De nada, hombre.
Álvaro es vecino mío, compartimos deslunado, de hecho. El otro día compartí en Facebook lo harto que estaba del aspirante a saxofonista que nos ameniza la cuarentena y él dijo “joder, pero lleva años así. Y no hay manera de que progrese”. Con toda la razón, añado.
Y en aquella época nos veíamos con una cierta frecuencia. Recuerdo que cuando Planeta sacó el coleccionable de Superman me lancé entusiasmado a por él porque, pese a que no soy un gran fan del trabajo de Byrne en esa colección, sí soy un entusiasta de lo que vino después con Stern, Gammil, Pérez, Ordway, Jurgens... Pues bien, el caso es que a los pocos números tuve que abandonar el coleccionable porque los materiales de reproducción eran los peores que he visto jamás en un tebeo impreso. Páginas a 72ppi de resolución que daban vergüenza ajena. Pues bien, se lo comenté para ver si se hacía eco de ello en La Cárcel de Papel y no se le ocurrió otra cosa que comparar eso con la dichosa rotulación de Krazy Kat.
Yo venga a decirle “tío, que incluso mal rotulado lo puedes leer. No puedes compararme eso con unos materiales de reproducción con una resolución de vergüenza”, y él erre que erre “pues sí, porque la rotulación en Krazy Kat forma parte de la historia y patatín patatán”.
En fin, tuve que dejarlo estar.