He leído
One Piece Nº 80.
Retomo la lectura de la serie tras mi
anterior comentario.
Con este tomo superamos las 800 entregas, lo cual me parece una auténtica barbaridad, y Oda sigue sorprendiéndonos para bien con un nivel bastante alto, además de situarnos en el principio de una nueva aventura. Una magnífica serie con la que disfruto en cada tomo y en este no ha sido una excepción. Eso sí, coincido con
fanpiro en que me gustaría que la banda se reuniese de una vez por todas, algo que parece estar próximo al fin, aunque rápidamente se han vuelto a abrir diferentes frentes, con subtramas muy interesantes que implican la presentación de nuevos personajes. Es increíble la capacidad coral de esta colección. Intentaré no enrollarme demasiado...
Ya hace varios días que DoFlamingo y su familia fueron derrotados, pero aún quedan muchas cosas que perfilar antes que nuestros protagonistas partan de Dressrosa. La verdad es que esta saga ha sido muy larga y es normal ver como se exploran sus consecuencias durante prácticamente la mitad de este tomo, al haber tantos personajes implicados, pero creo que Oda debería ir un poco más al grano. No sé cómo es capaz de tener tantísimos temas en paralelo, algunos desde hace tantos años y no perder el hilo, porque a mí muchas veces provoca que me pierda un poco. En líneas generales, lo que tenemos en la primera mitad de este volumen es la reconstrucción de la isla y la reincorporación de la realeza con los Riku a la cabeza. También me ha llamado la atención sobre la creación de estatuas en honor a la banda del sombrero de paja. En fin, no se puede negar el carisma que destilan Luffy y sus amigos. Por otro lado, tenemos a Rebecca, que intentan que forme parte del futuro de la regencia, pero ella no puede mantener la mentira que se sostiene sobre su origen y ya se encarga Luffy de que se reúna con su padre para que vivan felices. Todo ello, obviamente en un momento en el que la Marina, concretamente la gran oficial Tsuru, obligue a Fujitora a detener a los piratas, a pesar de que piensa que sus actos han sido más propios de héroes que de criminales, por lo que no solo ha retrasado todo lo posible su detención, sino que cuando finalmente la ordena a sus hombre, no será del todo respetuoso con su deber. Además, Trafalgar Law se reúne con Sengoku, el Buda, que ahora es Inspector General de la Marina, el cual le revela algunos datos sobre Corazón, el hermano de Mingo, su misión para la marina y algunos aspectos relacionados con la infancia de Tra, cerrando aparentemente todos los cabos sobre el origen del aliado de Luffy, así como sus intenciones con respecto a la derrota de Mingo, sobre todo por continuar la misión de Corazón al que le debía la vida, ya que con la ingestión de la fruta cirugía cirugía quedaba curado de su enfermedad incurable. Básicamente se amplia toda la información que ya habíamos visto en tomos anteriores.
A continuación llega la hora de partir, lo cual en esta serie suele estar caracterizado por una combinación entre huida y despedida, que quizá, como todo en esta saga, se acaba prolongando un poco más de la cuenta. Pero haciendo honor a la verdad, hay que reconocer que Oda no solo cierra muy bien todos los frentes, sino que, además, continúa con uno de las señas de identidad más importantes de la serie: el desarrollo de los personaje; por lo que este "retraso", en mi opinión está más que justificado. Hay varios aspectos interesantes en esta fase final de la saga. El primero es ver como el pueblo hace de barrera humana para que Fujitora no tire los escombros sobre los barcos de todos los piratas y participantes del torneo que van a escapar de la isla, además de que este tampoco es que le ponga mucho empeño al asunto.
Dog comenta muy bien la conversación con Luffy, que tras terminar de arreglar lo de Rebecca debe enfrentarse al almirante de la Marina para embarcar. Esa fugaz pelea da para mucho. Primero porque es evidente que Fujitora ve con otros ojos (por decirlo de alguna forma) a Luffy y su particular banda de piratas. Y segundo, y nos menos importante, es que Luffy está cada vez más seguro de sí mismo y no tiene miedo de enfrentarse a ningún rival por poderoso que sea. Momento simpático en el que le telegrafía los ataques al ciego, porque le da pena, a pesar de ser bastante temido entre sus hombres.
No obstante, ya ha hecho esperar bastante a todos, igual que Law, por lo que es obligado a embarcar. Pero si hay un aspecto interesante de esta saga es la cantidad de amigos y aliados que ha conseguido hacer Luffy, sobre todo porque les ha salvado la vida. Por ello tiene lugar una momento muy importante y que el propio autor subraya en los cuadros de texto. Y es que estamos ante una alianza monumental de siete bandas de piratas compuestas por un total de 5.600 hombres dispuestos a ponerse bajo las ordenes del sombrero de paja. Como suele ser habitual en Luffy, no le da mayor importancia y la alianza es un poco unilateral, pero es obvio que se acaba de forjar el germen de un ejército que en un futuro tendrá sus repercusiones, ya que la derrota de Mingo ha dejado un vacío de poder. Él mismo hace referencia a ello. Estamos ante un nuevo principio en el que la hegemonía de los mares están en juego, Luffy cuenta, aunque muy a su pesar, con toda esta fuerza, mientras Barba Negra sigue fortaleciéndose, la marina parece haber perdido control sobre importantes bazas que controlaba y, además, el mercado de armas parece haber quedado desvalido. Uno de los primeros síntomas lo tenemos en la escena en la que Burguess se ha colado en uno de los escondites del ejército rebelde dirigido por Dragón para robarle todo aquello que ha conseguido en Dressrosa, posiblemente con la ayuda de los "duendes", que ha sido otra pieza clave en la huída de Luffy y sus amigos de la isla. Por cierto, es imposible obviar la actitud de Luffy, cuya meta nunca ha sido, ni será tener poder. Su ambición es nula en ese aspecto, lo cual realmente nadie comprende, peo entronca con el único fin del personaje que es ser reconocido como el Rey de los Piratas. Por detalles como este siempre he pensado que el One Piece no es realmente un tesoro ni algo material, sino otra cosa. A pesar de la mezcolanza de elementos, Oda siempre ha caracterizado a su obra de la inculcación de una serie de valores muy importantes que quizá en la actualidad se acaban despreciando con demasiada facilidad: amistad, lealtad y tesón, entre otros; siempre bajo el prisma de la generosidad y el buen corazón de un personaje como Luffy. Ahí creo yo que está la clave par encontrar el One Piece, me extrañaría que fuese un simple tesoro.
Por cierto, Oda sigue retroalimentando el suspense de la letra D como parte oculta de los nombres de los personajes. Mingo vuelve a sacar el tema, incluso Sengoku hace oídos sordos a Law cuando le pregunta por ello. A mí me tiene particularmente intrigado el tema. Después, el japonés comienza a dejarnos pequeñas escenas que abren nuevas posibles tramas de cara al futuro más o menos inmediato. Bueno, o a medio plazo, que ya sabemos como las gasta Oda. La que más me ha llamado la atención es la de un pirata llamado Jack, que parece estar dispuesto a atacar a cuatro buques de guerra de la Marina para liberar a DoFlamingo, antes de que sea recluido en Impel Down. Muy atentos a este Jack, porque no es el mismo hombre de un famoso anuncio de colonia, sino que es un despiadado pirata que ha sembrado el caos en el próximo destino de Luffy, y posiblemente sea el responsable
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Otro personaje que entra en escena con bastante contundencia es Edward Weevil y su madre Miss Bakkin, los cuales están empeñados en heredar los tesoros acumulados de Barba Blanca. Uno por ser su hijo legítimo y otra por ser el verdadero amor de Newgate. Desde luego, el "niño" podría ser hijo de su padre y tiene bastante poder, tanto que ha llamado la atención de la Marina en sus últimas incursiones. Después tenemos escenas con nuevos miembros de la banda de Barba Negra, que cada vez es más extensa; la nueva ubicación de Buggy, según parece dedicado a la mensajería pirata, pero que la salida de sus filas de varios miembros lo pone un poco nervioso; a Dragón, que recibe las últimas noticias sobre lo ocurrido en Dressrosa y parece más preocupado por Robin que por Luffy, además de que se menciona un misterioso metal de alcohol; y a Cipher Polaigis 0, lo que parece ser una pequeña muestra del emergente poder de esta organización espía.
Finalmente, volvemos a la trama central, en la que Luffy embarca en el Going Gran Luffy, un barco dedicado a endiosar a la banda y que está capitaneado por su mayor fan: Bartolomeo. Con el particular humor de la serie alcanzamos por fin el Thousand Sunny, que está anclado a una isla que resulta ser un gigantesco elefante en constante movimiento, pero que en su lomo hay un pueblo conocido como los Mink, de los que se piensa que odian a los humanos. La isla recibe el nombre de Zou, que en japonés significa elefante. Supongo que no habrán querido traducirlo directamente. Para llegar al centro de Zou deberán subir por una de su patas, lo que será de gran ayuda los poderes de Kanjurô, capaz de pintar animales con la punta de su espada a los que da vida. En esta ocasión es un dragón muy mono, que las pasará canutas el pobre. Por cierto, los dos samuráis de Wano continúan ligados a Luffy por diferentes razones. La más obvia es reunirse con Momosuke, que debería estar con el resto de la banda. No obstante, descubrimos que también están en la busca de un tercer miembro que se perdió precisamente buscando la isla de Zou, por lo que ellos esperan encontrarlo aquí. Curiosamente, ambos caen durante el ascenso, quedando retrasados de sus compañeros y prolongándose una subida que parece que no vayan a culminar nunca.
Luffy y sus amigos se internan en Zou para descubrir que los Mink son una especie de híbridos entre humanos y animales. A pesar del contacto inicial, no parecen ser tan hostiles como parecen, aunque han sufrido la devastación por parte de un pirata llamado Jack (suponemos que él mismo de antes) y tienes ciertos lugares de la isla prohibidos, como pronto descubre Luffy que es propenso a meterse en líos y a explorar por su cuenta. En la isla nos encontramos también a Bepo y otros integrantes de la banda de Trafalgar, que se unirán a su capitán. Tras vivir en primera persona lo que supone vivir en el lomo de un elefante que se ducha dos veces al día, finalmente, Luffy se reúne con Chopper, pero todo parece indicar que a Sanji le ha pasado algo, se menciona incluso
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Desde luego, no podía acabar el tomo de forma más intrigante. Señalar también que Oda sigue su estela de sexualizar cada vez más a los miembros femeninos de la tripulación, lo cual nos permite ver a Nami de una forma muy sensual, poco habitual en la serie. Además, tenemos un recibimiento típico de héroes, en una comunidad que no solo los reconoce, sino que admite que les deben mucho. Entre los nuevos personajes podríamos resaltar a Wanda (Mink perro) y Carrot (Mink conejo), las cuales guían a nuestros protagonistas por la isla y los reúnen con otros miembros de la tripulación. Ahora solo queda ver como se va desarrollando esta nueva saga que, de momento, pinta muy interesante y que mantiene muy alto el nivel de la serie. Muchas granas de nuevo de leer el siguiente tomo.