Los nuevos centuriones, de Joseph Wambaugh.
Escuché el nombre de este libro por primera vez hará como nueve o diez años. Fue tras ver un documental por cable sobre escritores de novela negra americana. James Ellroy o Elmore Leonard, dos de mis escritores del género preferidos, recomendaban a autores anteriores a sus tiempos, y uno de ellos era el señor Joseph Wambaugh. Es importante decir que Wambaugh fue policía durante catorce años en una de las ciudades más atractivas a la hora de plantear historias de corte noir: la californiana Los Ángeles. Entre 1960 y 1974. Por tanto, la experiencia que acumuló, fue increíble.
La novela, publicada en 1971, se ambienta entre los veranos de 1960 y 1965, terminando el libro el último día en que trascurrieron los históricos disturbios y saqueos del barrio negro de Watts, el cual se encuentra en la zona sur de la ciudad angelina. Los protagonistas son tres jóvenes agentes de lo más prometedores que por diferentes razones quieren hacerse un sitio en el Departamento de Policía de Los Ángeles: el hispano Serge, el polaco Guy y el irlandés Roy. El autor explora en sus sentimientos y miedos, queriendo trasladar al lector lo que de verdad piensan sobre la policía, los ciudadanos, la sociedad y principalmente, el eterno conflicto entre las tres razas principales convivientes en la ciudad: blancos, negros y mexicanos. Hay continuos cruces raciales a tener en cuenta. Y la cosa no cambia aunque pasen de una brigada de patrullas a una de detectives, vistiendo ropa de paisano y trabajando en misiones secretas, pues el estigma sigue en el aire. El realismo con el que impregna la narración es acongojante, y por un lado, cabe preguntarse cuánta verdad habrá en lo que narra, pues a veces lo hace como si hubiera estado presente en la detención de una prostituta en un aparcamiento o de un pedófilo en los baños de un parque público, o en el apaciguamiento de un matrimonio de mediana edad que vive casi de la mendicidad y pasa en estado de embriaguez la mayor parte del día encerrados en su propia casa. Cruel y realista, una lectura estupenda que en menos de un fin de semana te puedes terminar.
Por cierto, existen películas de alguno de sus libros, como es el caso de la adaptación de Los nuevos centuriones o de Campo de cebollas. Además de todo esto, su experiencia como policía y novelista le ha servido para escribir guiones y diálogos en capítulos de series pioneras policíacas, véase Canción Triste de Hill Street.