He leído All-Star Batman Nº 1-5.
Arranque de esta nueva colección regular de Batman, la tercera en estos momentos, donde tenemos como maestro de ceremonias a Scott Snyder. A lo largo de cinco números americanos, el guionista elige como figura central a Dos Caras, el cual amenaza a la ciudad de Gotham con una lluvia ácida (o algo similar) y con la revelación de los mayores secretos de todos sus habitantes, mientras ofrece una recompensa a todo aquel que mate a Batman antes de que este le administre una especie de cura que podría devolver su estabilidad emocional. El dinero procede de los diferentes capos de la ciudad, el Pingüino, Máscara Negra y el Gran tiburón Blanco, los cuales contratan a la KGBestia para matarlo, además de a Dos Caras. De ese modo, comienza una ruta suicida en la que Batman carga con Dos Caras en dirección a un lugar que conoce de una parte de su infancia compartida con Harvey Dent, con la única ayuda de Duke, a la vez que cualquier villano que se precie va tras ellos para conseguir la recompensas, así como multitud de simples civiles que se dejan llevar por la tentación del dinero o para evitar que sus secretos salgan a la luz. Incluso la identidad secreta de Batman está encima de la mesa, entre otras revelaciones.
La historia está bien a nivel de entretenimiento. Es decir, Snyder construye una trama en la que juega el factor tiempo, utilizando una narrativa muy televisiva en la que la historia va hacia delante y hacia detrás según el momento. La lectura es trepidante, y los momentos de acción están fenomenal, aunque se introducen un montón de "batcacharros" novedosos y de los más original, además la la presencia de Duke es importante y sigue la senda de la introducción del personaje en la batfamilia. No obstante, como parece ocurrir en la mayoría de trabajos de Snyder sobre Batman en los últimos tiempos, peca en exceso de reconvertir lo que el lector conoce sobradamente para adecuarlo a la historia que quiere contar. Y el resultado a mí no me termina de convencer del todo. Están bien estos tebeos, son entretenidos, pero en mi opinión este Dos Caras no es el de siempre, sino uno nuevo cuyas novedades han surgido de la nada y sin ninguna explicación. Y hay es donde comienzan los problemas, no en los cambios en sí, que podrían ser incluso admisibles. El principal problema es que no hay punto de partida, sino establece unos nuevos parámetros y a partir de ahí surge la trama. Para mí eso es jugar sucio en un guionista, `porque el lector nunca sabe cuales son las reglas y denota un trabajo sin ningún trasfondo, ni se ha trabajado en el desarrollo y evolución de los personajes, centrándose unicamente ne la acción sin más. El producto final es muy entretenido, pero poco más. Además, sino fuera por el dibujante, todo esto se vendría un poco abajo. Una vez más, Snyder me ha decepcionado un poco, teniendo en cuenta que es capaz de hacerlo mucho mejor.
Hay varios conceptos que no me cuadran. La juventud de Bruce Way y Harvey Dent es uno de ellos, aunque diría que es la más digerible de todas. Pero lo peor es que se establece que esa mente fracturada de Harvey puede alternarse, con un Dent sobrio y bueno, mientras que Dos caras es su lado malvado que no recuerda aquello que hace cuando Dent controla el cuerpo. esta versión descafeinada del Dr. Jekyll y Mr. Hyde no es que no me parezca interesante, incluso que sea de lo más apropiada para enfocar a este villano desde un punto de vista novedoso, capaz de explorar la dicotomía entre el bien y el mal, o las posibilidades de que ambas posturas radicales se encuentran en la mente de cualquiera, que llegado el momento deja salir su lado oscuro si hay algo que lo motiva lo suficiente. Pero este aspecto filosófico apenas araña la superficie de la historia, y no hay nada plausible para que la deformidad de Harvey funcione de esta forma alternada ahora y no lo ha hecho antes. Ni por qué se ha deformado aún más la cara en un aspecto más grotesco. Snyder no construye algo sólido para el lector, sino que efectúa los cambios que cree oportunos para llevar a cabo su plan, sin que nada más importe. Para mí es, como decía antes, un recurso trampa, porque denota un poco trabajo previo y un desarrollo adecuado para llegar aquí.
Esto es la única pega que le puedo poner a esta saga que, por lo demás, está bastante entretenida, aunque lo que más me ha gustado ha sido el arte de John Romita Jr. Bajo las tintas de Danny Miki me ha parecido brutal y me ha recordado mucho a la primera miniserie de Kick Ass. Desde luego, mucho mejor de lo que se ha visto en sus últimos trabajos en Marvel. Hay que reconocer que el autor ha mutado mucho con el tiempo, pero sea como sea hace un trabajo genial y por encima de la media. Aunque su estilo cubista tiene sus detractores, creo que ha conseguido un buen equilibrio y el resultado final es muy bueno.Sin duda, lo mejor de este primer arco argumental, donde Snyder mejora en muchos aspectos tras su paso por la cabecera Batman, pero sigue estando a años luz de los guiones que escribió para Detective Comics y su labor en American Vampire. Sigue siendo disfrutable, eso sí, pero le falta un punto para conseguir algo sólido y una historia redonda. Eso sí, me ha gustado ese guiño a los aficionados recuperando a villanos poco utilizados y que normalmente son olvidados como Luciérnaga o Polilla Asesina, entre otros muchos, o incluso al viejo aliado del Murciélago, Harold.
Por otro lado, los cuatro primeros números americanos cuentan con una historia de complemento protagonizada en gran parte por Duke, que en su periodo de entrenamiento se encuentra envuelto en un caso que nos trae de vuelta a Victor Zsasz. Esta historia está bastante bien, ya que profundiza en esa relación entre Bruce y su nuevo pupilo, al que prepara para ser algo más que un nuevo Robin, aunque aún seguimos sin saber como lo piensa denominar Snyder. Eso es otro de los punto débiles del autor, que lanza ideas al aire sin terminar de definirlas. El ataque de Dos caras es confuso, pero el que se supone que va a ser el estatus de Duke no se queda atrás. Sin embargo, todo lo demás está francamente bien, no solo por girar en torno a la faceta detectivesca del personaje, sino a ese problema familiar que parece que no va a ser solucionado nunca. En el apartado gráfico tenemos a Declan Shalvey, cuyo trabajo en el Caballero Luna me gustó bastante y aquí lo hace muy bien también. Una narrativa eficaz, un trazo bien definido y un estupendo dibujo para una historia mucho mejor concebida que la central, aunque Snyder parece que siempre deja algún fleco en su trabajo con Batman, a ver si mejora ese aspecto en el siguiente arco argumental.