He leído
Batman Inc. Nº 2.
Morrison vuelve a conseguir lo imposible consiguiendo que una lectura sea capaz de aflorar mil y un sentimientos.
Pero vayamos por partes, porque el escoces en pocos números demuestra que menos es más sin el más mínimo esfuerzo.
En esta historia, hay que estar preparado para todo, desde la tensión y el sufrimiento hasta el llanto más emotivo. Estamos ante un tebeo como la copa de un pino y nadie debe perder ni un solo detalle, porque así se escribe un tebeo de Batman; así se forja una leyenda.
En estos cuatro números, Morrison se une a Chris Burnham, que parece nacido para dibujar esta historia. Además, a pesar de ser sustituido en algunas páginas, los dibujantes siguen milimétricamente los pasos de Burnham para que no se note su ausencia. La narrativa es vital para lo que nos quiere contar el escoces, dejándonos un trabajo exquisito a todos los niveles. Un binomio perfecto para una historia deliciosa.
Centrándonos en la historia,
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Ya lo dije en mi anterior comentario y me reitero en este: Morrison da en la tecla desde el minuto cero de esta serie. El desarrollo de lo personajes roza la perfección. Además, esta historia, lejos de ser un momento dramático sin más, ahonda en la esencia del personaje desde sus orígenes. David Hernando lo explica mucho mejor que yo, pero todo tiene un significado; todo tiene un trasfondo que hunde sus raíces en lo que significa ser un icono como Batman. No solo tenemos un guiño descomunal a la historia de Starlin, sino que se recupera el concepto de pérdida, algo inherente en el personaje, junto al concepto de la disfuncionalidad familiar. Toda una amalgama de elementos capaces de fagocitar el símbolo que representa el personaje. este es Batman y Morrison lo entiende perfectamente, por eso es capaz de dejarnos una pequeña maravilla como la de este tomo.
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