He leído
Príncipe Valiente 2023.
Retomo la lectura de la serie tras mi
anterior comentario.
Continuamos con la etapa de Schultz y Yeates al frente de una tira que mantiene una curiosa simbiosis entre la actualidad y el clasicismo. Es curioso, porque en mi opinión, la estética y la narrativa ha dejado de ser la propia de una
sunday strip para convertirse en páginas sueltas de un
comic-book cualquiera, publicado por fascículos y que cobra una mayor fuerza publicados en volúmenes como el de Dolmen. Hoy más que nunca, la lectura semanal de esta serie se me antoja algo inapropiado. Esto es algo que se aprecia perfectamente cuando abrimos las páginas del tomo y vemos como fluye la narrativa o la disposición de las viñetas. También es cierto que en otras épocas y tiras también ocurre, pero de forma algo distinta a la actualidad, que parece estar todo pensado para recopilatorios de este tipo.
En el tema argumental, admito que Schultz sigue estando a la altura. Si bien no se puede negar que le gusta mucho coquetear con temas sobrenaturales, a veces de forma poco disimulada y otras en modos muy similares a como lo hiciera el propio Foster, no se puede negar que sus historias son muy entretenidas y saben captar la atención del lector. Además, ofrecen una buena combinación entre contenido y fluidez en la lectura. Yeates, por su parte, para mí está en horas bajas. Es un buen narrador, un artista con oficio, y el coloreado, sobre todo en escenas nocturnas, tapa algunas de sus regularidades. No obstante, como ya he comentado en volúmenes anteriores, está en una obvia fase de descenso, lógico, porque ya tiene 69 años y el pulso se resiente con la edad. A mí siempre me ha gustado, pero también creo que es mejor una retirada a tiempo antes de continuar viendo como su decadencia artística se acrecienta aun más.
En este tomo tenemos lo que podríamos definir como tres arcos argumentales diferentes, aunque todo está perfectamente compactado como una sola línea argumental, uno de los rasgos característicos de esta colección desde sus inicios, con esa historia sin fin que se ha prolongado durante más de ochenta años, casi nada. La primera parte sirve para dar carpetazo a la saga de Dialyood, el cazador de brujas, en una batalla desarrollada en el famoso crómlech de Stonehenge, con alguna introducción de elementos astrológicos y cósmicos, por así decirlo. A partir de ahí comienza el núcleo de este recopilatorio con una historia que está muy ligada a la anterior y que explora algunas de sus consecuencias. Tras lo sucedido con Dialyood,
Sorry but you are not allowed to view spoiler contents.
No deja de sorprenderme como los autores dan ciertos papeles a las mujeres, cuando en la Edad Media esto no se le pasaba a nadie por la cabeza. Sin duda, un signo de modernización evidente de la serie.
Arn pedirá consejo sobre su situación a un viejo conocido,
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Como no podía ser de otro modo, Valiente seguirá sus pasos y tendrá lugar un encuentro definitorio para que la aventura gire en torno a esa relación entre padre e hijo que la regencia de Camelot parece haber fracturado en los últimos tiempo. Me gusta mucho el prólogo de Rafael Marín, porque creo que da en el clavo, como suele ser muy habitual en su labor en esta serie en esos aspectos, también hay que decirlo. La trama irá avanzando hacia otros derroteros, pero al final, de un modo u otro, siempre acaba volviendo a esa relación paternofilial que se restablece con el respeto y admiración mutuos, así como con la importante autocrítica personal de cada uno, aunque también ayuda la crítica constructiva de un viejo amigo.
Por otra parte, este viaje emocional nos lleva a conocer los orígenes de Dialyood, en las tierras de Cymru, un lugar desolado por la eterna guerra entre britanos y sajones, provocada por las malas decisiones del cazador de brujas. Arn y Valiente tendrán que poner en marcha un plan que resulte conciliador entre ambas partes, en lo que posíblemente los autores intentan darnos un mensaje en lo referente a conflictos bélicos que tristemente asolan la actualidad durante los últimos años, y es que quizá la mejor forma de solucionarlo todo sea el diálogo. Para llegar a ese punto no estará exento de aventuras y desventuras del dúo protagonista, por su puesto, pero al final queda de manifiesto que hasta las fortalezas más inexpugnables tiene su blando corazoncito. La historia tiene aspectos muy interesantes como la convivencia entre pueblos para la supervivencia o el amor de personas de distinta procedencia, ejemplos perfectos para demostrarle a la Humanidad que la muerte, la guerra y la destrucción no son los mejores caminos posibles.
Una vez concluido este arco argumental, con la misión pacificadora de Arn y Valiente, tendremos un pequeño interludio, gracias a la visita de Galahad, que nos sirve para ver como se desarrolla la vida del resto de la familia, trazando lo que parece ser el atisbo de una nueva historia protagonizada por Ingrid, la futura reina de Camelot. No obstante, la trama principal se centra en un nuevo viaje de nuestros protagonistas, en esta ocasión a las tierras de Hibernia, en una misión pacificadora, de nuevo, en un intento por forjas lazos con los sajones, aniquilando la enemistad entre ambos bandos de raíz. La expedición estará salpicada con designios propios de ambas culturas, en esa ambigüedad sobrenatural a la que juegan los autores, que se acrecienta cuando toman tierra en un país cargado de leyendas terroríficas. De ese modo llegamos al final, dejándonos con la miel en los labios y la curiosidad de que pasará en la plancha siguiente, para lo que tendremos que esperar un año, salvo que queramos hacerlo en la web de la tira y que ya estará disponible.
Mis impresiones en general son buenas. Me gusta la serie, y me sigue gustando. Si bien es cierto que la introducción de lo sobrenatural de forma abierta no me termina de convencer y el trabajo de Yeates se resiente cada vez más, la realidad es que la tira sigue a muy buen nivel. Yo soy de los que piensa que debería de tener un punto y final, pero parece que tiene salud para rato, así que la leyenda continúa...
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