un Hechicero Grimm que incluso se vale de Ultrón y de un ejército de clones del robot para alcanzar su objetivo. En conclusión, el peor enemigo de Ben no es otro que él mismo.

Pero eso no es todo, porque resulta que si Ben ha podido transformarse en la Cosa a voluntad no ha sido a causa de la naturaleza de Mundobatalla, sino que es una capacidad que ha formado parte de él desde casi los inicios de los Cuatro Fantásticos. Si durante todos estos años Ben ha tenido que vivir encerrado en el cuerpo de la Cosa ha sido a causa de un bloqueo mental provocado por su convencimiento de que Alicia lo amaba únicamente en su versión monstruosa, y que convertirse en el Ben Grimm de carne y hueso hubiera significado perderla.
Y lo peor del caso es que Reed lo sabía. Sabía de su bloqueo mental y por eso era consciente de que, lejos de Alicia, Ben podría convertirse en la Cosa a voluntad. La idea hay que reconocer que es un poco disparatada a estas alturas, pero bueno...

Los dos últimos episodios incluidos tienen ya como escenario la Tierra. El primero es parte de otro número de los Cuatro Fantásticos, donde precisamente se produce el regreso de la Cosa tras activar el aparatejo fabricado por Reed. Ben regresa a su hogar con la cabeza de Ultrón bajo el brazo (lo único real de ese planeta, además de nuestro protagonista), y regresa con la convicción de su ruptura definitiva con Alicia, pero no de la forma como sucede finalmente. Y es que Ben se da de bruces con la amarga realidad: en su ausencia, la llama del amor ha prendido entre Alicia y Johnny.
El número que cierra el tomo hace de epílogo de la saga Rocky Grimm. Ya sin John Byrne, Mike Carlin toma definitivamente las riendas de la colección si bien, como digo, este primer número está totalmente relacionado con la etapa de Byrne al ser el episodio en el que Reed le suelta a Ben que era conocedor de su bloqueo mental. El sentimiento de la Cosa, ya sin la posibilidad de volver a ser Ben Grimm jamás, es el de sentirse traicionado por unos y otros, por lo que decide romper definitivamente con los Cuatro Fantásticos.
La colección de la Cosa todavía sobreviviría una docena de números más antes de ser cancelada.


Conclusión.

Está lejos de ser la etapa de los Cuatro Fantásticos de John Byrne, pero, aun y así, estamos ante un tomo recomendable.
Especialmente la saga Rocky Grimm está muy bien planteada por el guionista y también merece mucho la pena el despliegue imaginativo del que hace gala.

11
Panini / Re:Cronología de Marvel en tomos.
« en: 07 Enero, 2025, 17:46:09 pm »
Actualizada la cronología en el foro y en la web.  :birra:

12
Panini / Re:Marvel Limited Edition 28. De regreso a casa
« en: 07 Enero, 2025, 16:54:08 pm »
Suelen anunciar los lanzamientos, pero no adelantan novedades.

Esto no sé cómo tomarlo.

Es que estoy igual. A ver si no va a salir en Omnibus MLE. Que me extrañaría mucho.

Se supone que saldrá igual que Rom, y el tomo de Rom viene en el panfleto de SD.
Lo que no sabemos todavía si serán limitados, sólo que no lo serán a 1.500.

13
Panini / Re:Marvel Limited Edition 28. De regreso a casa
« en: 07 Enero, 2025, 14:15:37 pm »
Yo creo que con ese me la voy a jugar y esperar a una futurible edición en MLE TPB. Con mi tomo en tapa blanda pero a color en inglés me va bien, sé que son historias que no voy a releer, pero con total seguridad. Salvando las tipicas de Namor, el pseudo Capi y alguna más habrá buena que no haya leído.

Pero era un... no digas hueco, no digas hueco... falta que clamaba al cielo y me alegro por su publicación.

A la saca en MLE cartoné. Si esperas a que la saquen en rústica, pueden pasar muuuchos años. Con lo que han tardado en lanzarla en MLE, como para esperar más tiempo.

Más jodido lo tienen Rom y Micronautas en cartoné y poroso.  ::)

15
Panini / Re:Plan Editorial Panini 2025 2: Hablamos del plan del año
« en: 04 Enero, 2025, 20:38:59 pm »

Y Celes, te agradezco un huevo que contestes, independientemente de si a veces me gusta o no lo que leo. Kaulso podría haberse referido un poco a la decisión de continuar los mutantes en OG en lugar de MH y no lo he visto. Porque no me parece que sea una decisión artística, pero si lo fuera, me gustaría saberlo y saber cómo son los planes. No es tan grave, porque al final se recopila y está bien, pero conocer el por qué y hasta donde estaría bien. Es otra cosilla que ya no encaja con la guía de Panini, por cierto...

Yo creo que quieren copiar los Epic Collection de Marvel, que rondan entre las 470 y las 530 páginas, un rango bajo para los OG, pero que nos están colando desde hace tiempo, pero que es bajísimo para los MH, que son más gordos.

¿El motivo? Seguramente de rentabilidad y de precio percibido por el comprador. En OG ha estado colando la subida de precios combinada con la reducción de páginas, mientras que en MH cantaría más. Casualmente es una línea que se quieren cargar.

Si te digo que el horizonte de publicación de los OG acabó hace 2 años, ¿te lo crees?

Que se ha ido extendiendo en el tiempo más de lo previsto, combinando su publicación con la de tomos en otras líneas editoriales, alargando su vida útil pese a las dificultades de rentabilizar todos y cada uno de los tomos.

Si se quisiera matar, ya se habría hecho. Seguirá este año, y al próximo, y según qué decisiones se tomen, más allá.
Y todas las series que aun estan esperando sus OG? DD, IM, Hulk, DS... que pasará con ellas?

Pues a MLE, que es lo que tendrían que haber hecho ya.


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