El ataúd encadenadoCerramos la tanda de esta semana con una excelente aventura de fantasmas y demonios. Lo que al principio parece una una historia autónoma más, en la que nuestro intrépido demonio investiga un suceso paranormal y le da resolución, se acaba convirtiendo en un episodio revelador que nos permite indagar más a fondo sobre los orígenes de Hellboy.
- Mignola cuenta que se basa en un cuento de hadas inglés, del que toma prestada la mayoría de los elementos importantes: la confesión de la bruja en su lecho de muerte, el ataúd encadenado, el demonio y el caballo cubierto de garfios. En un momento determinado, le pareció que sería un buen relato para contar (vagamente) el origen de Hellboy, pero, para no adulterar en exceso en cuento original, decide dejar al demonio fuera de la acción y convertirlo en mero testigo de lo sucedido.
- Muy hábilmente, Mignola (que nos cuenta esta historia en forma de carta que Hellboy le escribe a Abe Sapien) lleva la acción hasta las ruinas de la iglesia de East Bromwich, donde cincuenta años atrás "nació" Hellboy (este lugar funciona como nexo entre El ataúd encadenado y la primera historia de todas, Semilla de destrucción). Hellboy rememora el momento en que Cynthia Eden-Jones contactó con los fantasmas de un cura y una monja, que permanecían atrapados en el lugar, y le anunciaron el advenimiento de nuestro protagonista. Y, a partir de ahí, nos cuenta un sueño que supone el meollo de esta historia.
- La confesión de la mujer que, en su lecho de muerte, relata sus pecados, implorando a Dios que la redima y la deje entrar en el cielo, es espeluznante (por los hechos que sugiere más que por la que relata explícitamente). Esta bruja se ha transformado en bestias y seres monstruosos, ha creado tormentas para hundir barcos, ha actuado en connivencia con todo tipo de demonios. Y, atemorizada ahora que deja el mundo terreno, les pide a sus hijos (el cura y la monja antes citados) que aten su ataúd con cadenas e impidan que el demonio que vendrá a por ella se la lleve. Transcurridos tres días, su alma estará salvada.
- Obviamente, el diablo hará acto de presencia. Su apariencia física, imponente, me recuerda al Balrog de Moria (especialmente, al que concibió Peter Jackson en la adaptación de
La comunidad del anillo). Pese a los esfuerzos del cura y la monja por conjurar al ser infernal, este será inmune a sus palabras. Y, con un solo gesto, arrebatará la vida a los dos protectores del ataúd.
- "Recuerdo a una chica de dieciséis años llena de vida, que me besaba y se me colgaba del cuello" -le dice el diablo a la bruja-. "Yo la llevaba a hombros y hubiera prendido las estrellas en su pelo...". Estas palabras, de una lírica insólita, nos confirman el extremo más perturbador: esta bruja no solo pactó,sino que también tuvo ayuntamiento carnal con el diablo. Esta visita es el cobro de una deuda, sí, pero el giro radica en que se trata de una historia de amor prohibido. "¿Puedes convertirme en la chiquilla de antes?", pregunta la anciana espectral. "Lo sigues siendo para mí", le contesta, abrumador, el diablo. No difiere nada el tono de estos diálogos al que encontramos en las
Bodas de sangre lorquianas, ojo.
- Pero, antes de entregarse la anciana, le recuerda lo inevitable: que ha matado a sus hijos. El diablo le quita importancia: le asegura que el único hijo que importa sigue dentro de ella. El hijo que fue concebido en la
Noche de Walpurgis, cuando la bruja requirió los poderes al ser del averno por primera vez. "Mi hijo favorito", dice el diablo, y entonces... se gira, rompe los límites del sueño, y mira directamente a Hellboy, que observa atónito cómo pasa a formar parte activa de esta pesadilla. Reconozco que este momento del cómic me ha parecido sublime.
- El diablo atraviesa a la bruja con un enorme gancho y deja su cuerpo colgando en las alturas y desprovisto de vida. "¡Ahora sí eres mía, mujer!". Y el sueño se desvanece. Hellboy vuelve a quedar solo en las ruinas.
- Se despide, en su misiva, de Abe: "Eso fue lo que vi. Te juro que aquel hijo de puta me estaba mirando a mí".
Una auténtica delicia de relato. Se abren más interrogantes de los que se resuelven. ¿Quién es, concretamente, ese diablo? ¿Y esa bruja? ¿Entendemos que los dos hijos que velaban el cadáver (el cura y la monja) fueron concebidos de otro padre? ¿Volverá algún día el diablo a recuperar a su hijo favorito? Seguro que nos acabaremos enterando de todo esto más adelante.
Si tuviera que hacer un ranking de estas cuatro historias lo tendría difícil. El nivel es altísimo, y solo tengo claro que el más flojo es el de los zapatos. Sin pensarlo mucho, diría:
El ataúd encadenado > Los lobos de San Augusto > El cadáver > Los zapatos de hierro.
Contentísimo con estas aventuras, ojalá no baje el nivel.
PS. El integral de Norma es una maravilla en cuanto a calidades y edición, pero la cantidad de erratas que arrastra la traducción es un escándalo. No hay relato que no tenga al menos dos o tres fallos, algunos clamorosos. Por ejemplo: en la confesión de la bruja antes de morir, leemos: "Mi asociación con demonios de la tierra y del aire y con uno que tenía forma de cara y me llevó al Sabat". Extrañado con el sentido esquivo de ese "con forma de cara", me voy al original y leo: "... and one who was shaped like a
black goat and carried me to the Sabbat". No solo se comen el "black" en la traducción, sino que al quitarle la "b" a
cabra queda una confesión poco menos que ridícula. Y, como esta, montones (ya comentó Kaulso lo de "padre" por "madre" en Semilla de destrucción, por ejemplo). ¿Cómo puede ser que un cómic que va por la octava tirada no haya corregido estos fallos en todos estos años?
Mañana estaré todo el día fuera (desde las 9 de la mañana hasta las 8 de la tarde; como fuera también). Así que abriré la tercera tanda ya por la noche, después de cenar. Eso os deja un poco más de margen para comentar bien este último relato