He leído
100% Marvel Daredevil ¡El Hombre sin Miedo! Nº 9: Chinatown.
Retomo la lectura de la serie tras mi
anterior comentario.
A pesar de la numeración de la edición española, estamos ante un nuevo punto de arranque para Daredevil, en un tomo que recopila los primeros números de su nueva serie regular, escrita por Charles Soule. Como suele ser habitual con el personaje, tras un periodo de luz llega la oscuridad, de manera que tengamos esa alternancia en el tono y espíritu de las aventuras del defensor de la Cocina del Infierno. Atrás queda la luminosidad que aportara Mark Waid durante los años anteriores, para regresar a un tono urbano oscuro y a un entorno bastante familiar para Daredevil como es Nueva York. Como punto de partida no está mal, aunque habría que achacarle a Soule esa ruptura con todo lo anterior de una forma tan abrupta, sin demasiadas explicaciones. Matt trabaja ahora como ayudante del fiscal, dejando de lado su habitual trabajo de abogado defensor. Por otra parte, se incluye un ayudante, Punto Ciego, un joven con ciertas habilidades tecnológicas que quiere ayudar a los inmigrantes de Chinatown contra Diez dedos, una especie de mesías fundador de una iglesia, que es perseguido por la Mano por robarle ciertos dones.
Soule creo que combina bien todos los elementos habituales del personaje. Se mantiene unido a su faceta legal en las salas de los juzgados, dando una nueva perspectiva a su labor de justiciero en sus dos identidades. Aunque deja a un lado sus relaciones personales, despojándole de una pareja sentimental, Matt decide adoptar a una especie de pupilo. No termina de ser del todo una renovación del concepto
sidekick, pero se acerca bastante. Me choca un poco ver algo así asociado con Daredevil, pero de momento parece que funciona. También tenemos cierta carga social, con el tema de la inmigración de fondo o la más que sugerente lucha por los desfavorecidos de un barrio étnico como es Chinatown. Y para reatar este cóctel tenemos una pequeña dosis de religión sectaria, que nos recuerda el importante nexo de unión que tuvo el personaje con su fe. Una amalgama de elementos conjugados para construir una historia que no está nada mal, sin grandes alardes, pero que es bastante entretenida. Queda ver si Soule va ha mostrar un
in cresendo o se mantiene en esta línea de confort. La verdad es que se podría decir que no aporta nada nuevo, pero que reordena los elementos habituales para cocinar una historia de Daredevil con cierto tono clásico y con un innegable aire televisivo, buscando ciertas semejanzas con la serie de Netflix. Una forma como otra cualquiera de atraer lectores supongo. Sinceramente, me ha parecido un arco argumental entretenido, pero poco más, lejos de encandilarme como lo hiciera Waid en su etapa. No obstante, sí me hace estar expectante a ver que puede hacer Soule en los próximos números y ver si su trabajo con Daredevil evoluciona a mejor o a peor.
Por último, destacar el trabajo de Ron Garney, uno de esos artistas cumplidores cuyo talento no es el de un
hot artist, pero es agradable a la vista. En esta ocasión parece querer evolucionar hacia un trazo más sucio en ocasiones, fusionando dibujo y color de una forma muy interesante. Yo a Garney lo he visto siempre con un estilo muy marcado, por lo que me ha sorprendido un poco verlo cambiar tanto. Su diseño de Daredevil bebe mucho de la primera temporada de la serie, creo que es evidente, pero aunque los cambios no se suelen asimilar con cierta facilidad, reconozco que me gusta y me parece apropiado para el tono que marca Soule. Es curioso, porque al guion diría que le ha faltado un punto para emocionar, pero el dibujo ha captado mucho más mi atención, gustándome bastante la dirección elegida por el dibujante. En definitiva, un nuevo capítulo del Hombre sin Miedo, que regresa a su hogar: La ciudad que nunca duerme.