He leído
La Espada Salvaje de Conan Nº 4.
Retomo la lectura de la serie tras
anterior comentario.
Cambiamos de registro totalmente, y debo decir que esta entrega de la colección me ha gustado bastante. Creo que cuando no se sabe muy bien que hacer con un personaje lo mejor es optar por las distancias cortas y en esta ocasión diría que ha funcionado bastante bien. Sigue faltando, en mi opinión, algo de épica, pero el resultado no es nada malo en absoluto. Por ahora me decanto por las historias de esta cabecera, que poco a poco se va poniendo muy por encima del título escrito por Jason Aaron. Curiosamente, el relato de texto también está bastante bien, me está sorprendiendo gratamente la prosa de Scott Oden, que destaca por su fuerza narrativa y la transmisión de ciertas emociones. Lo dicho, si tuviese que elegir una de las dos series, creo que me quedaría con esta sin dudarlo, porque ofrece mucha mayor diversión que la otra, al menos hasta ahora.
Al contrario que en
Conan the Barbarian,
Savage Sword of Conan se caracteriza por incluir historias diferentes realizadas por equipos artísticos distintos. Aunque en la revista clásica no era del todo así, parece que es la fórmula que quiere explotar la editorial en un intento de imitar un poco la estructura del mítico magacín. De ese modo, comenzamos con una historia autoconclusiva escrita por la guionista Meredith Finch, que sirve para debutar en Marvel, tras su paso por Image y DC Comics. A mí me sorprendió bastante de lo que he leído de su etapa de Wonder Woman, porque no me disgustó en absoluto. Aquí se une al dibujante Luke Ross para dar vida a un relato que hunde sus raíces en la continuidad, ya que el hijo de un viejo conocido de Conan intentará vengar la muerte de su padre a manos del cimmerio, drogándolo y convirtiéndolo en un luchador involuntario por la mano de la hija del general de Akif. Como era de esperar, Conan tendrá que escapar de la situación derramando mucha sangre. Meredith recurre a un hecho ocurrido en la lejana
Savage Tales #4 para construir una historia que nos introduce en una pelea de gladiadores al más puro estilo de la Era Hyboria. Es un relato sencillo, pero muy efectivo, con una narrativa en prosa que me ha gustado bastante y que sin grandes alardes consigue realizar una buena aventura del personaje. Por otra parte, el dibujo de Luke Ross está bastante bien, buscando la iconografía que le diera John Buscema para transformarla a su estilo. No sé si tendremos oportunidad de ver más trabajos del artista con el cimmerio, pero a mí me gustaría mucho, porque creo que está por encima de Garney en estas páginas.
Después tenemos el inicio de un nuevo arco argumental que concluirá en el siguiente número de la colección, realizado por el escritor Jim Zub y el dibujante Patrick Zircher. El tándem creativo nos devuelve a la juventud del cimmerio en las calles de Shadizar la Perversa, donde se convierte en el guardaespaldas de un mercader que pretende solucionar sus problemas mercantiles mediante las cartas. Esta asociación se complica un poco cuando,
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Es curioso, porque ambos autores me han sorprendido de manera positiva en el arranque de esta historia. Primero Zircher, cuyo estilo es muy diferente al que nos tiene acostumbrados, aumentando su nivel de detalle y jugando con algunos aspectos del entintado de forma muy acertada. Además, busca similitudes con la etapa de Barry Windsor-Smith, que aunque no son tantas como pudiera parecer en un principio, creo que capta muy bien el tono para este tipo de historias y género. Estética y gráficamente me ha gustado mucho y es otro dibujante que ojalá veamos más por esta serie u otros proyectos relacionados con el cimmerio. Por su parte, Zub utiliza un argumento que gira en torno a la conspiración, la traición y el ambiente propio de un lugar lleno de ladrones y asesinos como es Shadizar. Además, adereza el guion con una dosis de suspense, que resulta atractivo, añadiendo el misterio y el juego como un componente más de la fantasía heroica. Habrá que ver com ose desarrolla todo, pero como punto de partida me parece lo suficientemente interesante y obtiene un resultado bastante entretenido. Me ha dejado con ganas de saber como continúa la trama.
Finalmente, alabar por una vez los contenidos del Spot On, una sección que lleva un tiempo en el que había perdido todo su interés. Las últimas decisiones de la editorial italiana en muchos aspectos me han parecido negativas, no solo la subida de precios, sino el horrible diseño interior de su publicaciones, o la elección de contenidos en muchos casos, pero en esta serie, curiosamente, Clemente nos ha devuelto en varias ocasiones el concepto de Spot On que creo que todos echábamos de menos. Ojalá sea un signo positivo para el futuro, aunque quizá llega un poco tarde, cuando habrá mucha gente que se baje de las grapas. Sea como sea, decir que hace tiempo que esta sección no me parecía tan interesante y que no transmitía lo realmente importante de todo esto, la ilusión por la lectura.