Dejo por aquí mis apreciaciones sobre esta obra:
He leído
Nada Adaptación de Claudio Stassi de la novela de Carmen Laforet
"De la casa de la calle Aribau no me llevaba nada. Al menos, así lo creía yo".Así finaliza la novela de
Carmen Laforet y así comienzo yo este texto que no llega ni de lejos a atisbar la magnitud de sus páginas.
Andrea no se llevaba nada y esta doble negación ya sucumbe a algo, como yo, que como lector me rindo ante la sorpresa de una buena adaptación al comic y me postulo como admirador de
Claudio Stassi, que ha conseguido con sus páginas de colores apagados, desangelados y oportunamente oscuros, tamizar el camino hacia una estantería concreta para devolver a mi mundo un ejemplar de la novela que ni siquiera soñaba con una segunda vida.
He de decir que esta relectura sí ha puesto a la novela en el pedestal que se merece. La primera lectura me pilló demasiado joven e inexperto en estas lides para exprimir todo lo que sugiere. Además era (sigue siendo supongo) de obligada lectura en el insti, lo cual me transmitió, eso seguro, una connotación negativa antes siquiera de leer la primera página.

Centrándonos en el comic,
Stassi nos muestra, o al menos lo intenta, todo el horror (humano) que destila la novela y toda la pobreza descarnada de la posquerra que no sabe del dolor del hambre ni de los años oscuros que siguieron a otros más oscuros si cabe.
Días oscuros en casas oscuras de platos vacíos.
La lucha de clases, la lucha de ideales, la lucha, perdida de antemano, de género. El maltrato consentido y asumido, la decadencia moral de quien se siente superior, las mentes perturbadas por la guerra, la resignación tolerada de una generación a la que no le queda nada. Y por encima de todo, la paciencia sumisa del pájaro enjaulado que es
Andrea.
Stassi se cargará de valor para hacer la adaptación un poco suya al no hacer la narrativa en primera persona como sí ocurre en el libro, lo cual hay que valorar en su justa medida, aunque tomará textos enteros de la novela y se apropiará del simbolismo mágico de una trenza de pelo rubio cortado por amor y lo contrapondrá con la sombría y axfisiante atmósfera que exhuda esa casa de la
calle Aribau. También sabrá plasmar en su dibujo, como escondida debajo de tanto negro, toda la esperanza trabajada de
Andrea, no esa esperanza imposible que se pide en vano a un dios inmutable sin poner nada de nuestra parte salvo la oración, sino esa otra a la que se da de comer todos los días y que no te permite la rendición, ciega al abandono y frialdad de los familiares y de los buitres sembrando ponzoña mientras velan al difunto, agnenada adalid que, a pesar de ser consciente de una segura derrota, luchará incansable contra una casa poseída y maldita.
En definitiva, una adaptación convincente, recomendable para amantes de la literatura y que deja poso. Me gusta pensar que
Andrea logrará hacer realidad sus anhelos y expectativas, aunque lleguen eso sí, más allá del fin de la novela. Porque aunque
Andrea no se lleve nada de la casa salvo esa maleta llena de libros y de sueños con la que llegó, me gusta pensar que no se dejó estos últimos olvidados entre sus ajadas paredes.
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