He leído
Príncipe Valiente 2016.
Retomo la lectura de la serie tras mi
anterior comentario.
Con este tomo alcanzó ya las páginas que aún no había leído de la tira, situándome a un solo tomo de alcanzar la edición de Dolmen, que nos ha permitido enlazar con el coleccionable de Planeta. La verdad es que estoy disfrutando mucho de esta etapa, donde Schultz y Yeates muestran un versión diferente de las aventuras de Val, con la presencia de la magia y elementos sobrenaturales, a diferencia de las bases que sentara Foster en los inicios. No obstante, en cierta manera, se mantiene el espíritu y solo son pequeñas pinceladas. También se observan inspiraciones de temas más modernos, o incluso la utilización de elementos que nos recuerdan a series de rabiosa actualidad. Rafa Marín alude a Spartacus, posiblemente por la parte de la trama en las mazmorra, donde se gesta una rebelión, pero todo el tema del Alma de Asia, que ha protagonizado una extensa trama a lo largo de los años, con la participación de la mitología del yeti o la utilización de cuervos como mensajeros, me ha recordado mucho a Juego de Tronos. En definitiva, una amalgama de elementos que sirven para modernizar un poco una serie que mantiene un tono clásico, pero que ha variado ostensiblemente su enfoque, salvo en el aspecto familiar y en la coralidad del protagonismo.
A pesar de todo, esa coralidad no se refleja demasiado en este tomo, ya que los autores se centran en ir encauzando el argumento que gira en torno al artefacto que los ha llevado a Asia, para poder acabar con la tiranía de Azar Rasa sobre el pueblo que debería haber gobernado Giovanni, el marido de Karen. La llegada a tierras asiáticas nos trae un primer enfrentamiento con las huestes del hechicero, que vienen montado en grandes elefantes. Durante la pelea
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Cabe destacar que aquí la trama se divide en dos frentes de acción, alternando las desventuras de Val y sus acompañantes con las de su hija. En el prólogo, Marín enfatiza muy bien uno de los aspectos de la evolución de la hija de Val, quizá el único de sus hijos, quitando a Arn, que tiene más puntos en común con su padre. Además, se pone de manifiesto de nuevo el importante papel de los personajes femeninos en esta serie, algo que viene coleando desde los tiempos de Foster con la entrada en escena de Aleta.
Mientras que Karen y Numair
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Por otro lado, uno de los hombre de Azar Rasa
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Me ha llamado la atención como Val y sus compañeros se permiten emplear un tiempo para pelarse y afeitarse, adecentándose antes de la batalla. No sé, uno no se espera que alguien en unas circunstancias como estas vaya al barbero, aunque todo transcurra durante semanas o incluso meses.
El plan sale a la perfección, ya que
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Estas páginas me han gustado mucho, porque vemos una increíble batalla, de esas que se echaban de menos en la serie. Además, Yeates cada vez me gusta más, con un estilo que combina muy bien la narrativa efectiva con la épica del momento.
Por último,
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A pesar del
cliffhanger diría que esta historia ha terminado, salvo por el remate lógico de la aventura, que nos permita conocer el destino de todos los personajes que han participado. Diría que se ve en el horizonte alguna posibilidad de reconciliación entre Karen y Giovanni, aunque también es posible que se separen para que el gobierne a su pueblo en solitario. Bien visto, pueden pasar ambas cosas y ninguna desentonaría. Todo dependerá de lo que quieran hacer los autores, si quieren seguir con el tono coral y familiar o quizá explorar otra vía.
La etapa está muy bien, es entretenida y ofrece una lectura muy dinámica, pero supongo que todos los que hemos vivido la evolución de la tira hacia lo fantástico, aunque sea con leves dosis, pues todo esto siempre nos deja un pequeño poso de insatisfacción. No obstante, y a pesar de que pueda parecer que todo gira en torno a la magia y la hechicería no es realmente así, siendo un elemento más de la historia. Con sentimientos encontrados o no, yo estoy disfrutando. Quizá porque con el paso del tiempo me he vuelto más permisivo, no lo sé, pero la verdad es que después de tanto tiempo siguiendo las aventuras de Val, con todos sus altibajos, ahora parece vivir una buena etapa que merece ser disfrutada.
Dolmen lo está haciendo genial en muchos aspectos, aunque no me termina de convencer la traducción de la espada de Val como la espada que canta, prefiriendo la clásica denominación de la espada cantarina. Sinceramente, no sé cual es la traducción más correcta, y tampoco me importa, pero creo que es la única pega que le puedo poner a esta edición que nos ha permitido continuar leyendo a Val en formato físico. Y es que, al fin y al cabo, la vieja leyenda sigue viva y parece que no está dispuesta a morir nunca.