Visto el #7 de Station Eleven
Esto es un viaje de sanación al pasado. De redención y despedidas. Necesario. Los primeros cien y el sentimiento de culpa. Todos sabemos que el santuario no aguantará. Hay que irse. Tenemos que movernos, nunca fingir los movimientos. Hay que sentir al amanecer el sol surgiendo del lago, traer a casa el pájaro que encontraste en la acera con el cuello partido. Buscar fuera lo que no se haya roto. Recordar el daño. Y escapar. Con una brújula inservible que te lleve al este. Goodbye my damage home, goodbye my ghostwriter. Di adiós. Dilo. Di tu línea.
Mientras, el antídoto llega volando a tu bolsillo por la magia de un verso. Recuerdo el daño y el adiós que llegó 20 años después en boca de otra persona.
Si el #3 me pareció un 11 sobre 10, este me parece un 12. ¿Es que esta serie no tiene techo? ¿dónde esta el truco para que en esta serie siempre consigan contarnos lo que necesitamos saber en el momento adecuado?
"Necesitamos a Siya", nos dice y yo me muero por dentro.