He leído
Ken Parker Nº 36.
Nuevo volumen de la serie que continúa al nivel de los anteriores, aunque debo admitir que en esta ocasión tenemos una mayor dosis de aventura de lo habitual, sin perder, eso sí, el tono humano propio de la cabecera. También cabe destacar la proliferación de escenas sin texto, dejando que sea la narrativa de Milazzo y su estudio la que hable por si sola. Yo admito que este estilo sucio tan poco definido no entra dentro de mis preferencias, además de que cada vez tengo más claro, que la ausencia del color le perjudica mucho a este dibujante, algo que se aprecia perfectamente en las portadas, pero tampoco se puede negar que se adapta muy bien al tono de las tramas y acaba encajando como un guante. Una serie magnífica de una calidad muy alta que parece mantener el nivel después de tanto tiempo, lo que me parece realmente increíble, y que gran parte del mérito es de Giancarlo Berardi y sus guiones, así como de su forma de tratar y desarrollar a los personajes. Un autentico clásico del cómic europeo que nunca me cansaré de recomendar.
Comenzamos este tomo con
"Una aventura humana", un relato en dos partes que tiene la particularidad de emplear un recurso narrativo tan antiguo como el de una historia dentro de otra. Nuestro protagonista, al que se le acumulan ciertas deudas, decide escribir una historia sobre sus aventuras en compañía del inuit Oakpeha para ver si vendiendo el relato puede conseguir algo de dinero. De ese modo, Parker pone en negro sobre blanco una historia de carácter humano, tal y como reza el título, basada en sus experiencias. En esta ocasión, se centra en una expedición de caza que transcurre en las tierras del norte. Allí la pareja se cruza con unos irlandeses que buscan una línea de negocio en la compra y venta de pieles. Sin embargo, todo acaba torciéndose cuando caen en territorio de los indios cree. Se trata de unos indígenas muy violentos, cuyo jefe reta a Parker a una carrera de supervivencia mientras es perseguido por los indios. Una vez más, nuestro protagonista deberá poner en marcha su inteligencia y su experiencia con la naturaleza para sobrevivir, a pesar de que es desnudado y desprovisto de su rifle.
La historia está bastante bien, como todas las de esta serie, aunque hay que admitir que es una de las pocas ocasiones en las que vemos a Ken Parker en una postura más violenta de la que nos tiene acostumbrados. Tanto es así, que tendremos una escena en el tramo final de la historia en la cuesta reconocerlo, pese a que tiene buenos motivos para comportarse así, ya que está en juego su vida y la de su amigo. Por otra parte, tampoco suele ser habitual mostrar a los indios en esa faceta violenta sin ningún motivo de peso. A mí este tipo de historias siempre me ha parecido un argumento recurrente en las películas de acción de los noventa, y que parece que tuvo su incidencia en el cómic europeo. No solo en esta serie, sino también en la revista británica 200AD, por ejemplo, en la famosa saga de Button Man. Con todo, me ha parecido una buena historia, que busca reflejar la dureza de una época en la que para sobrevivir hay que adaptarse a unas circunstancias en constante cambio, así como el lado más humano de nuestro protagonista. En definitiva, una aventura humana reflejada en toda su crudeza y realidad, pese a que estemos hablando de ficción en viñetas.
Después tenemos
"El arresto", un nuevo capítulo en la eterna huida de Parker de la justicia, que tendrá lugar en la ciudad fronteriza de Pettit Paris. Allí, nuestro protagonista se encuentra arrestado tras interceder por un forastero en una pelea, que resulta ser
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A partir de ese momento, se establece un interesante protagonismo dual entre los dos personajes, ya que Berardi pone en primera línea a dos personalidades muy similares. Casi podríamos pensar que la idea surge de algo tan sencillo como poner contra Parker a alguien con sus mismas cualidades y, sobre todo, con su particular ironía dialéctica. Esto nos proporciona unos interesantes diálogos entre ambos, pero también algunos contrapuntos interesantes como la diferencia de valores, ya que resulta que Parker tiene ante sí a un individuo con muchas habilidades, pero también con una honestidad bastante cuestionable, escondida bajo sus modales refinados. El arresto que da nombre al título se complica cuando los habitantes de la ciudad se rebelan contra el forastero, ya que piensan que están en un lugar al margen de la ley, y quieren que siga siéndolo.
La trama queda en un suspenso interesante, cuyo desenlace supongo que veremos en el próximo tomo. La verdad es que no sé si en algún momento Berardi tiene intención de dar carpetazo a esta trama, la cual se viene prolongando desde hace mucho tiempo. Tampoco tengo claro que si eso sucede sea el fin de las aventuras de Parker, quizá ese sea uno de los principales motivos por los que el guionista ha decidido tomar ese camino. Por otra parte, destacar que Berardi no está solo en los guiones, sino que le acompaña Valerio Rontini. Aunque cuesta discernir cual es la labor de cada uno en un argumento a cuatro manos, sí que podemos confirmar que en esta historia hay muchos más elementos propios del
western de lo que suele ser habitual. Esta serie suele ir más dentro del género de aventuras, o incluso del suspense y el carácter humano, sobre todo en manos de Berardi. Por lo que quizá esa sea la mayor aportación de Rontini, dotar a la trama de una mayor tono propio de la época, algo que no le sienta nada mal a esta serie, que es de por sí un
western muy atípico por naturaleza, algo que también contribuye a sus interesantes resultados, que duda cabe.
Este volumen cierra con un pequeño relato realizado por Berardi y Millazzo en solitario, donde tenemos una vez más cierto tono documentalista sobre los inuits y sus costumbres. Además, se le añade cierto tono de humor con la presencia de la pareja de amigos y compañeros de aventuras Oakpeha y Ken Parker, que intentan ayudar en el dilema de dos esquimales que tras morir su pareja tiene la responsabilidad de criar a un hijo sin saber de cual es el padre. Un decisión salomónica adecuada a los tiempos de la época y una nueva demostración de la calidad humana de esta serie sirven como colofón a una magnífica entrega que nos deja con ganas de más hasta la próxima aventura.