A pesar de todo lo incluido, todavía quedarían muchas cosas sueltas, pero me gustaría destacar el arco de
Tierra a la tierra #51-55.
Este arco es otra maravilla, con el juicio social (Y judicial) a
Abby por sus escarceos amorosos con una planta, vamos, por "
abrazar verduras" como dice
Alan Moore. De todas formas podemos llamarlo como queramos, incluso no hace falta nombrar a ningún colectivo, para darnos cuentos de que lo que se nos narra no deja de ser una llamada a la falta de tolerancia hacia todo lo que esté lejos de lo convencionalmente establecido. Lo distinto, lo fuera del "dictado" orden natural de las cosas.
Alguien que se acuesta con una planta no puede trabajar en una guardería y demás ideas retrogradas que se os ocurran. Descontextualiza esta ultima frase de un comic y llévala a la vida real: afroamericano, oriental, judío, homosexual...
El amor por tanto entre
Abby y Swampy es pues, "
delito contra natura", una amenaza inmoral a nuestro modo de vida
Moore, desde estos números, ataca y derrota todo el conservadurismo imperante y de paso libera toda la furia y poder de la naturaleza desatada con un único final posible, que dará lugar al flipante
#56 My blue heaven ¡Ay! ¡Qué difícil traducir al castellano todas las connotaciones del título! Triste/azul, cielo/paraíso.
A destacar de este arco:
#54 Las flores del romance: No contento con defender todo lo anteriomente expuesto,
Moore aún tiene tiempo de denunciar la violencia de género y los malos tratos a los que puede ser sometida una persona. Tan importante como el argumento del número es la profunda descripción que el barbudo hace de
Liz, una mujer atormentada y totalmente dependiente por los daños infringidos por
Dennis, no físicos, que también, sino de esos otros que te destrozan la mente. Complejo de inferioridad, agorafobia, T.O.C., no de ese con el que bromeamos en el foro, sino verdaderos trastornos que te impiden meterte en la ducha si el agua supera tus tobillos, o miedos infundados por la hipocondría más severa que alimenta el maltratador de turno con una enorme cuchara sopera. Lamentablemente, un número atemporal que era reflejo de su época en los 80, que lo hubiese sido igualmente 30 años atrás y que desgraciadamente, lo será en 2050