Gana Logan. Es casi inmortal, se regenera y con las garras de adamantium adiós muy buenas. El único tema discutible es el tiempo que tarde en pillarle.
Ya tal.
A Iron Man le vale, para empezar, quedarse volando justo por encima del alcance de Lobezno, que se queda dando saltitos para tratar de alcanzarle.
Luego, Tony Stark pone el armamento en modo automático y se echa una siesta. Como sus rayos están guiados por ordenador con precisión, al segundo rayo deja KO a Logan.
Fin de la pelea.
Al rato, Logan se despierta con dolor de cabeza. Busca a Iron Man para seguir, pero ya se ha ido a follar con la siguiente rubia, y como se ha ido volando, Logan no tiene ni puta idea de dónde está.
Cuando lo encuentra, tres semanas después, volvemos al principio.
Cuarenta años después de esa dinámica, con Tony en el geriátrico, su armadura sigue funcionando en modo automático y no deja acerarse a Logan.
Cuando Tony muere de viejo, Logan cree que ha ganado por fin el puto combate, pero la armadura sigue erre que erre con una fuente de energía eterna.
En el fin de los tiempos, nuestro Sol se convierte en nova, fríe a los dos y se acaba el combate.
Y los fans de Lobezno dicen que gana el combate porque se vuelve a regenerar miles de años después cuando se ha enfriado el sistema solar.