He leído
Las Crónicas de Conan Nº 31.
Retomo la lectura de la serie tras
anterior comentario.
Roy Thomas, tras enderezar como supo el desaguisado de los compases finales de la de tapa Michel Higgins, como bien ha explicado
Kaulso más arriba, comienza su segunda etapa en la serie, después de regresar a marvel en los años noventa, como si de un hijo pródigo cualquiera se tratara. Curiosamente, y sin habérmelo planteado siquiera, estamos ante una especie de
crossovers entre hilos, ya que la etapa que paso a comentar, tendría una especie de secuela dentro de las páginas de la revista
The Savage Sword of Conan, que precisamente comentaba en estos últimos días. En concreto, nos situamos un tiempo antes de la saga de Conan en la Ciudad de los magos, donde el cimmerio se reunía con su viejo amigo Zula. No obstante, Thomas realizaría una segunda etapa del desarrollo del moreno guerrero en la páginas de este tomo, donde una vez más, el guionista pone de manifiesto su pasión por la continuidad y su cuidado en la cronología de Conan dentro de los cómics de Marvel, aunque con algunos matices.
Uno de los aspectos que más me ha llamado la atención de los episodios de este recopilatorio, es que Thomas tiene un gran interés en continuar tramas o el desarrollo de ciertos personajes, tal y como los dejó cuando se fue de la editorial. Es algo que se aprecia también en el magacín, y que parece ser su principal sello de identidad en esta segunda etapa con el bárbaro. Posíblemente porque nadie supo jamás seguir las pautas que marcó, distanciándose mucho de los escritos de Howard, o quizá porque realmente tenía planes que se vieron interrumpidos por su marcha. No sé si en algún momento ha dicho algo al respecto, pero s una de las sensaciones que he tenido al leer este tomo. Sea como sea, el objetivo del escritor es narrar las aventuras de Conan como mercenario, y parece que esto pasa por acompañarse de viejos compañeros de aventuras, para formar un pequeño grupo de coprotagonistas. La primera en unirse es nada más y nada menos que Red Sonja, a la cual en estos números se la ve muy hosca con el cimmerio, dejando entrever incluso ciertos celos en momentos concretos. Es curioso, porque Conan afirma rotundamente que no es más que una compañera de batallas, algo que en la serie de Conan Rey se mostró de forma diferente, aunque ya no estaba Thomas en la cabecera. Obviamente, entre ambos siempre se ha respirado cierta tensión sexual en muchos momentos, sobre todo en los momentos de la juventud del bárbaro, así como un gran respeto por sus habilidades con la espada. Sin embargo, resulta llamativo que Thomas perfile a la hyrkania como la que en cierto modo está interesada en él, aunque no haga más que importunarlo y agredirle incluso.
De todas formas, uno de los aspectos más interesantes de este arco argumental es que Thomas recurre prácticamente a los inicios de
Conan the Barbarian y recupera a viejos personajes como Zukala y Karanthes, cuya enemistad siempre ha salpicado de una u otra forma al cimmerio. De todas formas, Thomas es respetuoso con el trabajo de otros autores, ya que lo que realmente hace es continuar la trayectoria de estos hechicero tras lo ocurrido en The Savage Sword of Conan #189, que es obra de, casualidades de la vida, Michael Higgins. La trama girará, como en otras ocasiones, en torno a la enemistad de ambos, introduciendo a Sonja y Conan por mediación de Karanthes, en otro intento más por acabar con su enemigo. Thomas le dará una nueva vuelta de tuerca Zukala, descubriendo que es una especie de deidad, y urdirá un argumento en base a su enamoramiento de Sonja. Sin embargo, juraría que Thomas patina aquí, porque la pelirroja no aparecía en aquel número de la revista y no recuerdo ahora que conociese a Zukala en ninguna de las dos cabeceras. Quizá es fallo mío, pero es lo único que realmente no me termina de cuadrar. De todas formas, Thomas consigue construir ante todo una historia sumamente entretenida, con un buen manejo de los personajes, lo que supone un cambio radial y positivo con respecto a lo que veníamos viendo hasta ahora. Realmente no sé si es que tenía las expectativas muy bajas, pero tanto este primer arco argumental, como el resto del contenido del tomo, me ha gustado bastante. Y es que si hay una cosa que consigue muy bien Thomas es recuperar la esencia de una serie continuada.
El siguiente paso del guionista es añadir a esta pareja a un tercer integrante, del que ya hablaba al principio, Zula. Esto nos lleva a una historia bastante curiosa, porque nuestros protagonistas tendrán que enfrentarse al primer vampiro de la historia, según el Universo Marvel, Varnae. Si no me falla la memoria, Thomas recurre a un personaje que por aquella época también aparecía en la serie del Doctor Extraño que él escribía y que recuperaba de éxitos pasados bastante relacionados con Drácula, al que también se ha enfrentado en varias ocasiones. Además, el guionista recurre a otra historia en la que el cimmerio compartía cartel con la pelirroja hyrkana allá por por
Conan the Barbarian #43-44. De ese modo, introduce ne la época hyboria a Chthon y lo que diría que es una de las páginas perdidas del Darkhold, en una interesante forma de combinar el Universo Marvel que conocemos con la época de Conan, estableciendo esos lazos de continuidad que pocos guionistas son capaces de hacer hoy en día, y en otros tiempos. A mí, particularmente, estos detalles me gustan mucho. Realmente no son muy importantes para la propia historia, pero da una sensación de cohesión que siempre me ha atraído de los cómics de Marvel. Además, la historia está bastante bien.
Una vez unidos los tres protagonistas, Conan consiguen que se unan como mercenarios a los hombres de Almaric, aunque Conan pasa a ser capitán de forma instantánea, algo que escuece un poco a Sonja, todo hay que decirlo. A partir de aquí, el grupo pasa a Khoraja, donde servirán al a princesa Yasmela, para así evitar que los estigios y otros reinos intenten conquistar la ciudad. De nuevo debo decir que me ha gustado bastante la historia, y es que el tomo lo he disfrutado bastante en todo momento, algo que difícilmente puedo decir con la anterior entrega, por ejemplo. Sin embargo, hay que achacarle algo muy importante a Thomas, ya que la base principal de esta saga no es más que una alteración bastante extraña del relato de Howard, "El Coloso Negro", adaptado en las páginas de
The Savage Sword of Conan #2. Lo curiosos de todo esto, es que no se apunta nada en los créditos, lo cual me parece bastante extraño. Si bien es cierto que no es una adaptación tal cual, además de que la batalla final está vista desde la perspectiva de Zula y Red Sonja, dejando a Conan en un segundo plano, hay escenas que son calcadas. Por no mencionar que los personajes son los mismos en ambas historias, lo cual no deja cierta incongruencia entre los hechos de ambas colecciones. No deja de ser curios que Thomas, que ha cuidado al máximo la continuidad hasta el momento, nos quiera colar aquí esto. Para mí no tiene mucho sentido, la verdad. Indiferentemente de que la primera adaptación tiene una mayor calidad, esta está bastante entretenida y sirve bien a su propósito, que es lo que cuenta, pero no encaja con la filosofía esperada del guionista.
Finalmente, me gustaría hablar un poco de la parte gráfica, que nada tiene que ver con la portada de McFarlane que tiene este volumen, afortunadamente. Los interiores son obra principalmente de Gary Hartle, un dibujante que trabajó en los noventa para Marvel, y que más tarde centraría su carrera en la animación. No es John Buscema, pero si es un buen dibujante, e intenta imitar los rasgos distintivos que le diera el dibujante neoyorquino. Creo que Hartley es de esos dibujantes sólidos, que apoyados por el entintado de Mike deCarlo, presentan un trabajo bastante notable. Sigo diciendo que quizá tengo unas expectativas muy bajas, pero la verdad es que me ha gustado mucho la combinación del guion con el dibujo. Por otra parte, Hartley aprovecha la situación para presentar un nuevo diseño de vestuario para Red Sonja, que mí particularmente me gusta y contrasta mucho con lo que se podía ver en aquellos años noventa en lo que a mujeres ligera de ropa se refiere. En la parte final del recopilatorio llega Mike Docherty, un viejo conocido del personaje, que supone un importante cambio con respecto a Hartley, que me ha gustado un poco más. También influye que a Docherty lo entinta primero Talaoc y después Ernie Chan, siendo este último el que más me gusta, sobre todo por los acabados y los sombreados, muy típico del trabajo del filipino en el formato en blanco y negro. Cuando se lee al Conan de marvel siempre se echa de menos a Buscema, eso es innegable, pero aquí no ha estado del todo mal la cosa.
Por cierto, tenemos nuevas perlas de la traducción de Isusi, dignas de estudio. ¿"Tontos del haba"? Oh my God. ¿Esto qué es? hay alguna más, pero mi mente la ha borrado rápidamente. También he detectado varias erratas de rotulación importantes, que suponen errores ortográficos de bulto. Yo siempre digo que los errores humanos existen, y son bastante comprensibles. Pero es que en los 14 años que ha durado la publicación de esta serie, simplemente porque a Planeta le ha dado la ganas, pues que ahora se cuelen ciertas erratas por las prisas y esas cosa, pues la verdad es que mosquea un poco. Nunca hubo la necesidad de publicar un tomo de la serie al mes. Pero, claro, entonces se harían las cosas bien...