He leído Supreme Nº 6.
Con este tomito llegamos al final de la primera parte de la etapa de Alan Moore con el personaje, que me ha parecido una auténtica maravilla, no solo por esa recuperación homenaje hacia la mitología de Superman, sino por como desde la simplicidad, el guionista británico consigue dotar al género de cierta profundidad, sin olvidar un poco la crítica al medio y la evolución de los superhéroes. Quizá lo que sigue chocando es ver ese dibujo tan noventero en unos tebeos que pretenden homenajear de manera constante el pasado, así como ver que bajo una estética que ha quedado marcada por su superficialidad contenga una prosa tan interesante como sólida de uno de los grandes autores del cómic como es Alan Moore. Una combinación algo extraña que da como resultado una interesante lectura, además de recomendable.
Comenzamos con un número en el que Moore se va a centrar en la galería de villanos del héroe, haciendo una comparativa muy interesante entre la forma de tratar al villano en épocas pretéritas y el uso más actual del mismo. Como viene siendo habitual, en una narrativa que incluye flashbacks, el guionista hace un pequeño análisis sobre lo superfluo del villano contemporáneo, frente a la inocencia de los cincuenta y los sesenta, en una especie de reflexión que transmite algo así como "ya no hacen villanos como los de antes". A pesar de todo, Moore nos deja ver las deficiencias del villano clásico, con planes megalómanos y sus oratorias poco convincentes, en las que te contaban todos sus planes justo antes de ser derrotados. Cabe destacar como el autor sigue su pauta de versiones de personajes de sobras conocidos como Omerpus, que no deja de ser una especie de Bizarro, o Szazs el duende supremo, que recuerda poderosamente a cierto habitante de la 5ª Dimensión, entre otros. Es curioso, porque incluso cuela cierto guiño a un clásico del cine como es King Kong. Además de, en una sola viñeta, mostrar lo que sufren las novias de los héroes, así como aquellos que le rodean, los cuales siempre acaban viviendo aventuras de todo tipo. Finalmente, esto desemboca en un enfrentamiento final con Darío Dax, su némesis, que no es otra cosa que una versión de Lex Luthor, estableciendo diferentes similitudes entre ambos, incluida el envenenamiento por Kryptonita que sufrió el empresario, en esta ocasión por exposición al supremio.
Por un lado, el enfrentamiento con Dax viene a potenciar uno de los aspectos en los que esta serie ha dejado un poco de lado, como es la acción, con la presencia de los diferentes personajes de este cosmos de ficción que ya han pasado por sus páginas. Una importante amenaza se cierne sobre Supreme y necesitará toda la ayuda posible para salir victorioso, llegando incluso a mostrar cierta cohesión con el Universo Image, en una referencia a El Día del Juicio", una historia escrita por el propio Alan Moore. Pero lo que me parece particularmente interesante es la forma en la que el barbudo cierra el círculo, estableciendo ciertas ramificaciones que unen la derrota de Darío con los propios orígenes del Supreme, Suprema y Radar. De hecho, a medida que avanzaba en la historia, tenía la sensación que estaba asistiendo a una monumental pelea final sin demasiada chica y con mucho aire noventero, pero a medida que se iba revelando el desenlace se puede apreciar como Moore ata todo los cabos, utiliza la continuidad con suma inteligencia y da varios giros inesperados para dar un mayor sentido a todo lo que ha construido para el personaje. De ese modo, pasado, presente y futuro cobran una mayor solidez, en una auténtica obra de ingeniería argumental que culmina en un especial con un mayor número de páginas. Este es uno de los ejemplos de por qué Moore está en otra liga, pero sin necesidad de algo complejo y enrevesado, simplemente con un argumento bien elaborado, un desarrollo adecuado y un desenlace de los acontecimientos lógico y orgánico. Un tebeo de superhéroes bien hecho, sin infravalorar al lector y valorando el género con todos sus aspectos negativos y positivos. En definitiva, un cómic honrado como pocos., sin necesidad de grandes alardes. No estamos ante una obra del estilo de Miracleman, por ejemplo, con importantes reflexiones existenciales, pero precisamente esa es la intención de Moore: demostrar que se pueden hacer buenos tebeos de supers utilizando diferentes enfoques y perspectivas. Y ya lo creo que lo consigue.
Una vez finalizada la primera parte de la etapa, se recupera una serie de materiales de complemento muy interesante que siguen la línea de homenaje y la consolidación de un pasado que realmente nunca existió. Tenemos una serie de portadas que recuerdan poderosamente a cubiertas clásicas y que muestran una versión de Action Comics, Adventure Comics, Superman gilfriend's Lois Lane y otras cabeceras que recogieron aventuras de Superman y sus secundarios. De ese modo, vemos la muerte de Supreme u otras escenas que siguen ese paralelismo con la vida del Hombre de Acero. También se incluye una serie de fichas de algunos de los villanos y un diagrama de la ciudadela al más puro estilo de Jack Kirby. Por cierto, Moore cuela un pequeño guiño al maestro, sin duda como homenaje al que posiblemente sea uno de los autores norteamericanos más importantes dentro del género y que tuvo una trayectoria trascendental tanto en Marvel como DC.
Después tenemos una historia que recupera el limbo en el que se encontraban las diferentes versiones de Supreme, protagonizada por el Superratón y que cuenta con la presencia de una serie de artistas invitados entre los que se encuentran Kevin O'Neill y Frank Miller, que yo haya podido distinguir, aunque es posible que haya otros más, pero no se indican los créditos. Miller aprovecha incluso para mostrar un claro guillo a uno de los personajes de Sin City, reconvertido en el Supreme de los oscuros ochenta. Posteriormente, se incluye una historia en la que se narra el primer encuentro entre Supreme y el Profesor Noche, en la que Moore utiliza un recurso que se ha visto en el propio Universo DC en varias ocasiones, estableciendo que Bruce y Clark se conocieron durante su infancia. Bajo esta premisa, el guionista británico construye un argumento que pueda validar esa primera colaboración, utilizando elementos propios de los cómics clásicos sin que haya fallos en la continuidad. Finalmente, tenemos unas tiras de prensa ficticias de Supreme, donde Moore sigue con sus guiños referenciales, ahora hacia King Features Syndicates, convertido en Prince Features Syndicate. Supreme deberá enfrentarse a varios personajes de cómics, entre ellos al más que reconocible Popeye, y al creador de los mismo: Goob Goldberg, en lo que me parece intuir que es una referencia a Rube Goldberg, el historietista de tiras de prensa. Una serie de curiosidades que Dolmen se esmeró en recuperar para su edición, a pesar de que se habían perdido los materiales. También perdió los derechos de Supreme y la siguiente parte de la etapa de Moore en Supreme sería publicada por la editorial Recerca, pero eso es ya una historia para otro día...