He leído
Corto Maltés: La reina de Babilonia por Martin Quenehen y Bastien Vivès
Aunque bastante alejado de la estética más canónica, me ha resultado maravilloso. Tiene lectura ágil y fluida con un buen guion lleno de frases que, aunque sin la poesía que muchas veces destilan Pratt o Díaz Canales, tiene un lirismo y una contundencia muy emparejada al personaje de Corto. Hay un recuerdo a Freya (Océano negro) de una sutilidad y belleza tremenda, y todo el tema de Serbia, el costumbrismo de los ritos gitanos y lo bien traído de las plañideras, que es puro Pratt.
Pero donde realmente hay poesía es en el dibujo de Bastien Vivès. Increíble lo mucho que puede decir, expresar y sobre todo, hacer sentir, con tan pocos trazos.
Hay páginas que evocan toda la pasión y aventura de antaño en un mundo actual mucho más deshumanizado, pero que sigue conservando tesoros escondidos y amores de ojos profundos que guardan secretos. Serbia, la inmortal Venecia o una hipnótica Babilonia reflejadas con inusual belleza en unas páginas letárgicas inundadas de pendientes con forma de aro y anillos ensangrentados que auguran lo peor.