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Aniquilación Conquista.
Anteriormente, en este
mismo hilo.
Aniquilación fue la saga que devolvió el lustre a la faceta cósmica del Universo Marvel, consiguiendo que sin ser el foco central de atención de la editorial acabara convirtiéndose en un producto exitoso gracias a la calidad de sus historias. Tras la guerra contra Annihilus llega esta secuela que Panini recuperó en un solo tomo de poco más de 500 páginas, siguiendo la dinámica del anterior integral. Para intentar no alargarme demasiado, lo comentaré por entregas, dividiendo el volumen en dos partes más o menos igualitarias. Es una pena que de lo primero que tenga que hablar sea del lamentable encolado de la edición que sin apenas haber acabado la lectura del tomo ya se pueden ver los pliegos despegarse del lomo o se puede apreciar en la parte inferior como el lomo se ha despegado del conjunto de pliegos. Me gusta mucho este formato por diferentes cuestiones, pero es una auténtica lástima ver como Panini ha descuidado tanto la encuadernación de la mayor parte de volúmenes de esta línea, que parece que el lector esté jugando a la ruleta rusa cuando se compra un tomo de estos. Afortunadamente están bien cosidos y se puede reparar sin muchos problemas, pero andar con estas practicas típicas de Bricomanía con un tomo de 25 euros no me parece de recibo. Yo tengo muchos tomos de Planeta en un formato exacto a este y no he tenido jamás un problema con ellos, mientras que con Panini hay que estar aguantando la respiración cuando te lees un tomo de esta línea. Ya podían hacer un estudio de la calidad de la cola que se emplea en sus publicaciones o del tiempo de secado en la encuadernación de sus tomos, porque esto dista mucho de ser algo normal.
Dejando a un lado los aspectos editoriales, y como decía antes, Aniquilación Conquista parte de un esquema calcado a la anterior saga. Comenzamos con un número especial que sirve de prólogo en el que la pareja de guionistas formada por Dan Abnett y Andy Lanning, junto al dibujante Mike Perkins, presentan el planteamiento inicial de una historia que se perfila como una nueva
space opera dinámica y entretenida como su antecesora, consiguiendo contradecir aquello de que las segundas partes nunca fueron buenas. La Ola Aniquiladora deja paso a una amenaza igual de peligrosa conformada por la Falange, unos tecnorganismos que se infiltran en las defensas bélicas de los kree para llevar a cabo un movimiento de conquista que pretenden expandir al resto del Universo. En primera línea de defensa se encuentra Phyla-Vell, la nueva Quasar y poseedora de las bandas cuánticas; Dragón Lunar, exvengadora y su compañera sentimental actual; y Peter Quill, antiguo Starlord, junto a otros personajes que se irán sumando a un elenco de protagonistas de lo más interesante que añadirá su punto humorístico y su tono épico correspondiente en una saga que prácticamente desde el principio consigue enganchar al lector, bebiendo descaradamente de fuentes como Star Wars o las grandes sagas cósmicas, al más puro estilo Marvel.
A continuación comienzan la tanda de miniseries, encabezadas por la protagonizada por Phyla-Vell, junto a su amante Dragón Lunar. Christos N. Gage es el encargado de profundizar no solo en complicado el papel que debe ejercer esta nueva defensora de la Galaxia, sino en como supera sus obstáculos gracias al fuerte nexo de unión con la exvengadora. Gage demuestra una vez más su talento como escritor de oficio, no solo a la hora de retratar a los personajes. Además, hay que añadir su gran conocimiento de aquellos sobre los que escribe, recordando al lector la conexión de Heather con los Sacerdotes de Pama o su compleja relación con el ser del que tomó su nombre, rememorando hechos de su etapa en los Defensores. La presencia del Superadaptoide unido a la Falange también pondrá de manifiesto sus amplios conocimientos sobre los Vengadores, algo de sobras demostrado en trabajos anteriores. Un guionista sólido, capaz de sumergirnos en una interesante historia con tintes cósmicos que introducen temas como el legado en medio de un conflicto que amenaza a todo el Universo, mientras esta pareja hace todo lo posible por impedirlo. A caballo entre la ciencia ficción y la fantasía heroica, Gage realiza un gran trabajo en esta miniserie, cuyo principal estigma es la irregularidad de su dibujante, Mike Lilly, capaz de ilustrar dobles páginas cargadas de épica, pero que le cuesta mucho retratar a un personaje calvo, algo que solucionará el guionista en la fase final del a miniserie. Desde luego, no se puede negar que el punto de partida de esto tomo es bastante atractivo y presenta una lectura muy adictiva.
Después tenemos la miniserie protagonizada por Starlord, que podríamos considerarla como una especie de génesis de lo que más tarde sería la actual encarnación de los Guardianes de la Galaxia, grandes triunfadores de las salas de cine. Keith Giffen es el encargado de desarrollar esta nueva etapa de Peter Quill, que deja atrás su estética clásica para convertirse en el personaje que todos conocemos. Giffen ya recuperó a Quill en su etapa al frente de la colección de Thanos, por lo que parece justo que sea el guionista quien lo despoje de sus apéndices tecnológicos para devolverlo a un estado más humano gracias ala tecnología kree. A partir de ahí, se convierte en el líder de un peculiar grupo para intentar detener la infección de la Falange sobre los habitantes del planeta Hala, incluso encontrando una cura para el tecnovirus si fuera posible. En su misión le acompañan nada más y nada menos que Mantis, el personaje fetiche de Steve Englehart, que no sé yo si le gustará esta interpretación de la Madonna Celestial. También contaremos con la presencia de la shi'ar Grito de Muerte, Bicho, Capitán Universo, Mapache Cohete y Groot. Como suele ser habitual en los trabajos de Giffen, destaca su habilidad para los diálogos ingeniosos con grandes dosis de humor. En un historia coral como esta consigue darle a cada uno de los miembros del recién formado grupo su espacio argumental y dotarlos de una marcada personalidad que los diferencia del resto. Mapache es quizá no es tan locuaz como lo vemos actualmente, ni se dejan ver sus habilidades para la tecnología, mientras que Groot es presentado como el monarca del Planeta X, con una conversación mucho más fluida que la versión actual y con un tamaño también mayor. No se puede negar que la elección de personajes es de lo más inusual e inesperada, por no decir que parece que el guionista haya hecho auténtica arqueología para dar vida a esta formación. No obstante, funciona perfectamente y supone el claro germen de lo que poco después será los Guardianes de la Galaxia, ya en manos de Abnett y Lanning.
Una vez más el apartado gráfico es el que no me termina de convencer. Timothy Green II no lo hace mal del todo, pero su estilo es bastante irregular. La manera de retratar a Cohete, a Mantis o a Quill es ligeramente diferente a como lo han presentado otros dibujantes en esa época, por lo que cuesta reconocerlos. Su narrativa es eficaz, aunque no siempre, pero no me gusta demasiado su trazo tan fino. Incluso su versión de la falange es mucho menos amenazadora que la que se ve en páginas posteriores. Es una pena, porque realmente el contenido de esta mitad del tomo es francamente bueno, puede incluso que superior a la saga que lo comenzó todo que me pareció más irregular en las miniseries satélites, pero falla un poco en el apartado gráfico que no está a mi modo de ver al altísimo nivel de esta secuela que de momento está resultando ser una gran lectura. La conquista continuará....