Namor: tomo 3 (pendiente) (1970-1972) Esta reseña corresponde a lo que casi seguro deberá ser el futuro tercer MLE de Namor, teniendo en cuenta que incluiría por entero los Marvel Masterworks 5 y 6.
Los números USA incluidos son: Sub-Mariner 26-49 y Daredevil 77.
La etapa de Roy Thomas dibujada por Sal Buscema, ya iniciada en el segundo tomo, sigue su curso ocupando cerca de la primera mitad de este futuro volumen.
Se trata de una larga serie de números autoconclusivos que no suponen apenas avance en el desarrollo de personajes y subtramas. Cabe destacar a Sal Buscema, creo que en uno de sus mejores trabajos gráficos, y algunas historias que tienen su encanto.
Siempre me ha gustado la del Cuervo Rojo, y como descubre que su pueblo, a quien había sometido a un estado de hibernación, está muerto.
Luego, historias sencillas como la presentación del Comandante Kraken, o una nueva incursión en materia ecologista. La lucha de un hijo contra su padre, un magnate sin escrúpulos que dispone de una enorme excavadora, con final azucarado y previsible.
Sigue un enfrentamiento contra Hércules cuyo único interés es la titánica lucha entre ambos colosos. Y otro número con invitado, en este caso el Capitán Marvel, sobre un tipo que quiere contaminar el mar. Flojitos.
Más interés tiene la alianza entre Namor, Tritón y Manta Raya para hacer frente a Attuma. Buenas escenas de acción por parte de Sal Buscema. Aceptable también el nuevo intento de usurpar el poder de Atlantis, en este caso por parte de Byrrah, con ayuda de Krang y el Doctor Dorcas.
E igualmente interesante es la presentación de la malvada Llyra, una lemuriana híbrida que a partir de aquí pasa a convertirse en uno de los villanos más mortales de Namor. Un buen número que encierra un interesante punto de intriga en lo que respecta a la misteriosa hermana de Llyra.
Quizás lo más llamativo de la etapa Thomas-Sal Buscema esté en el arco de los tres titanes, el primero que ocupa más de un número. Una nueva apuesta ecologista que reúne a Namor junto a Hulk y Estela Plateada, con el fin de detener las prácticas de una estación de control climático que Ikthon sospecha que provoca radiactividad.
Difícil encontrar una alianza de personajes más volátil, teniendo por ahí a Hulk y a dos de los héroes más impulsivos del Universo. Sólo falta que tres Vengadores aparezcan para hacerles frente, presentándose sin demasiadas intenciones de preguntar antes de golpear. Pero está entretenido.
Lo mejor del tomo lo tenemos a partir de este momento, con el arco que desemboca en la muerte de Lady Dorma. Creo que es la primera muerte de una pareja sentimental, consolidada, del héroe/heroina protagonista que se produce en el Universo Marvel.
Pese a los intentos de Attuma de interrumpir la boda entre el monarca y su prometida, ésta se acaba celebrando pero, para sorpresa de todos, era la cambiante Llyra quien ocupaba el lugar de Dorma en el altar.
Lo único que chirría un poco es que conviertan a Ikhton en un traidor de golpe y porrazo.
En este trascendental arco hace su entrada Ross Andru como dibujante a lápiz durante unos números, bajando el nivel del apartado gráfico.
Tras un interesante ejercicio meditativo por parte de Namor, que se nos presenta en imágenes como un repaso a toda su vida, el príncipe atlante asume una fuerte autocrítica que lo lleva a abdicar del trono y abandonar Atlantis. A destacar el denso entintado de John Severin en este número, que camufla casi por completo los trazos de Andru.
Un atlante en Nueva York.Entramos en una nueva etapa para el Hijo Vengador. Un cambio que creo que se hacía necesario al hacerse ya demasiado repetitivos los relatos con Atlantis como escenario, y los recurrentes ataques al trono por parte de sus enemigos.
También Roy Thomas necesita un descanso y su relevo se produce tras un número bastante inverosímil. Namor esculpe con sus manos desnudas algo parecido a un palacio partiendo de un edificio abandonado en un islote delante de Nueva York. Pese a que Namor tan sólo busca la paz y la tranquilidad, los militares lo toman por un okupa y una amenaza y acaban por destruir la isla.
Gerry Conway entra en sustitución de Roy Thomas, y Gene Colan pasa de nuevo a encargarse de los lápices de forma más o menos fija, quitando dos pares de números dibujados por George Tuska y Marie Severin.
Conway moldea a nuestro protagonista convirtiéndolo en un personaje más introspectivo y solitario. Namor vive obsesionado por dos seres. Por un lado Llyra, que aparece continuamente en sus pensamientos desde los más negros designios de venganza; y en un sentido opuesto, su padre, el Capitán Mckenzie. Namor lo buscará como único y esperanzador vínculo de su mitad humana, dado que ha decidido renunciar a su mitad atlante.
Pese a la incesante desconfianza de los hombres de la superficie hacia el atlante, que inevitablemente se hace recíproca, sigue teniendo amigos entre sus semejantes de piel rosada. Así, Diane Arliss, que sigue enamorada de Namor, junto al Dr. Walter Newell, intentan impulsar una amnistía hacia el príncipe sin trono, a través de senador, al parecer, honesto. O bien intentan ayudarle buscando también a su anciano padre.
Conway y Colan debutan en un crossover junto a la colección de Daredevil, con Spiderman de invitado. Un invitado un poco innecesario, dicho sea de paso. Namor y el arácnido son trasladados a un mundo de leyenda, el Pueblo del Mar Negro, en una interesante aventura. Lo mejor es la narración visual de Colan en el cuerpo a cuerpo con el villano Turalla. Esta pequeña historia arrastrará una subtrama sobre un tipo con poderes mentales llamado Stephen Tuval.
Las historias que siguen hacen gala de un tono algo más oscuro, coqueteando con géneros como la brujería y el vampirismo mental.
Interesante resulta la historia sobre una mujer trastocada que gobierna un pueblo rodeada de humanos transformados en monstruos por ella misma. Este es el arco que dibuja George Tuska.
Y finalmente el viejo Stephen Tuval despliega todo su poder en otra buena historia. Sus poderes mentales se alimentan de la energía vital de pobres desgraciados, que envejecen al ser privados de su vitalidad mental.
Colan está magnífico en todos los números, pero se ve muy perjudicado por el entintado de Mike Esposito, que afea buena parte de las viñetas.
Los dos mejores arcos creo que son los que cierran esta etapa reseñada.
Marie Severin y Gene Colan se encargan de ilustrar un arco donde ocurren muchas cosas. Bien narrado y escrito.
Una alianza entre Llyra y Tiburón Tigre acaba raptando a Diane Arliss primero, y posteriormente al padre de Namor, Leonard Mckenzie. Por lo tanto, Namor acaba dando con los dos seres que más ansiaba encontrar. El más odiado, Llyra, y el más añorado, su padre.
La Antorcha Humana y Manta Raya vuelven a aparecer como personajes invitados, en una historia de buena intriga y acción. Historia que termina de forma trágica con la muerte del Capitán Mckenzie a los brazos de su hijo.
En la última línea argumental, el fuerte shock provocado por el fallecimiento de su padre provoca amnesia en Namor. El Doctor Muerte aprovecha dicha circunstancia para intentar una nueva alianza con el atlante. Se trata de una saga de tres números bastante buena, en la que Muerte pretende hacerse con el Cubo Cósmico entrando en las instalaciones secretas de IMA, sin sospechar que MODOK sigue vivo.
Muy buenas escenas de acción de un espléndido Gene Colan, en unas electrizantes batallas frente al Doctor Muerte y MODOK.
Conclusión.La primera mitad del tomo no pasa de correctita, pese al apartado gráfico de un Sal Buscema en muy buena forma.
Pero la segunda mitad mejora bastante, siendo el último cuarto, muy bueno.
El apartado gráfico creo que en su gran mayoría es notable, quitando unos pocos números por parte de Ross Andru y George Tuska, que bajan el nivel.
En conjunto creo que se puede hablar de buen tomo, más o menos como el anterior.
Reseña en la web de Universo Marvel:https://www.universomarvel.com/resenas-namor-tomo-3-pendiente-1970-1972/